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Arte e Ideas

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Chistes machistas y risas incómodas: los nuevos límites del humor

El machismo no es humor, y de hecho, tiene potencial para ser todo lo contrario. En México heredamos y normalizamos que se hagan chistes sobre las mujeres, y en casi todos, nos encontramos estigmatizadas, encasilladas y vulneradas. Es urgente reflexionar y crear espacios seguros, incluso para la risa.

"¿Cuántas mujeres se necesitan para cambiar un foco?", preguntaba mi tío en medio de niños y adultos durante una reunión familiar. La primera vez, todo mundo estaba atento a su respuesta: "Ninguna, porque todas están ocupadas en la cocina".

El debut de lo que él llamaba "su chiste más exitoso" provocó las risas de la mayoría. Y, aunque hasta la última vez que lo contó hubo, al menos, una persona que lo celebrara, con el tiempo eran menos las risas que lograba provocar. 

El machismo no es humor, y de hecho, tiene potencial para ser todo lo contrario. En México heredamos y normalizamos que se hagan chistes sobre las mujeres, y en casi todos, nos encontramos estigmatizadas, encasilladas y vulneradas. 

La guía para identificar y abortar el humor machista de la organización Volcánicas resalta cómo bajo la bandera de la "libertad de expresión", muchos comediantes siguen reproduciendo y haciendo chistes a costa de las mujeres.

Es inocente pensar que la comedia no tiene un impacto en cómo se comportan las personas. Los chistes forman parte de la cultura de las sociedades, de lo que se entiende como aceptable e inaceptable y la violencia contra las mujeres ha estado en el primer grupo de manera histórica.

"El humor machista definitivamente es una forma de violencia hacia las mujeres, una violencia psicolócia que no podemos dejar que siga reproduciéndose; no permitir que se hagan estos «chistes», pero tampoco quedarnos calladas", explica Rosario Aparicio López, maestra en Economía, doctora en Demografía y especialista en estudios de género.

¿Cómo identificar al humor machista?

Cuando los chistes encuentran su argumento en burlarse de mujeres u otros grupos históricamente oprimidos (indígenas, personas de la diversidad sexual o afrodescendientes) no pueden consdierarse como humor. 

La guía de Volcánicas resalta que el humor es una herramienta del ocio en la que el exponente debe buscar que sus narrativas tengan un discurso positivo en su público. Esto puede suceder, por supuesto, con la risa, pero también con la empatía y la reflexión. 

El humor es subjetivo, sí, porque lo que nos da risa a los mexicanos no necesariamente produce carcajadas en Rusia, por ello, es legítimo reconocer que los chistes tienen contexto de espacio y tiempo. Pero nunca un discurso que instrumentaliza la violencia puede aceptarse como humor. 

¿Es suficiente con no reírnos?

La respuesta corta es no. Gran parte de la razón que tenía mi tío para seguir contando ese "chiste" fue que nadie le hizo ver porqué era machista.

En algunas ocasiones, particularmente cuando se trata de las generaciones pasadas, el machismo se ejerce desde un lugar de desconocimiento o desinformación. En otros casos también se ejerce desde la intención. En cualquier caso es fundamental condenar y rechazar el machismo, aún cuando viene con disfraz de chiste.

"Es fundamental señalar que un chiste fue machista y que el machismo es un tipo de violencia. Y me parece que tenemos que empezar hacer esto desde nuestros espacios laborales, familiares y sociales. Tenemos que parar todas las bromas machistas desde las pequeñitas hasta las que son absurdas, porque al final todas son violentas", dice Aparicio López, también coordinadora de la Especialización del Género en la Economía de la UNAM.

La especialista en estudios de género también resalta la participación de los hombres en el acto que llamamos "romper el pacto", esta alianza activa por señalar todo tipo de violencia machista.

"Los hombres también tienen que dejar de ser cómplices cuando amigos, compañeros, colegas o familiares hacen algún tipo de chiste misógino. Tienen que mencionar que es que es machismo y que está mal", agregó.

¿Es el feminismo un detractor del humor?

La respuesta corta también es no. Condenar el machismo disfrazado de chistes no implica querer acabar con él, sino construir nuevos tipos de comedia desde el respeto, la igualdad y la justicia.

Alrededor del mundo hay muchos proyectos nuevos de comedia que buscan transformar las narrativas del humor y crear espacios seguros para todas las personas y sus risas.

"El humor machista constituye una de las violencias sociales psicológicas más aceptadas porque viene acompañada de una especie de broma. Después con la otra persona diciendo que no pasa nada porque es «broma», que no te enojes porque es «broma». Pues me parece que es momento de decir «nada de bromas», es momento de poner un alto", concluyó Aparicio López.

Economista por la Universidad Nacional Autónoma de México. Periodista especializada en género, derechos humanos, justicia social y desarrollo económico.

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