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Alerta en el norte por el reacomodo en cárteles

Están en estado de alerta ante el reacomodo de fuerzas del crimen organizado que disputaban la fabricación y tráfico de drogas sintéticas al extinto Ignacio Nacho Coronel Villarreal y su sobrino, Mario Carrasco Coronel El Gallo, ambos abatidos por fuerzas de élite de la Sedena la semana pasada.

El Ejército, fuerzas federales y policías estatales de Jalisco, Nayarit, Michoacán, Colima y Durango, están en estado de alerta ante el reacomodo de fuerzas del crimen organizado que disputaban la fabricación y tráfico de drogas sintéticas al extinto Ignacio Nacho Coronel Villarreal y su sobrino, Mario Carrasco Coronel El Gallo, ambos abatidos por fuerzas de élite de la Sedena la semana pasada.

Pactos de no agresión

De acuerdo con fuentes de la PGR y de la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF), los pactos de no agresión logrados por Nacho Coronel con organizaciones como La Familia Michoacana y Ciudad Juárez, con quienes mantenía una relación de respeto, según un informe de la agencia antinarcóticos estadounidense DEA, no se sabe si persistirán.

El Cártel del Milenio, al frente de los Valencia, quienes fueron los segundos en explotar el diseño de drogas como ice, crystal y metanfetamina, tras la captura de los hermanos Amezcua Contreras, capos del cártel de Colima a fines de los 90, tuvo un rompimiento el año pasado con Nacho Coronel.

Esto tras la captura de Óscar Orlando Nava Valencia El Lobo, en noviembre del 2009 en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, a quien supuestamente Nacho Coronel había traicionado, lo que llevó al enfriamiento de la relación y fue el detonante de la muerte de Alejandro Coronel, hijo de Nacho, en Bahía de Banderas el año pasado.

Ante esto, las secretarías de la Defensa, Marina Armada de México (Semar), SSPF y PGR, esperan un reacomodo de fuerzas, dado que Nacho Coronel era considerado como uno de los principales productores de ice y crystal, drogas de amplia demanda en EU y Europa.

La violencia en las entidades mencionadas empezaba a repuntar, según estadísticas oficiales de narcoejecuciones. En Jalisco, en el 2009, se cometieron 212 asesinatos de alto impacto, en el 2010 van 226; en Nayarit pasó de 22 en el 2009, a 140 en lo que va de este año. En Colima -donde llegan los cargamentos de efedrina para elaborar la droga- fue de 12 ejecutados en el 2009 y 45 en lo que va del 2010; Durango llegó a 637 en el 2009, en este año se encuentra en 475, según procuradurías locales.

rtorres@eleconomista.com.mx

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