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Arte e Ideas

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Ay, papelerito mío

Por los años 40 el de papelerito era uno de los oficios que podía ejercer un chamaco.

Ya no existen. Han sido sustituidos por vendedores en overol verde en los semáforos. Eran los papeleritos personajes imprescindibles del panorama urbano durante el siglo pasado.

Por los años 40 el de papelerito era uno de los oficios que podía ejercer un chamaco. ¿Cómo funcionaba el trabajo? Daban las 4 de la madrugada y los niños y hasta adolescentes iban a las imprentas de los diarios. En algunos casos ayudaban a armar las páginas de la edición, en otros se formaban para recoger las pesadas pilas de ejemplares. Los más vivos eran los que se quedaban con más diarios para venderlos por diversas colonias.

En otros casos los niños iban directo con el dueño de un puesto de periódicos y se ponían en fila. De nuevo los más abusados ganaban a los rezagados.

Por eso, por el asunto de la viveza y la competencia, no era raro que hubiera pleitos entre los papeleritos. El Archivo Gustavo Casasola nos arroja una escena típica de un siglo que se fue: dos muchachitos peleando mientras otros dos echan porras. Llevan overoles de trabajo, la ropa del papelerito. Luchaban por migajas: los papeleros no ganaban un sueldo, apenas una propina.

El oficio se ganó su lugar en nuestro cine con la cinta El papelerito, con Sara García. Historia que romantiza la pobreza y hace homenaje a esos niños ambiciosos y explotados.

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