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Opinión

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La molécula del cometa verde

Foto: NASA

Foto: NASA

En estos tiempos donde nuestra capacidad de entender la realidad ha alcanzado un punto que permite comprender el comportamiento de algo tan complejo como un virus, compuesto de millones de átomos, a veces olvidamos que moléculas tan simples de dos o tres átomos también son complejas y fascinantes. Basta mencionar al agua, una molécula de tres átomos, crucial para la vida, pero cuyas propiedades aún no entendemos en su totalidad.

El día de hoy, el cometa C/2022 E3 (ZTF) surcará el cielo y alcanzará su brillo máximo, dejando a su paso una estela de color verde. Los cometas se componen principalmente de hielo y polvo. Cuando se acerca al sol, el hielo se sublima y la materia orgánica incrustada se evapora. La luz del sol rompe las moléculas orgánicas (sí, esas moléculas que son los ingredientes de la vida) y se genera una de sólo dos átomos de carbono (C2). Sólo dos átomos y los químicos aún no comprendemos del todo como se unen (si lo hacen vía un enlace doble, triple o cuádruple), pero romper el C2 requiere de mucha energía.

Conforme el C2 se forma, la famosa luz ultravioleta provoca que se rompa, emitiendo luz, luz de color verde. Este proceso de disociación (llamado fotodisociación, pues requiere luz) sucede cerca del cuerpo del cometa, haciendo más brillante y evidente su color verde conforme se acerca al sol.

Desde 1930, Herzberg (Premio Nobel en Física) propuso este mecanismo, pero fue hasta 2021 que replicaron las condiciones en un laboratorio de Australia, corroborando que una molécula tan simple en su composición, presente en la flama de las velas, es la responsable de que algunos objetos celestes, como los cometas, se vean verdes.

*El autor es doctor en física y secretario académico del Cinvestav Mérida

 

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