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Rubido niega brutalidad policíaca en Tanhuato

Monte Alejandro Rubid, comisionado nacional de Seguridad,rachazó las acusaciones de brutalidad policiaca en la balacera del viernes pasado en Tanhuato, Michoacán, donde murieron 42 presuntos delincuentes y 1 miembro de la Policía Federal.

Los 42 presuntos criminales muertos en un enfrentamiento con fuerzas de seguridad el pasado viernes habían desoído los llamados para rendirse, dijo el lunes el comisionado nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, al rechazar acusaciones de brutalidad policial.

Debido a que sólo hubo un muerto del bando de la policía en la balacera, familiares de los muertos y expertos en seguridad han planteado dudas sobre la versión oficial de lo ocurrido esa mañana en un rancho de Tanhuato, Michoacán.

En un encuentro con periodistas, Rubido explicó que tres de los pistoleros se entregaron durante el enfrentamiento, mientras que los otros continuaron disparando.

La batalla duró más de tres horas y en ella participó un helicóptero de combate que efectuó tareas de contención, dijo Rubido.

"Fue una situación donde el grupo delincuencial tomó la decisión de confrontar a las fuerzas del orden, de no someterse a las mismas (...) No hubo otra alternativa que repeler la agresión en el mismo sentido que ellos la habían iniciado", argumentó el funcionario.

"Ellos disparaban, corrían, se escondían. Fue intermitente pero fue largo", añadió.

Los 42 cadáveres dieron positivo en las pruebas de rodizonato de sodio, lo que significa que todos dispararon un arma, detalló.

Otras 73 pruebas de balística establecieron que las víctimas recibieron disparos a larga distancia y cerca del suelo, es decir que no fueron baleadas por el helicóptero, prosiguió el comisionado.

El viernes los expertos detectaron que, según el relato oficial, había más muertos y detenidos en el enfrentamiento que armas confiscadas, pero Rubido dijo este lunes que fueron aseguradas 45 en total.

Dos de los detenidos declararon ser miembros del cártel Jalisco Nueva Generación, que ha desafiado al gobierno matando al menos a 28 soldados y policías desde marzo.

Familiares de los fallecidos declararon a la prensa que muchos eran campesinos del vecino estado de Jalisco (oeste) y que habían ido a Michoacán en busca de trabajo. Varios reconocieron que no sabían qué tipo de trabajo desempeñaban.

Algunas de las víctimas mostraban signos de haber sido golpeadas y otras habían perdido los dientes, comentaron el domingo familiares afuera de la morgue a la que fueron trasladados los cadáveres, donde tuvieron que observar fotografías de los muertos. Varios familiares denunciaban que no se trató de un enfrentamiento sino de "una masacre".

Los expertos consideraron que la balacera recordaba a otro enfrentamiento registrado hace un año en la comunidad de Tlatlaya. En esa ocasión 22 presuntos delincuentes murieron y sólo un militar resultó herido.

Tres soldados fueron acusados de ejecutar a ocho de los 22 presuntos delincuentes después de rendirse, mientras que la oficina del Ombudsman sostiene que fueron al menos 12.

rarl

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