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En México 60% de los programas de estudios STEM no cumplen con esos criterios

En muchos países, incluyendo el nuestro, no existen estándares para clasificar áreas de estudio profesional en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas; muchas carreras se clasifican así solo por su nombre, pero estas realmente no se enfocan en ciencias exactas, identifica el investigador del Cinvestav Eduard de la Cruz Burelo.

A pesar de que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) cataloga a México entre los primeros cinco países donde más estudiantes escogen áreas en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, también conocidas como carreras STEM (por su sigla en inglés), a la par las empresas han reportado déficit para encontrar personal capacitado.

Este hecho junto con el interés por entender el vínculo de estas áreas con la economía digital generó una pregunta básica para el investigador Eduard de la Cruz Burelo y su alumna Yara Pérez Maldonado dentro del doctorado en Desarrollo Científico y Tecnológico para la Sociedad, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav).

¿Cómo estamos en las áreas STEM? De entrada encontraron que no existen criterios uniformes para clasificar estas carreras, lo que les hizo preguntarse si entonces realmente las materias impartidas son científicas.

En entrevista para El Economista, De la Cruz Burelo explica que esto que parecería básico, no tiene una respuesta única, pero tampoco es solo un problema nacional, pues muchos países carecen de estándares que permitan el análisis. Incluso la OCDE cuando solicita información para generar estadística sobre estas áreas, solo pregunta cuántas carreras en STEM se tiene, cuántos estudiantes y cuántos se graduaron, pero no hay un estándar que especifique qué es STEM, entonces cada país decide qué enviar.       

“En México existen los catálogos de carrera, que genera la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). Ahí se registran todos los nombres y contenidos de los programas, pero no existe una categorización que diga esto es STEM y esto no”.

De acuerdo con el investigador, quienes han establecido en su gobernanza un panel que hace todo un estudio sobre este tipo de carreras son Estados Unidos y Reino Unido. Por ejemplo, la National Science Fundation (en EU) particularmente se basa en las definiciones sobre quién debería estudiar una carrera STEM y lo que debe predominar en el contenido de sus programas, ya sea matemáticas, ingeniería, ciencia o tecnología, es decir ciencias duras. Pese a ello, “los parámetros por los cuales incluyen esas carreras es largo y depende de ellos, no de algo estandarizado, por lo que resulta problemático hacer comparaciones internacionales fiables”.

Aun así, con base en este análisis, experiencias y datos de la ANUIES, lo que se hizo fue una propuesta de criterio para clasificar correctamente a las áreas STEM y hacer una revisión para ver qué carreras caían dentro de estos rangos de referencia.

Esta falta de homogeneidad en la clasificación se refleja en que 60% de los programas de estudios considerados dentro del rubro STEM no cumplen con los criterios para ello, es decir, se clasifican así solo por su nombre. “Nos dimos cuenta de que en algunos títulos se utiliza la palabra ingeniería, matemáticas o tecnología y eso confunde porque cuando se revisa el programa de estudios se encuentra con que se trata más de orientación hacia el manejo y organización, mismas que forman recursos humanos en otras habilidades de tipo gerencial, administrativas o sociales, que por supuesto son necesarias, pero si alguien está pensando en una carrera del tipo STEM, con estos enfoques no se logrará el objetivo”.

Propuestas desde la academia

El doctor De la Cruz Burelo, quien ha estado involucrado en la investigación del impacto de la ciencia en la sociedad mediante este doctorado, asegura que para un estudiante en el corto plazo lo más importante debe ser mirar el contenido del programa y que al menos 50% de las materias estén enfocadas a ciencias duras.

Por otro lado, de manera mucho más sistemática y en el mediano plazo, existe la necesidad de establecer un criterio homogéneo para definir qué es una carrera STEM. Por ello este equipo de trabajo lo que propone es la construcción de una lista de carreras que tenga especificaciones para identificar sus contenidos y si cumplen con las habilidades que se requieran.

“Esto en realidad es sencillo de hacer, tenemos una base sólida con los datos de la ANUIES, así podríamos mejorar nuestra capacidad de respuesta, certificarnos de manera más específica en estas carreras y algo de lo más importante, responder a la oferta laboral de manera eficiente”. Por su parte, a nivel internacional la OCDE podría ser quien empiece a definir ciertos factores básicos.

El siguiente paso para el equipo de investigación será preparar una propuesta de cómo poder decir qué tipo de materias se tendrían que dar en cada área para que al salir del sistema educativo se tenga el mínimo de preparación que le permita a un estudiante estar en este mundo laboral sin miedo.

¿Qué es STEM y cuál es su relevancia?

STEM es un acrónimo formado por las iniciales de las palabras que en español se traducen como: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Dentro de estos cuatro ámbitos, hay muchas carreras universitarias, por ejemplo: biotecnología, informática, telecomunicaciones, robótica, ingeniería electrónica, estadística o física.

Ante el consumo de más productos y servicios tecnológicos, con más recursos informáticos y automatizados, no es de extrañar que los profesionales más buscados por las empresas sean perfiles científicos y técnicos, como los enmarcados en estas carreras.

nelly.toche@eleconomista.mx

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