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La Duda
Llega a la pantalla una pieza que expone dos dolores de cabeza para iglesia: La pederastia y la pérdida de fe.
Luego de los escándalos de pederastia que han circulado por los medios de comunicación, lo más sencillo sería realizar una cinta lapidaria y visceral contra la Iglesia Católica.
Contrario a una política de linchamiento, John Patrick Shanley escribió La Duda, una pieza inteligente que si bien no puede alejarse de cierta crítica al encubrimiento de la Iglesia con respecto a la pederastia, profundiza en la situación para abordar una de sus repercusiones: la pérdida de fé.
En La Duda, Aloysius Beauvier (Meryl Streep), la directora de una escuela católica, una monja sumamente rígida cuasi nazi por su disciplina, y temida por todos sus alumnos, encara a un sacerdote (su jefe, interpretado por Phillip Seymour Hoffman) bajo la sospecha de que éste se ha involucrado de manera inapropiada con un estudiante de color, el primer estudiante de color, para ser más precisos.
Las consecuencias son devastadoras en el sentido moral, no sólo por el simple hecho de pensar que el padre tuvo algo que ver con el pequeño, lo cual ya es algo escalofriante, sino por el impacto que la situación tiene en la dulce e inocente hermana James (Amy Adams), quien simpatiza con algunas ideas laxas del padre Flynn, pero padece la rigidez moral de Aloysius; en la familia del niño afectado cuya historia es un poco sórdida, y en la misma hermana Aloysius, cuyo enfrentamiento con un superior y con el stablishment mismo podría ser algo que trasciende sus
propias fuerzas.
Pero las cosas no son tan fáciles como parecen, pues las acusaciones de la hermana Aloysius son meras suposiciones, y es que hay que mencionar que la moral de Aloysius es tan rígida que seguramente está exagerando, bueno, es tan rígida que no deja que la luz entre en su oficina. Y si las cosas son así, la figura del bonachón, moderno y cool padre Flynn, quien parece tener una conexión especial con los alumnos, se verá seriamente manchada.
Una falta gravísima
La duda es dirigida por el mismo John Patrick Shanley, creador de la obra teatral y de la adaptación cinematográfica; como puntos en contra debo decir que la cinta tarda un poco en entrar en material, su narrativa no pierde su escencia teatral, lo hace que pierda parte de la emoción y del impacto del final.
klm