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Innovación, la clave para sobresalir ante la competencia
Ser una empresa innovadora no requiere grandes inversiones, pero sí se necesita conocer el mercado y las preferencias de los consumidores.

La innovación no es lo mismo que la creatividad, debido a que esta última solo es el pensamiento, mientras que la primera es la ejecución.
Los primeros años de un negocio requieren más esfuerzo, para recuperar la inversión y comenzar a ser rentables, por lo tanto, se necesita tener un diferenciador ante la competencia.
Pero al ser emprendimientos de recién creación, en promedio les toma 2.3 años para ser rentables, de acuerdo con la Radiografía del Emprendimiento, realizado por la Asociación de Emprendedores de México (Asem).
Aunque se dice que la clave es la innovación, muchos emprendedores no se animan porque consideran que es caro; sin embargo, existen factores para ser un destacar en el mercado.
Estos tres factores son: innovación, cuantificación y orquestación, así lo explica Michael E. Gerber en el libro “El mito del emprendedor”, donde detalla cómo ponerlos en práctica.
¿Innovación y creatividad es lo mismo?
Para comenzar, la innovación no es lo mismo que la creatividad, debido a que esta última solo es el pensamiento, mientras que la primera es la ejecución. Por ello, los negocios tienen que perder el miedo a intentar cosas nuevas.
Theodore Levitt, profesor de Harvard dice que “la creatividad piensa en cosas nuevas y la innovación hace cosas nuevas”.
De manera que, no importa qué tipo de productos se comercializan, sino el método para venderlo. Por ello, ofrecer un servicio al cliente con un trato distinto o cualquier factor que brinde una buena experiencia al cliente, también es innovación.
El autor plantea que cuando un vendedor comienza a guiar la conversación fuera de lo convencional, por ejemplo, utilizar frases como: ¿puedo servirle en algo? y ¿ya ha tratado con nosotros antes? Con la intención de ofrecer un trato más agradable, aumentan las ventas entre 10 y 16 por ciento.
Para que la innovación resulte realmente significativa, hay que tomar en cuenta siempre el punto de vista del cliente”, expresa Michael E. Gerber.
El poder de la cuantificación
Para saber si los cambios en el negocio han funcionado, antes de ponerlo en marcha, es necesario hacer un registro para obtener cifras y con ello medir si hubo éxito.
Lamentablemente, los negocios, sobre todo las pequeñas y medianas empresas (pymes), no cuentan con registros, lo que representa una pérdida de oportunidades para innovar e incluso la fuga de recursos financieros.
“Si supiéramos que se podrían incrementar las ventas 10% haciendo algo tan simple como llevar un traje azul, ¿lo haríamos?, ¿se consideraría importante? La respuesta es tan obvia: ¡Claro que lo haríamos!”, puntualiza Michael E. Gerber.
Por ende, se aconseja que el dueño del negocio comience a familiarizarse con las cifras de la empresa, además de las ganancias, y comenzar a cuestionarse en todos los sentidos para hallar una oportunidad para innovar.
Por ejemplo, medir cuáles son los días con más clientes, cuál es el horario con menos ventas y con base en estas preguntas, es posible innovar y comprobar si ha sido una buena decisión o cambiar de estrategia, porque “las cifras aportarán una visión y un significado totalmente nuevo”.
¿Qué es la orquestación?
Al tener los resultados y los factores que mejor han funcionado, por ejemplo, el regalar un pequeño descuento o tratar al cliente con más calidez, es momento de la orquestación.
Esto se refiere a la selección e implementación de los cambios, con la intención de fomentar disciplina y constancia ante las modificaciones. Por ejemplo, comenzar a utilizar la Inteligencia Artificial.
Mientras un emprendedor tenga la iniciativa de cambiar e innovar, se le conoce como discípulo de la orquestación.
Mediante el ‘discípulo de la orquestación’, me refiero a cualquier persona que haya decidido seriamente producir un resultado predecible y consistente en el mundo de los negocios, independientemente del tipo de negocio que tenga”, Michael E. Gerber.