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Arte e Ideas

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Con menos presupuesto, el INAH quedará como “un cascarón vacío”

El investigador emérito critica la ausencia de políticas para la ciencia  y la cultura en México y se suma al descontento.

Entrevista Antonio García de León, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015

Antonio García de León Griego es un intelectual en toda forma, completamente al margen de la “élite privilegiada” a la que tanto fuchi le hacen en Palacio Nacional.

Como el mejor, ha sido un historiador dedicado a la cultura de los pueblos originarios, a recoger las historias de piratas que se cuentan entre sus ancestros veracruzanos, y como además es músico jaranero y musicólogo, sus aportaciones  al conocimiento de las raíces musicales afroandaluz y caribeña en la región del golfo de México y  al registro de la historia del son jarocho, han sido reconocidas ampliamente.

En 2016, la Asociación Americana de Historia le entregó el Premio Clarence H. Haring en Historia porque consideró que Tierra adentro, mar en fuera. El puerto de Veracruz y su litoral a Sotavento (1519-1821) fue el libro más excepcional en historia de América Latina entre 2011 y 2016,  porque rompe con el lenguaje académico y se adentra en el trabajo literario, sin perder el rigor de la historicidad.

No es un profesor de pedestal sino un observador y narrador acucioso a ras del suelo, que a pesar de haber hecho un doctorado en Historia en París, afirma que “la historia no es una ciencia pura sino un género literario”.

Desde su juventud anduvo en las comunidades indígenas de Chiapas, y se le considera un experto en los movimientos sociales que cristalizaron y estallaron en 1994 con el alzamiento zapatista.

García de León es Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015, profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México e investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y en ese carácter le pregunto acerca de la situación que están atravesando las instituciones académicas y de investigación, y la cultura en general, por los recortes presupuestales decretados por el gobierno de México.

—¿El INAH, la cultura, la ciencia, la investigación, la educación, están mejor hoy, en términos presupuestales, que en los anteriores gobiernos neoliberales?

Los anteriores gobiernos restringieron todos estos gastos basados siempre en la idea neoliberal de que este coste es prescindible: viéndolo precisamente como un gasto y no como una inversión a futuro. Pero el recorte actual es peor, es thatcheriano...(lo dice por la “dama de hierro” Margaret Tatcher) ¿Qué quiero decir? Que la situación es aún más crítica que con los gobiernos anteriores, pues se ha restringido hasta el 75% del presupuesto de la mayoría de las instituciones dedicadas a la ciencia, el arte y la cultura bajo premisas más conservadoras aún.

Esto ha ocurrido desde diciembre de 2018 y mucho antes de que surgiera la pandemia, hubo después una cierta retractación de palabra, sobre todo de algunos diputados, allí donde los afectados protestaban y no en todas partes, y durante la pandemia hubo un retroceso drástico del gobierno actual, que, dicho sea de paso, es tan neoliberal como los anteriores; con la diferencia de que la actual clase política es más conservadora e ignorante: apegada a supersticiones y dogmas que vienen del evangelismo, de la Luz del Mundo y de otras sectas, y que no consume ningún tipo de cultura e ignora la importancia de la herencia cultural y patrimonial de México.

—¿Cuál es su opinión sobre la política presupuestaria actual para  arte, cultura, patrimonio cultural y ciencia?

No existe ninguna política para el sector cultural, sino más bien bandazos que se dan en ciertas áreas si los afectados protestan. Y creo que esto proviene de un acentuado prejuicio y desconfianza del Ejecutivo contra cualquier pensamiento crítico, que él cree que puede provenir de los investigadores y los científicos, e incluso de los artistas. Recientemente (el presidente) fustigó a los científicos equiparándolos a los así llamados ministros del Porfiriato, que no eran en realidad científicos ni practicaban la ciencia. Los “científicos” del Porfiriato eran oligarcas que se parecían más a los asesores de la 4T, Romo o Slim, que a nuestro Premio Nobel, el doctor Mario Molina. Pero es imposible, dada la retórica “liberal” y engañosa del presidente que esto se entienda.

—¿Justifica la emergencia sanitaria un recorte “a machetazos”,  como dijo usted recientemente?

La emergencia del Covid es sólo un pretexto, pues el recorte está propuesto desde un principio de lo que llaman la “cuarta transformación” y no tiene nada que ver. La pandemia, eso sí, vino como anillo al dedo para este golpe. Todos los sectores se han visto afectados, con excepción del proceso de militarización y los grandes proyectos costosísimos e inviables del Sureste. En el caso del INAH se trata de una institución pionera, que no merece el trato despectivo y sordo que se le está dando. Si instituciones como ésta se destruyen violando todo tipo de convenios y derechos laborales, como hoy se pretende, costará décadas echarlas de nuevo a andar. Es por todo esto que me adhiero a todas las iniciativas en defensa de la cultura, las víctimas de la violencia, el cine, la actividad artística, la educación y la investigación científica.

—¿A qué se refería cuando dijo que advertía “golpes coordinados al INAH desde la Secretaría de Hacienda y por órdenes del Ejecutivo”?

Cuando me refiero a golpes coordinados es que en gran medida son innegociables y se han dado desde varios flancos del Ejecutivo, el Legislativo y Hacienda. Con respecto a los recortes al presupuesto del INAH y al rechazo que esta medida ha suscitado, considero que si a una institución se le quita el 75 por ciento de sus recursos, le restan cualquier posibilidad de ejercer su trabajo y la convierten en un cascarón vacío, independientemente de la retórica que justifique esta acción. Una aceptación pasiva de la política cultural del actual régimen constituiría una inaceptable complicidad que daría como resultado una destrucción de dimensiones históricas irreversibles.

—¿Con qué espíritu firmó la carta que le dirigieron al presidente Andrés Manuel López Obrador más de 6,000 académicos, investigadores, artistas, escritores, profesores y estudiantes en defensa del presupuesto del INAH?

Por mi parte, con mucha solidaridad con la totalidad de los trabajadores del INAH, pero sin ninguna esperanza de que esto se pueda revertir: la sordera es total y el futuro, negro. Por lo pronto, es nuestra obligación unirnos todos en la defensa de una institución que pertenece al pueblo de México, que es producto del esfuerzo de varias generaciones y que ha dado resultados consistentes a todos los niveles, tanto en la docencia y la investigación como en el resguardo del patrimonio y la memoria de nuestra historia.

Antonio García de León Griego

Nació en Jáltipan, Veracruz (1944)

Licenciado en Lingüística por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), doctor en Historia por la Universidad de París-Sorbona. Duante su trayectoria ha recibido numerosos reconomientos: Premio Internacional del Pensamiento Caribeño UNESCO 2004, Premio Nacional en Historia, Ciencias Sociales y Filosofía 2015,  Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015,  Premio Clarence H. Haring en Historia de la American Historical Association  2016 y desde 2012 es investigador emérito del INAH.

Desde los 26 años trabajó en comunidades choles, con el equipo del arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier, el célebre descubridor de la Tumba de Pakal.

Entre sus obras destacan: Fronteras interiores: Chiapas: una modernidad particular (Océano, 2002), El mar de los deseos: El Caribe afroandaluz, historia y contrapunto (FCE, 2002), Contra viento y marea. Los piratas en el Golfo de México (Plaza y Janés, 2004), y Misericordia. El destino trágico de una collera de apaches en la Nueva España (FCE, 2017).

francisco.deanda@eleconomista.mx

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