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Celebran 34 años del descubrimiento de Coyolxauhqui
Un grupo de expertos se reunirá a partir de hoy en un ciclo de conferencias, a realizarse en el Museo del Templo Mayor, para dar a conocer los descubrimientos más recientes de la cultura mexica.
Para celebrar los 34 años del hallazgo del monolito de la diosa Coyolxauhqui, el 21 de febrero de 1978, un grupo de expertos se reunirá a partir de hoy en un ciclo de conferencias, a realizarse en el Museo del Templo Mayor, para dar a conocer los descubrimientos más recientes de la cultura mexica.
El encuentro académico, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, contará con la participación de reconocidos arqueólogos e historiadores, como Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del INAH.
Asimismo, de Raúl Barrera Rodríguez, responsable del Programa de Arqueología Urbana (PAU), y Miguel Pastrana Flores, historiador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Las ponencias iniciarán este sábado con el tema 'Representaciones de guerra, sacrificio y muerte al pie del Templo Mayor', que ofrecerán los arqueólogos Raúl Barrera, Lorena Vázquez y Rocío Morales.
Dichos investigadores darán a conocer los pormenores de los descubrimientos registrados en los predios que se ubican frente al Templo Mayor, como resultado de las exploraciones hechas por el PAU.
Se trata de una edificación prehispánica de aproximadamente 15 metros de diámetro, que quizá corresponda a un cuauhxicalco del recinto sagrado de los mexicas. La estructura circular tiene más de 500 años de antiguedad y está decorada con 19 esculturas de cabezas de serpiente, empotradas a manera de clavos arquitectónicos.
El siguiente sábado, 18 de febrero, se dictará la ponencia 'Mitos y verdades en la historia mexica', a cargo del arqueólogo Eduardo Matos, en la que hablará sobre algunos documentos históricos posteriores a la Conquista (siglo XVI).
Documentos en los que cronistas de la época mencionan ciertas concepciones del imaginario español respecto a la cultura tenochca, de los que explicará qué tanto hay de verdad o de invención.
Las arqueólogas Amaranta Arguelles y Alejandra Aguirre presentarán, el 25 de febrero, los resultados de los estudios realizados en las ofrendas 120 y 125 encontradas en 2008 en el predio Casa del Mayorazgo de Nava Chávez, también conocido como Ajaracas, a través de la conferencia 'Hallazgos recientes en la séptima temporada del Proyecto Templo Mayor'.
Dichas ofrendas contenían diversos cuchillos de pedernal ataviados, que fueron usados para la representación de dioses, guerreros o sacerdotes a partir de objetos que les fueron colocados; así como esqueletos de aves que dan evidencia de la práctica de taxidermia (disecación) y cautiverio de fauna durante la época prehispánica.
El ciclo concluirá el 3 de marzo con la ponencia 'El corazón del hogar. La educación femenina entre los mexicas', que impartirá el historiador Miguel Pastrana, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.
Dicho especialista explicará el papel desarrollado por la mujer al interior de los hogares prehispánicos y algunas de las funciones que tenía a su cargo.
El relieve de la Coyolxauhqui fue descubierto por trabajadores de Luz y Fuerza del Centro, y tras el reporte al INAH los arqueólogos Raúl Arana y Angel García Cook iniciaron excavaciones en el sitio para recuperar la escultura de la diosa lunar de los mexicas.
El salvamento arqueológico del monolito derivó posteriormente en la expropiación de más de tres mil 500 metros cuadrados del Centro Histórico de la Ciudad de México, para la creación del museo de sitio, además del diseño e impulso del Proyecto de Investigación de Templo Mayor.
Tal plan continúa vigente luego de más de tres décadas, y aún hoy brinda múltiples datos sobre la antigua Tenochtitlan.
La pieza ùde 3.25 metros de diámetroù muestra a la diosa Coyolxauhqui decapitada y mutilada de brazos y piernas, luego del combate que sostuvo con su hermano Huitzilopochtli, deidad solar y de la guerra, según refiere el mito narrado por los cronistas Bernardino de Sahagún y Diego Durán.
También simboliza la pieza el triunfo del Sol sobre los poderes nocturnos, que ella encarna, porque su cabeza decapitada, de acuerdo con la leyenda, se convirtió en la Luna.