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Jardín Botánico Culiacán, recinto de naturaleza y arte contemporáneo
La Sociedad Botánica de Sinaloa aspira hacer un cambio en la toma de conciencia social.
En las 10 hectáreas que conforman el Jardín Botánico Culiacán se puede sentir una tranquilidad imperturbable. El verde que predomina sugiere un esfuerzo, dedicación y una visión que nació con un solo coleccionista de plantas cuyo gusto por la botánica se contagió uno a uno hasta que la gente de la ciudad abrazó este lugar al encontrar en el jardín un atractivo monumental y una alternativa a una realidad de sequía por la vida.
Carlos Murillo Depraect fundó el Jardín en 1986. Desde entonces este majestuoso lugar ha crecido hasta llegar a albergar más de 1,000 especímenes de plantas, agrupados en 17 colecciones botánicas.
“Esta colección que aquí resguardamos va a ser muy importante para la vinculación con científicos que quieran estudiar estas plantas mexicanas”, dijo el director del Jardín Botánico, Carlos Murillo, hijo del fundador.
Este museo vivo es operado y administrado por la Sociedad Botánica y Zoológica de Sinaloa, institución de asistencia privada sin fines de lucro, que promueve la protección y conservación de la flora y fauna de la región.
“Destacamos por tener la colección nacional de palmas. Aquí se resguarda prácticamente 70% de las especies mexicanas, que son muy importantes en este escenario de cambio climático. Las palmas son aliadas que a futuro van a ser muy importantes, además de que es un jardín de los pocos que resguarda especies de plantas de todo el mundo”, comentó la bióloga y curadora Erika Pagaza.
¿Qué hace único y diferente a este jardín de muchos otros que resguardan las especies de plantas para su conservación y supervivencia? Este espacio, además de ser un pulmón imprescindible para la población, también alberga una colección de 40 piezas de arte contemporáneo que incita a la reflexión del paso de la mano del hombre contrapuesta al accionar sabio de la naturaleza.
Parte de esta colección de arte contemporáneo pertenece a Isabel y Agustín Coppel, que son sólo uno de los pilares que sostienen económicamente este jardín, con una propuesta diferente al resto de sus símiles.
Una de las últimas atracciones del Jardín es la pieza del artista James Turrell que lleva el nombre de Encounter, que se asemeja a pintar con luz, espectáculo que solamente sucede durante dos momentos del día, cuando sale y se oculta el Sol.
Un cúmulo de sensaciones se cargan en el inconsciente al ver la diferencia de las tonalidades del cielo que se ilumina con la estrella más grande de nuestro sistema solar.
“Puedo modificar el contexto de tu visión para después darle color al cielo. Básicamente la luz que utilizo no es la luz que ves; estás viendo el resultado de ésta en el cielo”, explica el propio James Turrell en un video de acercamiento y comprensión para el público, que se proyecta en el auditorio del jardín como explicación de la pieza. La obra fue inaugurada el 26 de mayo del 2015, después de más de nueve años de planeación y diseño.
Pero también incluye obras de Gabriel Orozco, Pedro Reyes, Eliasson Olafur, Tercerunquinto, Richard Long, Francis Alÿs, Sofía Táboas y Dan Graham, que completan la experiencia.
Entre otras actividades, este espacio ofrece talleres de cultivo, de acercamiento y conocimiento de las semillas en su ala de estudios científicos, además de cursos del cuidado de las plantas y hasta un club bonsái. También tiene proyecciones de cine.
Trabajo de inversión social
La Sociedad Botánica y Zoológica de Sinaloa también tiene el objetivo de transformar los espacios públicos con la vinculación de la conservación de la biodiversidad con el conocimiento de la botánica, la arquitectura como un medio cultural y las piezas de arte contemporáneo, pero también practica algunos programas que tienen que ver con la participación ciudadana y la opinión pública que ha figurado activamente en las colonias más marginadas.
En entrevista con El Economista, Bárbara Apodaca, directora de la Sociedad Botánica de Sinaloa, comentó que una de las actividades más gratificantes ha sido trabajar en comunidades que no pueden visitar el parque llevando el concepto de espacio verde apropiado (EVA) hasta sus colonias.
“Siempre buscamos dos cosas: un terreno que esté subutilizado y que haya voluntad de un comité vecinal. Buscamos que sean en una zona de alta marginación o en la periferia. Actualmente tenemos 13 EVA”, comentó.
El parque ecológico que cuenta con 30 hectáreas, terreno que donó el gobierno estatal. Habría sido ocupado para dar vivienda a más de 50 familias, “ahora en lugar de eso puede resguardar a más personas que hacen suyo este espacio” comentó Bárbara Apodaca.
Incidencia en espacios públicos
También esta IAP busca ejecutar proyectos a futuro, un foro cultural y un restaurante dentro del parque ecológico, como también pensar en distintos espacios públicos de la ciudad de Culiacán, como la plaza histórica, en donde se encuentra la catedral.
“Hemos generado un estudio de vida pública y talleres participativos con la gente y queremos generar estas intervenciones para la gente. Ya no sólo en este espacio, sino ir llevando esta experiencia a otros lugares, en este caso la Plaza Obregón tenemos la intención de rehabilitarla. Este proyecto viene desde la gente. Estuvieron opinando, dando sus deseos y problemáticas que ellos observaban en la misma plaza. A partir de ahí hemos estado revisando este tema con instituciones, con ONGs, instituciones de gobierno, especialistas, cronistas, historiadores que tenían un conocimiento de la plaza. Una de nuestras preocupaciones es llevar el tema de la conservación de la biodiversidad. Este proyecto, más allá de ser arquitectónico, vincula la recuperación endémica. Queremos que sea un muestrario de la vegetación local y reestructurar la vida pública con las distintas actividades”, comentó Guillermo Casillas, arquitecto y coordinador de proyectos de la Sociedad Botánica.