Lectura 3:00 min
Bienvenido, Spidey
Para los que no estamos hartos del cine de superhéroes, la nueva versión de Spider-Man es la mejor que se ha hecho.
Dentro de una década, cuando miremos a nuestra juventud, ay, diremos: qué idiotas éramos viendo películas de tipos en mallitas. ¿Qué nos pasó que de pronto necesitamos creer, de nuevo, en el poder de los superhéroes?
La llamada era dorada de los cómics fue en los años 50 del siglo pasado, una época en la que el cómic era muy libre. Luego hubo una crisis moral en Estados Unidos y todos los índices señalaron las historietas, tan violentas, tan irreverentes.
Fue entonces que el cómic se volvió bobo y hasta Batman tuvo un perro.
En esa atmósfera empezó a trabajar un joven escritor llamado Stan Lee, que dijo esto no está bien y en cuanto pudo, se puso a crear personajes que retaran los límites convencionales.
Nace así un adolescente que se columpia por los edificios de Manhattan. Nace así Spider-Man.
A ver, pongámonos claros: Spider-Man no se creó para ser un Superman niño. No. Nació para contarnos cómo sería la vida de un superhéroe en la vida real. Spidey tiene que coser su traje, lavarlo a escondidas, sanar de sus heridas de combate mientras intenta terminar la prepa.
Homecoming o esto es dignidad
A Spidey lo han llevado al cine más que a cualquier héroe en los últimos 20 años. Ninguna versión parecía la definitiva. No es que Tobey Maguire o Andrew Garfield, anteriores intérpretes del personaje, fueran malos actores, es que algo hacía falta. Se veían demasiado viejos, eran demasiado limpios, las cosas les salían sin esfuerzo. Y ahora que los estudios Marvel compraron los derechos de Spider-Man para cine (le pertenecían a Sony Pictures) la incógnita versaba sobre qué harían con el gran héroe de Marvel. En la última cinta de Avengers, Spidey hace su breve aparición y es una de las partes más divertidas de la cinta.
Ahora nos toca conocer al nuevo Spider-Man. Tom Holland nació para esto. Se ve como un niño perdido, un verdadero aprendiz que, como dicen, a luchas puede controlar sus poderes.
Y, sin embargo, se divierte. Sueña con ser un Avenger, pero también quiere ser el héroe del Juan de a pie. ¡Sí, como en los cómics!
Me explico: lo mejor de Spidey es que es un héroe callejero. Por eso Peter Parker, la verdadera identidad de Spider-Man, trabaja para un tabloide. Hagan de cuenta que fuera un fotógrafo del Metro o de La Prensa. Sus notas tratan de asaltos del día a día, de frustrar asesinatos, o salvar a gatitos de edificios en llamas. Ése es el Spider-Man real y ése es el que nos entrega esta nueva cinta.
Por cierto, uno de los escritores del guión es John Francis Daley, uno de los protagonistas de la serie de culto Freaks and Geeks. De hecho, Daley era el geek principal, un amante de los cómics. Es un gran detalle que el geek de la ficción ahora nos entregue en la vida real una gran historia.