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“Ningún autor joven vale la pena”: Guillermo Fadanelli

Siempre lo ha sido. Ahora, el escritor publica una recopilación de cuentos, Mariana Constrictor, en la editorial Almadía.

Texto: Vicente Gutiérrez / El Economista

Foto EE: Gilberto Marquina

Guillermo Fadanelli es un provocador. Siempre lo ha sido. Ahora, el escritor publica una recopilación de cuentos, Mariana Constrictor, en la editorial Almadía. El autor me regresó un e-mail con sus respuestas a mis preguntas; debe de saber el lector que el escritor ya no da entrevistas en persona. Cínico, crudo y soez, pero completamente irreverente y divertido. Así es Guillermo Fadanelli.

¿El tiempo ha logrado domar a la bestia nocturna que era Fadanelli?

Sí. Ya no soy explorador de la noche. Las sorpresas han dejado de serlo. El tiempo no te doma, te hace más prudente. Entonces te percatas de lo cándido que fuiste en tu juventud.

¿Por qué reunir tus cuentos por primera vez en 14 años?

Para ganar un poco de dinero. Y también para inventarle un rostro a la dispersión.

¿Escribir cuentos es lo peor o lo mejor que hace Fadanelli?

En realidad prefiero escribir relatos que novelas. Es decir fragmentos, piezas de un todo que nunca terminará de formarse. Un relato de Ibargüengoitia (desparpajado, mordaz y sin mas pretensiones que asumir la levedad de la vida y narrar una historia cualquiera) me satisface más que una novela de Joyce.

Pero en los últimos años defiendes mucho al ensayo.

Creo que el ensayo será el único género que sobrevivirá en las próximas décadas. El ensayo contiene en sí todos los géneros literarios: es como el Arca de Noé. Por otro lado casi nadie tiene hoy paciencia ni sabiduría para leer novelas.

Cuando se escribieron tus cuentos pudieron perturbar a los lectores; pero hoy son casi inocentes ante nuevas plumas.

Los cuentos fueron escritos a lo largo de muchos años. Sus temas se me ofrecieron al azar. Son anécdotas, incidentes o cuentos que pertenecieron a una antología que poseía un fin determinado o que escribí por mero divertimento. El propósito de los relatos no es perturbar sino conversar y encontrar a los lectores adecuados. No hay unidad: es una reunión de voces; no hay moraleja, sino conversación.

Pero hay nuevos escritores que sin duda perturban con sus textos más que tú.

Yo que conozco a todos los escritores jóvenes sé que, a excepción de un par, casi nadie vale la pena, no tienen obra, sino uno o dos libros que no irán más allá de hacer ruido durante unos cuantos meses. Estamos jodidos con eso de los jóvenes.

¿Qué tanto ha cambiado Fadanelli?

Es difícil tomar distancia de uno mismo, pero creo que he perdido la ingenuidad y con ello el entusiasmo. Por ejemplo, la literatura se vuelve para mí cada vez más un asunto personal que público. Y, aunque parezca lo contrario, la lectura me satisface más que la escritura.

¿Y la literatura mexicana?

Por otra parte, veo, no sin cierta tristeza, que la voz de los escritores va languideciendo. Hoy en día cualquier mal periodista o comentarista político tiene más público que un filósofo o un escritor. Vivimos en una época timorata e incapaz de resolver las injusticias que la aquejan.

¿Y tú, has mejorado como escritor?

Sí, claro: el oficio se vuelve más atinado. Imagina un oficio que te haga cada vez más estúpido (conozco varios). Pero en mi caso he mejorado como lector.

Hace cinco meses lanzaste dos libros: Hotel DF y Mariana Constrictor. ¿No temes saturar a la gente con tus letras?

Para fortuna de esa pobre gente, en las librerías puedes encontrar una gran oferta, no sólo mis libros. Y además pueden leer a Tolstoi, Pessoa o a Bellow. Nuestra desgracia es que las personas no leen -a excepción de un número insignificante-; si leyeran, entonces la sociedad no estaría tan deteriorada como está. Así que, ¿a quién puede importarle si publico 10 libros en un mes?

El año que viene aparecerán dos libros nuevos. Una novela que comencé a escribir en el 2007 y un ensayo que me ha llevado también cerca de cinco años sobre las relaciones que existen entre la ética y la literatura.

¿Crees ser un escritor de culto o no te importa?

Ser escritor de culto quiere decir que te leen unos cuantos iniciados, fanáticos o sibaritas. No sé si yo sea un escritor de tal magnitud. Me gustaría que me leyeran las adolescentes, los lisiados y los burócratas. Ése es un público en verdad refinado para cualquier escritor.

¿Qué viene para ti, cuáles son tus planes?

Ojalá me de un infarto mientras duermo. En tanto eso no suceda, escribiré un par de libros más e intentaré que me echen de todos lados. No estoy alardeando. Quedarme solo, ése sí que es un futuro prometedor.

¿Qué pasó con las películas que harían con base en algunos de tus libros?

Desmadre, del argentino Juan Pablo Martínez (basada en Para ella todo suena a Frank Pourcel), se estrena este año en Argentina. Hace tres se estrenó también en Argentina Clarisa ya tiene un muerto.

Por lo demás, he tenido mala suerte con quienes han comprado los derechos de mis novelas: son artistas reales y quieren filmar mis obras más bien a causa de un fanatismo sin consecuencias. Nunca caigas en las manos de un fan.

vgutierrez@eleconomista.com.mx

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