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Fenómeno meteorológico El Niño ya está en marcha; sube riesgo de fuertes lluvias y sequías
El Niño ha regresado oficialmente y es probable que provoque fenómenos meteorológicos extremos a finales de año, desde ciclones tropicales girando hacia las vulnerables islas del Pacífico hasta fuertes lluvias en Sudamérica o sequías en Australia.
El Niño ha regresado oficialmente y es probable que provoque fenómenos meteorológicos extremos a finales de año, desde ciclones tropicales girando hacia las vulnerables islas del Pacífico hasta fuertes lluvias en Sudamérica o sequías en Australia.
Después de tres años del patrón climático de La Niña, que suele bajar ligeramente las temperaturas globales, El Niño, más cálido, vuelve a la acción, según un aviso emitido por el Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.
El Niño nace de unas aguas inusualmente cálidas en el Pacífico oriental, cerca de la costa de Sudamérica, y suele ir acompañado de una ralentización o inversión de los vientos alisios del este.
En mayo, las débiles condiciones de El Niño surgieron a medida que las temperaturas de la superficie del mar por encima de la media se fortalecieron en todo el Océano Pacífico ecuatorial", dijo el aviso.
La última vez que se produjo un fenómeno de El Niño, en 2016, el mundo vivió su año más caluroso jamás registrado. Unido al calentamiento provocado por el cambio climático, en 2023 o 2024 podrían alcanzarse nuevos máximos.
La mayoría de los expertos recurren a dos agencias para confirmar el inicio de El Niño: la NOAA y la Oficina de Meteorología de Australia (BOM). Las dos utilizan diferentes parámetros para declarar la llegada del fenómeno, siendo la definición australiana ligeramente más estricta.
La NOAA habla de El Niño cuando las temperaturas oceánicas en el Pacífico ecuatorial oriental y central han sido 0,5 grados Celsius más altas de lo normal durante el mes anterior, y han durado o se espera que continúen durante otros cinco periodos consecutivos y solapados de tres meses.
La agencia también tiene en cuenta el debilitamiento de los vientos alisios y la nubosidad.