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Finca Robles celebra aniversario con miras al mercado internacional
"Cada sorbo celebra nuestra herencia y calidad”, dice Adair Robles, heredero de una añeja tradición, a propósito de sus mezcales, elaborados con el proceso ancestral heredado de los abuelos, fermentados en tinajas de encino y con doble destilación en ollas de barro.
A dos horas y media de la ciudad de Oaxaca, rumbo a Juquila, se encuentra Villa Sola de Vega, un pequeño pueblo situado en la Sierra Madre del Sur, conocido por ser la cuna del mezcal tobalá y la chilena, allí se encuentran los magueyales dedicados a la producción del mezcal Finca Robles.
Por cuatro generaciones, durante 350 años, la familia de Adair Robles se ha dedicado al cultivo del agave y a la producción de mezcal, y este 2024 está cumpliendo diez años con dos marcas oficiales en Ciudad de México: Finca Robles y Mezcal Solemne.
“El oficio de mezcalero es un conocimiento que se adquiere a través del tiempo y es un legado familiar de generación en generación”, dice. Adair. Recuerda que quien comenzó con esta tradición fue su abuelo, pero antes, dice, “en tiempos de mi bisabuelo, durante de la Revolución, el mezcal estaba prohibido, lo hacían solo para consumo personal, hacían un hoyo debajo de la cama y ahí lo escondían, envasado en recipientes de cristal; de ahí nació una categoría que pocos conocen que es la del mezcal madurado en cristal”, comenta.Robles.
“En nuestros mezcales existen diferentes factores que son los responsables de generar un sabor único, como lo son los magueyes endémicos de la región y sobre todo la doble destilación en ollas de barro; cada sorbo celebra nuestra herencia y calidad”, dice Adair Robles.
Finca Robles produce mezcal a partir de ocho variedades de agave que son endémicos de la región oaxaqueña, como espadín, tobalá, coyote, arroqueño, mexicanito silvestre, sierra negra, jabalí y la chilena; Adair subraya la importancia de cultivar los magueyes a mayor altura: “Nos hemos dado cuenta que como Sola de Vega está a una altura de 2,000 metros sobre el nivel del mar, los mezcales adquieren mejores notas y sabores que los que se producen en zonas bajas”.
Adair nos da a probar una de las joyas de casa: el mezcal jabalí, que procede de una planta silvestre que crece en acantilados o en sitios de difícil acceso, prendida de los cerros, por lo que representa mayores dificultades para su cultivo que otras especies de agaves; pero el resultado bien vale la pena, porque es uno de los destilados más exquisitos que habrá degustado.
El modo ancestral
El procedimiento para elaborar mezcal se clasifica en tres categorías: ancestral, artesanal e industrial; la diferencia estriba básicamente en el destilado, aunque los maestros mezcaleros dirán que los depósitos de fermentación, sean de cuero o de madera, también le aportan al mosto. Pero esencialmente el mezcal ancestral se destila en ollas de barro, el artesanal en alambique de cobre y el industrial en acero inoxidable, con máquinas que hacen el proceso de forma automatizada, por lo regular en este modo de producción también la molienda y la cocción de las piñas se hace con máquinas y hornos industriales, a diferencia de los procesos ancestral y artesanal, donde se hacen de forma manual o rústica.
Al respecto, Adair Robles comenta: “Todos nuestros mezcales tienen la misma calidad, independientemente de su variedad, porque utilizamos el mismo proceso, que es el que nos enseñaron nuestros abuelos: se selecciona el maguey maduro, se jima; de ahí pasa del campo magueyero al palenque, si la piña es muy grande, se parte en dos o en cuatro, porque hay piñas que llegan a pesar como 350 kilos, que es el caso del sierra negra; lo que sigue es la cocción de la piña en un hoyo cónico de tierra, eso tarda como tres o cuatro días; una vez que ya coció la piña bajo tierra, pasa a la molienda; nosotros molemos con mazo de sabino en canoa, allí se tritura la piña y de ahí pasa a la fermentación en tinajas en encino, y finalmente pasa al proceso de doble destilación en ollas de barro y horno de leña, y de ahí al envasado”.
El resultado es un mezcal de gran cuerpo y "notas de tierra mojada, barro y penca cocida que distingue a todas las variedades de los mezcales de Finca Robles", dice Adair; calidad que le ha hecho acreedor de medallas de oro, plata y bronce en el Concurso Nacional de Marcas de Destilados de Agave en las ediciones 2017, 2018, 2019, 2021, 2022 y 2023.
Listos para exportar
Villa Sola de Vega es la cabecera del municipio del mismo nombre, con poco más de 1,800 habitantes, la mayoría de las familias se dedican a la producción de mezcal, pero también a la manufactura de quesos y al cultivo de tomate. Comenta Adair que la zona está un poco olvidada por los gobiernos local y federal, ya que no hay infraestructura para sacar la producción al mercado y tampoco para propiciar el turismo hacia allá, de ahí que los productores buscan alternativas y una de ellas es traer los productos a la ciudad para su venta; sin embargo, la ganancia no es suficiente, ya que traer los productos desde la sierra implica muchos costos y riesgos.
Finca Robles está cumpliendo diez años de consolidarse como marca y ya está proyectando exportar el próximo año a Estados Unidos, Colombia y Francia. “Ahorita estamos en pláticas para ver con quién se puede concretar la exportación que es lo que nos interesa a nosotros, como familia, llegar al mercado internacional, que es donde económicamente nos puede apoyar más que si lo vendemos en los restaurantes de la Ciudad de México”, concluye Adair.
Los mezcales de Finca Robles se pueden degustar y adquirir en el interior del Mercado Roma, en Ciudad de México.
Finca Robles
Mezcal ancestral
- Tipo de horno: Cónico de tierra con leña de encino
- Molienda con mazo de sabino
- Fermentación en tina de encino con agua de manantial
- Doble destilación en olla de barro
- Disponible en Mercado Roma, Querétaro 225 Colonia Roma, Ciudad de México