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Vehículos autónomos requieren talento para llegar a México: Lyft

La compañía estadounidense de movilidad ha instalado uno de sus mayores centros de desarrollo en México, aunque aún no se dan las condiciones para que los vehículos autónomos que operan en ciudades como Las Vegas o Phoenix lleguen a territorio mexicano.

Uno de los vehículos autónomos de la alianza entre Lyft y Motional en Estados Unidos. Foto: Cortesía Lyft

Uno de los vehículos autónomos de la alianza entre Lyft y Motional en Estados Unidos. Foto: Cortesía Lyft

Los vehículos autónomos requieren a cada vez más personas capacitadas en las tecnologías  que le dan vida a estas máquinas para llegar a México, de acuerdo con Jody Kelman, jefa de la división de Vehículos Autónomos de Lyft, quien visitó México para supervisar las tareas del equipo de desarrollo que la compañía de movilidad estadounidense estableció en la Ciudad de México. 

Los vehículos autónomos ya están entre nosotros, al menos en algunas ciudades del mundo y bajo ciertas condiciones urbanas y climáticas. Las calles de Las Vegas, Nevada, y Phoenix, Arizona, en Estados Unidos, o de Beijing, en China, son el escenario del despliegue de varias flotillas de autos sin conductor que revelan el modelo de negocio con el que comienza a extenderse esta tecnología.

La razón por la que Lyft decidió desplegar sus primeras flotillas de vehículos autónomos en las ciudades de Phoenix y Las Vegas es porque estas urbes cuentan con calles en muy buenas condiciones y en las que no transitan grandes cantidades de peatones, algo que representa un reto en la Ciudad de México.  

Necesitamos más talento de ingeniería en México trabajando en este tipo de problemas, enfocar al mejor del capital humano mexicano en el problema de cómo implementamos esta tecnología”, dijo Kelman en entrevista.  

La Glorieta de Insurgentes, dice Kelman, es un ejemplo de los desafíos a los que se enfrenta esta industria en la capital del país. Para la mayoría de los vehículos, una rotonda como la que se encuentra a la mitad de la mayor avenida del país imposibilita su operación, lo que de acuerdo con la directiva de la compañía, podría solucionarse haciendo que el automóvil busque opciones alternativas a la glorieta.

Nivel 4: el objetivo  

Las palabras de Kelman revelan que las tecnologías que dan vida a los vehículos autónomos aún tienen varias limitaciones que les impiden propagarse de la misma forma en la que lo han hecho los vehículos tradicionales. Según su nivel de autonomía, es decir, su capacidad de maniobra sin la ayuda de un conductor al volante, la Sociedad de Ingenieros de Automoción (SAE) clasifica los vehículos autónomos en seis niveles:

  • Nivel 0: Una persona realiza todas las funciones de conducción del vehículo    
  • Nivel 1: El vehículo cuenta con una sola función automatizada, como es el caso de los sistemas de control de crucero que permiten mantener la velocidad de un vehículo de forma autónoma.
  • Nivel 2: El vehículo controla su aceleración y dirección, aunque el conductor aun es capaz de tomar el control en cualquier momento. 
  • Nivel 3: El vehículo cuenta con capacidad de detectar su entorno y puede desarrollar la mayoría de sus funciones, pero aun requiere supervisión de un conductor.
  • Nivel 4:  El vehículo cuenta con todas las capacidades de conducción autónoma bajo condiciones específicas, como la existencia de límites georreferenciados.
  • Nivel 5: El vehículo desempeña todas las funciones de conducción de manera autónoma en cualquier espacio y bajo cualquier condición, por lo que no se requiere asistencia humana de ningún tipo.  

A pesar de las predicciones de algunos de los fabricantes más populares de vehículos autónomos, Kelman observa que la industria apunta al nivel 4 de autonomía, es decir, que los vehículos autónomos circulan en áreas delimitadas y bajo condiciones climáticas específicas: los sistemas de detección de buena parte de estos aparatos son poco fiables en entornos de lluvia y niebla, por ejemplo.

“El nivel cuatro es a lo que todos en el mercado apuntan en este momento. El nivel cinco es lo que parece el extremo más alto de la autonomía, es decir, tienes un vehículo autónomo estacionado en tu entrada que puede ir a cualquier lugar en todo momento; puedes usarlo de la misma manera que usarías cualquier vehículo personal y es realmente importante decir que nadie en el mercado hoy está tratando de desarrollar una autonomía de nivel cinco”, dijo.

Modelo de negocio

Las limitaciones actuales de los vehículos autónomos hacen que el ideal de que cada persona pueda contar con una de estas máquinas de forma particular y que pueda utilizarlo para realizar viajes extensos, entre estados e incluso, entre países, dista mucho de verse convertido en realidad, lo que significa que los vehículos autónomos serán complementarios a los vehículos dirigidos por una persona. 

Para Kelman, el modelo de negocio que más hace sentido para este tipo de productos es el despliegue de flotillas derivado de alianzas entre empresas como Lyft y los fabricantes de este tipo de vehículos. Mientras que los fabricantes de vehículos construyen estas máquinas llenas de tecnologías avanzadas, compañías como Lyft o Uber proporcionan ingentes cantidades de datos de los servicios que ofrecen a millones de personas en todo el mundo.

“Podemos evitar que los fabricantes tengan que hacer el trabajo asociado con la implementación real de estos vehículos en un negocio y ahí es realmente donde la economía de la conducción autónoma se vuelve interesante porque una empresa como Lyft puede hacer un uso mucho mejor de ese activo”, dijo Kelman.

La propia Lyft se deshizo de su unidad de desarrollo de vehículos autónomos Level 5, en una venta a la japonesa Toyota por alrededor de 550 millones de dólares. Su mayor rival, Uber, también vendió su división de vehículos a la startup Aurora.   

Al igual que muchas otras compañías, Lyft se ha dado cuenta de su condición de empresa de tecnología y software para darle paso a los fabricantes de vehículos autónomos para que estos desarrollen el hardware de esta propuesta de movilidad. Su participación en la coordinación de la tecnología que utiliza el sistema de bicicletas compartidas Ecobici es un ejemplo del trabajo de desarrollo que la compañía está realizando en el país.

“Se trata de ver cómo aquellos productos que están funcionando realmente bien en Estados Unidos pueden ser tropicalizados y traídos a la Ciudad de México, que además es excepcional dentro del todo el país”, dijo Kelman.

Sin apurar una fecha para el despliegue de esta tecnología en el país donde la compañía ha contratado a más de 200 personas y planea contratar a 100 más para el próximo año, Kelman augura que estas nuevas máquinas autónomas ayudarán a reducir la congestión vial de la capital del país al mismo tiempo que la ayudarán a reducir la emisión de gases de efecto invernadero. 

rodrigo.riquelme@eleconomista.mx

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