Decenas de obras para mantener a Tamayo en la memoria

La influencia de Rufino Tamayo en el mundo del arte en el siglo XX fue sumamente significativa. Con una profunda riqueza artística que abrevó en el fauvismo, el cubismo y el expresionismo abstracto, lo mismo que del arte, la arquitectura y la mitología prehispánicas, Tamayo gestó un estilo propio, inclasificable, pero al mismo tiempo poderoso y vanguardista. 

El artista nacido en Oaxaca de Juárez el 25 de agosto de 1899 plasmó su obra mural en recintos como la sede de la UNESCO en París, donde en 1958 pintó el fresco “Prometeo trayendo el fuego a los hombres”, o el célebre mural “Dualidad” (el jaguar y la serpiente emplumada), ejecutado en 1964 en el vestíbulo del Museo Nacional de Antropología, y qué decir del colorido y trágico "Nacimiento de nuestra nacionalidad" (1952), en el primer piso del Palacio de Bellas Artes. 

Asimismo, es autor de obras tan codiciadas como “El trovador” (1945), óleo que en 2008 se subastó por la cifra descomunal de 7.2 millones de dólares en la casa Christie's. Y, claro, las distintas sandías pintadas por el artista son el símbolo más reconocible de su obra. De entre sus tantas versiones, uno de estos bodegones se vendió en 2019 por 4.9 millones de dólares, por la casa Sotheby's. 

En declaraciones en 1956, el propio Rufino Tamayo se describió así: “mi sentimiento es mexicano, mi color es mexicano, mis formas son mexicanas, pero mi concepto es una mezcla (…) ser mexicano, nutrirme en la tradición de mi tierra, pero al mismo tiempo recibir del mundo y dar al mundo cuanto pueda: este es mi credo de mexicano internacional”.

Preservar su influencia 

No cabe duda, la obra del oaxaqueño está presente en la vida pública del país, lo mismo que su influencia y su memoria en quienes se asoman a la historia del arte mexicano en el siglo XX. Pero ¿qué tan presente está en las nuevas generaciones? 

Para el gestor cultural Fernando Aroche, impulsor de la exposición colectiva “Forma y color. Oda pictórica y gráfica a Tamayo”, que este jueves llega a su fin en el Instituto de Investigación en Comunicación y Cultura (Iconos, Av. Chapultepec 57), el artista evocado se ha ido difuminando poco a poco de la memoria colectiva, sobre todo de las nuevas generaciones. 

De ahí que, señala, “una de las consideraciones para la exposición era volver a poner en la mesa la relevancia de Rufino Tamayo como uno de los artistas más importantes de México y también, en su momento, uno de los mexicanos con mayor reconocimiento a nivel internacional. Desgraciadamente, con el tiempo, la figura de Tamayo ha caído en el olvido. Es lo que nos hemos encontrado en el extranjero. Ya no se le ubica como solía suceder”, declara quien se ha dedicado a viajar por el mundo para impulsar exposiciones colectivas con obras creadas a partir de la iconografía de artistas como Frida Kahlo y Pablo Picasso. 

De ahí que surgiera la iniciativa de acercar la obra de Rufino Tamayo a los artistas mexicanos, para la cual participaron alrededor de 90 creadoras y creadores del país, muchos de ellos jóvenes, dado que, como comenta Aroche, reconocerse como parte de una herencia pictórica tan rica permite a los creadores de las nuevas generaciones asumir bases firmes a partir de las cuales pueden despegar hacia otras propuestas y otras latitudes. 

“Lo que nos hemos encontrado es que, cuando le presentas la obra de Tamayo a los artistas más jóvenes o a quienes no lo ubicaban, les llama de inmediato la atención, encuentran puntos de comunión con su obra, por su colorido; que les dé curiosidad y además que se involucren tanto como para generar obra a partir de los elementos de su trabajo artístico”. 

De la muestra participan artistas de Hermosillo, Tijuana, Monterrey, Mérida, Veracruz, Oaxaca. En fin, de todos los rincones del país, y se espera que, una vez concluida su primera parada en la Ciudad de México, “Forma y color. Oda pictórica y gráfica a Tamayo” viaje a Puerto Vallarta para presentarse en la Galería Atelier 2020, a partir de octubre próximo. 

Siguiente parada, Franz Kafka 

Después de cerrar el ciclo sobre Rufino Tamayo, el siguiente proyecto con el que se convocará a decenas de artistas para sumar su trabajo, adelanta Fernando Aroche, será en ocasión del centenario luctuoso del escritor checo Franz Kafka. 

“Con México, la obra de Kafka tiene una relación muy particular. Aquí se editó la primera edición en español de ‘La Metamorfosis’. Por ello, decidimos hacer una exposición homenaje. Ahora, la idea es lograr que participen 100 artistas con sus obras en una exposición totalmente distinta a lo que hemos hecho antes. En lugar de hacer un montaje tradicional con las obras, queremos impulsar una instalación enorme. Cada una de las obras soporte sobre las que trabajarán los artistas tendrá forma de escarabajo. Queremos llevar el resultado de esos cien trabajos a Praga para montar una instalación allá. De esta manera, insertamos la exposición en la dinámica del arte contemporáneo, porque no sólo queremos quedarnos en la gráfica tradicional”, concluye. 

Exposición 

• “Forma y color. Oda pictórica y gráfica a Tamayo” 
• ICONOS, Instituto de Investigación en Comunicación y Cultura 
• Av. Chapultepec 57, Centro Histórico 
• De 8:30 a 20:30 horas 
• Abierta hasta el 15 de agosto 
• Entrada libre 

Otra exposición dedicada a Tamayo 

• “Las paradojas del internacionalismo (narradas por la colección del Museo Tamayo)” 
• Museo Tamayo Arte Contemporáneo 
• Sala 6 
• Hasta el 25 de agosto 

La muestra celebra el 125° aniversario del natalicio de Rufino Tamayo explorando su legado en la creación del primer museo y colección de arte internacional en México.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx