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Los aliados de las petroleras gastaron en publicidad y presión para defender los combustibles fósiles

El sector del petróleo y el gas fue el que más invirtió en relaciones públicas, con un gasto de 1,300 millones de dólares.

Rusia prohíbe temporalmente las exportaciones de gasolina y gasóleo para estabilizar su mercado interno de combustible, afectando el panorama del crudo. Foto EE: Archivo

Rusia prohíbe temporalmente las exportaciones de gasolina y gasóleo para estabilizar su mercado interno de combustible, afectando el panorama del crudo. Foto EE: Archivo

Seguramente habrá visto anuncios que promocionan a las compañías de gas y petróleo como las soluciones al cambio climático. Pretenden ser inspiradoras y esperanzadoras, con escenas de un futuro verde y limpio.

Pero estos anuncios brillantes no son lo único que hacen estas empresas para proteger sus intereses sectoriales frente a un mundo que se calienta rápidamente. La mayoría también presta apoyo financiero a grupos industriales que gastan cientos de millones de dólares en actividades políticas a menudo dedicadas a frustrar las iniciativas políticas destinadas a frenar el cambio climático.

Por ejemplo, The New York Times informó recientemente sobre los intentos del estadounidense Propane Education and Research Council de desbaratar los esfuerzos para electrificar hogares y edificios en Nueva York, en parte mediante la asignación de casi 900 000 dólares a la New York Propane Gas Association, que inundó las redes sociales con información engañosa sobre las bombas de calor de bajo consumo.

La asociación American Fuel and Petrochemical Manufacturers, que representa a las refinerías de petróleo y las empresas petroquímicas, ha gastado millones en campañas de relaciones públicas, como la que proponía una vuelta atrás en las normas federales de eficiencia de los combustibles.

Estas prácticas llevan décadas produciéndose, y las pruebas demuestran que los grupos industriales han desempeñado papeles clave en el bloqueo de políticas climáticas estatales y federales. Esto es importante no sólo por las enormes sumas que gastan estos grupos, sino también porque a menudo actúan como centro de mando de las campañas para acabar con las políticas a favor del clima.

Estudiamos las actividades políticas de los grupos industriales. En un reciente documento de investigación, hemos escarbado en las declaraciones fiscales para seguir el rastro del dinero de las asociaciones sectoriales dedicadas a cuestiones relacionadas con el cambio climático y rastrear los miles de millones que han gastado para influir en la política federal.

Lo que encontramos

Después de que el científico de la NASA James Hansen diera la voz de alarma sobre el cambio climático en 1988, tres asociaciones sectoriales –la Asociación Nacional de Fabricantes, el Instituto Eléctrico Edison y el Instituto Americano del Petróleo– se unieron a un par de empresas eléctricas para formar la Coalición Mundial por el Clima o GCC, por sus siglas inglesas.

La GCC se opuso sistemáticamente a cualquier regulación internacional de las emisiones de gases de efecto invernadero e impidió con éxito que Estados Unidos ratificara el Protocolo de Kioto, un acuerdo internacional de 1997 para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Este fue el primer ejemplo de colaboración entre asociaciones sectoriales para paralizar la acción gubernamental en materia de cambio climático. Hoy en día se siguen realizando esfuerzos similares.

¿Cuánto gastan las asociaciones profesionales en actividades políticas, como las relaciones públicas? Como organizaciones sin fines de lucro bajo el Código de Rentas Internas, las asociaciones sectoriales tienen que informar sobre sus ingresos y gastos.

Descubrimos que las asociaciones sectoriales históricamente opuestas a las políticas climáticas gastaron 2 000 millones de dólares en la década de 2008 a 2018 en actividades políticas, como publicidad, grupos de presión y contribuciones políticas. En conjunto, superaron en 27 a 1 a los grupos industriales que apoyan el clima.

El sector del petróleo y el gas fue el que más invirtió, con un gasto de 1,300 millones de dólares. Entre las 89 asociaciones sectoriales que examinamos en nueve sectores diferentes de la economía estadounidense entre 2008 y 2018, ningún otro grupo de asociaciones sectoriales se acercó a esta cifra.

Gasto principal: publicidad y promoción

Lo que más nos sorprendió al hacer el recuento de los datos fue cuánto gastan las asociaciones profesionales en publicidad y promoción. Esto incluye desde anuncios en los principales medios de comunicación para promocionar el sector hasta la contratación de empresas de relaciones públicas para tratar temas concretos en el Congreso.

Por ejemplo, hasta que se separaron el año pasado, Edelman, la mayor empresa de relaciones públicas del mundo, recibió cerca de 30 millones de dólares de American Fuel and Petrochemical Manufacturers para promocionar los combustibles fósiles, según descubrieron los periodistas del sitio de noticias Heated.

Nuestro estudio descubrió que las asociaciones sectoriales dedicadas a cuestiones de cambio climático gastaron un total de 2 200 millones de dólares en publicidad y promoción entre 2008 y 2018, en comparación con 729 millones de dólares en cabildeo. Como muestran los datos de 2022, su gasto continúa. Aunque no todo este dinero se dirige directamente a la política climática, el cambio climático es uno de los principales temas políticos para muchas industrias del sector energético.

Las compras de medios de comunicación son caras, pero estas cifras también reflejan el papel específico que desempeñan las asociaciones sectoriales en la protección de la reputación de las empresas a las que representan.

Una de las razones por las que grupos como el Instituto Americano del Petróleo han liderado históricamente las campañas negativas de relaciones públicas es que sus miembros, como BP y Shell, no se vean salpicados por la misma brocha, como confirmaron nuestras entrevistas con personas del sector.

Sin embargo, muchas empresas están recibiendo presiones para abandonar las asociaciones sectoriales que se oponen a las políticas climáticas. Por ejemplo, el gigante petrolero Total abandonó API en 2021, alegando desacuerdos sobre las posiciones climáticas.

El gasto en redes sociales en las semanas previas a las elecciones estadounidenses de mitad de mandato y durante la Conferencia de la ONU sobre el Clima de noviembre de 2022 ofrece otra ventana a las operaciones de estos grupos.

Una revisión realizada por el grupo Climate Action Against Disinformation descubrió que 87 grupos vinculados a los combustibles fósiles gastaron entre 3 y 4 millones de dólares en más de 3 700 anuncios sólo a través de la empresa matriz de Facebook en las 12 semanas previas a la conferencia y durante la misma.

La mayor parte provino de un grupo de relaciones públicas que representa al Instituto Americano del Petróleo y se centró en gran medida en la defensa del gas natural y el petróleo y en debatir sobre la seguridad energética. America’s Plastic Makers gastó cerca de 1,1 millones de dólares en publicidad relacionada con el clima durante las dos semanas que duró la conferencia de la ONU.

Canalización de dinero a think tanks y grupos locales

Las asociaciones sectoriales también gastaron 394 millones de dólares en subvenciones a otras organizaciones durante la década analizada. Por ejemplo, dieron dinero a think tanks, universidades, fundaciones benéficas y organizaciones políticas como asociaciones de alcaldes y gobernadores.

Aunque algunas de estas subvenciones pueden ser de naturaleza filantrópica, entre las asociaciones sectoriales con las que hablamos, la mayoría tienen un propósito político en mente. Las subvenciones canalizadas a grupos comunitarios locales, por ejemplo, pueden ayudar a mejorar la reputación de una industria entre los grupos sociales clave y, como resultado, su visto bueno para operar.

Lo que esto significa para la política climática

Las empresas de combustibles fósiles, que registraron beneficios récord en 2022, siguen gastando más en actividades políticas que sus asociaciones profesionales.

Pero los grupos industriales que históricamente se han opuesto a las políticas climáticas también gastan mucho, como muestra nuestro estudio. En los 10 años analizados, gastaron la friolera de 2 000 millones de dólares, frente a los 74,5 millones de dólares de aquellos que apoyan medidas para frenar el cambio climático, como las industrias solar y eólica.

Es probable que esto ayude a explicar por qué el Congreso de Estados Unidos tardó casi 35 años, desde que Hansen advirtiera por primera vez a los representantes sobre los peligros del cambio climático, en aprobar un importante proyecto de ley sobre el clima, la Ley de Reducción de la Inflación de 2022. The Conversation

Christian Downie, Associate Professor, Australian National University y Robert Brulle, Professor of Sociology, Brown University

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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