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Arte e Ideas

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Dos obras de Claude Monet se exhiben por primera vez en México

El Museo Nacional de Arte, con préstamos del Museo de Arte de Dallas y del Museo Soumaya, de la Fundación Carlos Slim, presenta la exposición “Monet. Luces del Impresionismo”, donde las obras del genio francés dialogan con otras de pintores mexicanos trajeron la corriente pictórica al país.

Claude Monet, el genio del impresionismo nacido en París en 1840, pasó los últimos años de su vida plantando nenúfares en el jardín que él mismo construyó en su casa rústica de Giverny (Francia), a la que se mudó en 1883, y a partir de entonces, pintarlos a plena luz del día se convirtió en su más profunda obsesión. 

La crítica no le fue favorable entonces, fue “denostado”, rechazado”. Pero hacía tiempo que Monet había tomado distancia de los movimientos en boga que tenían escaparate en el Salón de París, controlado por la Academia de Artes, cuando crea la obra que dará nombre a la corriente pictórica a la que perteneció y de la fue uno de sus señeros fundadores –“Impression, soleil levant” (Impresión, sol naciente, 1872) – y pasa a tomar parte en el Salón de los Rechazados, que detonó ocho exposiciones impresionistas, de 1874 a 1886 en París, que consolidaron el movimiento pictórico.

“La palabra impresionismo surge de una calificación despectiva por parte de la crítica académica”, dice Héctor Palhares Meza, curador de la muestra “Monet. Luces del Impresionismo”, que este jueves abre al público en el Museo Nacional de Arte (Munal), en Tacuba 8, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, y que presenta por primera vez en el país tres obras del genio francés, dos procedentes del Museo de Arte de Dallas y una del Museo Soumaya.

Al dar el recorrido a medios de comunicación, Palhares Meza se detiene en la obra estelar que recibe al visitante: “Nenúfares”, óleo sobre tela, de 1908, por primera vez en suelo mexicano. “El arte del siglo XX es inconcebible sin las pinturas de nenúfares de Claude Monet. Pintadas entre 1899 y hasta la muerte del pintor en 1926, se encuentran entre las mejores obras ‘tardías’ de la historia del arte”, apunta el especialista.

Las otras dos obras de Monet que integran la muestra son “Valle Buona, cerca de Bordighera”, 1884, también de la colección del Museo de Arte de Dallas, cuya exhibición es igualmente inédita en México, y “Paisaje de Port-Villez”, de 1883, perteneciente al acervo del Museo Soumaya, de la Fundación Carlos Slim, radicada en la capital mexicana.

“Esta es una muestra sin precedente en la historia del Munal (…) es un espejo entre el impresionismo en Europa y en nuestro país”, aseguró el curador. “Reúne muchos esfuerzos institucionales, desde la Secretaría de Cultura, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y el Museo Nacional de Arte; por supuesto el Museo de Arte de Dallas y el Museo Soumaya, que se han sumado a través del muy generoso préstamo de obras que por primera vez se exhiben en este museo”, añadió.

Héctor Palhares rememora que el 15 de abril de 1874, en el número 35 del Bulevar de las Capuchinas en París, Francia, tuvo lugar una primera exposición de jóvenes artistas, cuya generación promovió el registro de la luz en el paisaje, así como el empleo de una gama de colores primarios y ricos empastes en pinceladas cortas y difuminadas. Nacía entonces uno de los momentos más importantes en la historia del arte: el impresionismo”.

El impresionismo mexicano 

“Esta exposición busca destacar los valores técnicos de la modernidad –del naciente arte moderno del siglo XIX– que tuvieron resonancia en ambos lados del Atlántico” con la emergencia del impresionismo, señala el curador.

De allí que la muestra se complementa con nueve piezas de artistas mexicanos que trajeron la corriente del impresionismo al país, como José María Velasco, que fue más bien inspirador temprano; Carlos Rivera, Joaquín Clausell, Francisco Romano Guillemín, Armando García Núñez y Mateo Herrera, quienes incursionaron en la pintura de paisaje mediante portentos lumínicos y cromáticos para retratar, en palabras del historiador de arte George T. M. Shackelford, “aquella belleza del entorno con un nuevo vocabulario de pinceladas”.

Palhares resalta dos piezas de autores mexicanos que están íntimamente ligadas con Monet: “Fuentes brotantes en otoño (1910), de Joaquín Clausell, que el pintor mexicano crea apenas dos años después del “Nenúfares” en exhibición, tras una vista que le hizo el campechano al francés en su finca de Giverny, y queda cautivado por su trabajo.

En contraste, la obra “El último beso” (1916) del guerrerense Francisco Romano Guillemín, “una de las piezas nodales de la exposición”, dice el curador, creada con la técnica del “puntillismo”, es expresión del neoimpresionismo, que siguió cultivando “el amor por la naturaleza” que enarbolaban los impresionistas.

“No olvidemos que ellos buscaron salir del estudio, plantarse frente a la naturaleza y capturar las impresiones de la luz y del color en el paisaje (…) El arte es el hombre añadido a la naturaleza, decía Van Gogh”, concluye el curador.

Un dato azaroso es que la mirada de Monet se vio nublada por cataratas en la época en que trabajaba en su extensa serie “Nenúfares”, que no fue apreciada y reconocida sino dos décadas después de su muerte. Con sorna, sus críticos decían que esas formas borrosas, pálidas y diluidas eran producto de su malestar de la vista.

No obstante, el artista declaró en alguna ocasión, sobre lo que él llamaba sus “paisajes acuáticos”: “Un instante, un aspecto de la naturaleza lo contiene todo”.

Actividades en paralelo 

La exposición “Monet. Luces del Impresionismo” abrirá sus puertas al público este 27 de abril y permanecerá hasta el 27 de agosto de 2023 en las salas temporales de la segunda planta del Munal.

La exhibición también contempla un programa académico paralelo que reunirá a especialistas para dialogar en torno a la obra de Monet y los maestros del impresionismo en México y Europa.

Adicionalmente, complementa actividades educativas para sensibilizar la mirada de los visitantes mediante los aspectos más relevantes del impresionismo, a través de talleres, visitas guiadas y módulos didácticos con activaciones y juegos en salas.

Los horarios de visita al Munal son de martes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas. Costo general 85 pesos. Entrada libre a Inapam, menores de 13 años, personas con capacidades diferentes, maestros y estudiantes con credencial vigente. Domingos, entrada libre general.

francisco.deanda@eleconomista.mx

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