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El verdadero reto para la AMIS
Y después qué. En realidad, después de la convención número 31 de las aseguradoras, ahora sí viene el gran reto. Me refiero a la aplicación de todo lo prometido por parte de este gremio que tiene inversiones en bonos del gobierno mexicano y proyectos productivos por 1.5 billones de pesos, lo que lo convierte en el tercer inversionista institucional más importante de México.
El gran reto para las aseguradoras que se concentran en la AMIS, será el trabajo que ya hace la directora de la asociación, Norma Alicia Rosas, quien deberá sacar los temas a flote, dada la permanencia que se espera tenga en la AMIS, y con ello la responsabilidad de establecer reformas y planteamientos en firme.
Norma tendrá que gestionar con legisladores, gobierno e instancias como Condusef, que preside Óscar Rosado, y la CNSF, que comanda Ricardo Ochoa Rodríguez, así que el foco en sus pasos estará latente.
Tres ejes marcarán su camino: seguros inclusivos, mipymes y proyecto minerva.
Nada sencillo. Seguros inclusivos ha tenido un intento fallido. Cómo olvidar el SUVA. Lo interesante en la actualidad y donde Norma podrá aportar mucho, es que es una mujer que sabe operar y administrar, así que su visión va hacia la obligatoriedad con quien no cuenta con un seguro. Es decir, en seguro de auto es para proteger al peatón; en seguro de vivienda es para quien aún no termina de pagar su casa, o quien puede enfrentar un daño por algún esquema de la naturaleza, o a terceras personas.
En salud, entrará a la población más vulnerable con pólizas sencillas en todo sentido, pero útiles.
En cuanto a las mipymes, la atención se centra en blindar el patrimonio financiero de este gremio, nada más y nada menos, el que representa 98% de las empresas, y que por ahora son quienes más pasan estragos con la volatilidad económica, quienes ven cerrar su negocio o quienes en menos de dos años, ante la falta de financiamiento y capacitación, desaparecen.
Y el tercer enfoque es el programa minerva, que busca fortalecer la educación financiera entre la población femenina.
¿Cómo? Con la creación de un comité de inclusión financiera para impulsar el acceso a los seguros a distintos segmentos de la población mediante la adaptación y creación de esquemas de aseguramiento que respondan a las necesidades reales y específicas de las personas.
Llevar a la realidad una regulación más sencilla que impulse el uso de comercio electrónico para facilitar el acceso al seguro; una política pública de transferencia de riesgos a través del aseguramiento que proteja la infraestructura pública y privada para evitar que las personas, empresas y gobiernos asuman directamente las pérdidas.
Impulsar el aseguramiento de vivienda, a través de algún servicio público, como el predial o la luz, contribuirá a blindar las finanzas públicas ante desastres y a atender a los damnificados.
Nada sencillo, aunque se escucha fácil, pues tenemos programas como el Insabi, que aún no funciona, para ofrecer salud a los más desfavorecidos, al igual que los programas de financiamiento del gobierno para pymes, y supuesta capacitación financiera a mujeres. Aquí el gran reto es que en este caso estará encabezado por la iniciativa privada y sobre todo por un sector especializado, eso puede marcar la gran diferencia, si es que hay voluntad política. ¿La habrá? Ojalá que sí.