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La pandemia cambió los hábitos de consumo de agua: el grave problema que viene

El Gobierno de la Ciudad de México aplica un subsidio del 65% hasta el 80% en el precio del agua de los capitalinos, con todo y ello la mayor parte del agua se pierde en fugas, pero no de las tuberías como es la creencia generalizada, sino en los usos y abusos en el hogar.

Foto: Shutterstock

La pandemia por Covid-19 no sólo ha traído cambios en el sistema de salud, existen muchas otras áreas que han sufrido alteraciones importantes y de no ser atendidos traerán crisis en los próximos años. Este es el caso del suministro de agua en el Valle de México que atiende a 21.8 millones de habitantes.

De inicio están cambiando los puntos de consumo. Uno de los factores más importantes en el consumo de agua es directamente proporcional al número de horas que un individuo permanece en un lugar, si ahora estamos mucho más tiempo en casa, también se está demandando mucha más agua en zonas habitacionales; por otro lado, para los lugares como oficinas y espacios comerciales ya adaptados para recibir a mucha gente por muchas horas, la demanda de agua bajó”, esta modificación de patrones es un primer aspecto a tomar en cuenta, dijo Francisco Núñez Escudero, director general de Inversión y Gestión de la Comisión del Agua del Estado de México.

Otra cosa que cambió es que antes la gente se lavaba las manos tres veces al día y lo hacía en un lapso de cinco segundos, hoy la gente se lava durante 20 segundos y además lo hace aproximadamente 10 veces al día. Solamente el lavado de manos ha aumentado 12 veces la demanda de líquido.

Una crisis a corto plazo

El especialista en administración de recursos hídricos explica que históricamente el agua donde primero llega es donde primero se consume, particularmente para el Valle de México el agua viene de poniente a oriente, esto ha hecho que la zona oriente sea la más desfavorecida, esto en cuanto a los sistemas que transportan agua a lo largo del valle, pero la mayoría del consumo de agua (dos tercios) proviene del subsuelo.

“Eso hace que en todos los municipios y alcaldías se esté extrayendo un mayor volumen de agua”, y explica: “Como una licuadora que se pone a funcionar y luego se deja reposar, el agua de la superficie es mucho más clara y transparente, pero abajo se quedan los residuos; lo mismo le pasa a los acuíferos, en la medida en que se extrae más agua se hace de espacios mucho más profundos, eso quiere decir que empiezan a salir minerales y contaminantes en las tuberías que originalmente no existían”.

Como consecuencia, en el mediano plazo vamos a necesitar de mayor infraestructura para la potabilización del líquido, “en el pasado las cosas se resolvían con pozos de aproximadamente 4 a 8 millones de pesos, ahora una potabilizadora puede costar entre 40 y 90 millones de pesos”. Si sumamos que los recursos de agua han bajado en los últimos años, quiere decir que en unos cinco o diez años vamos a tener una escasez de agua acompañada con baja calidad para los municipios.  

Núñez Escudero asegura que el gasto para la compra de potabilizadoras será irrenunciable para el gobierno, por lo que se requiere ahorrar para ello, pero también requerimos de un cambio en el modelo de distribución de los organismos que estaban hechos para llevar agua a zonas de servicios que ya no existen y considerar mayor consumo en zonas habitacionales.

Además, en las casas hay un grave problema porque la mayor parte del agua se pierde en fugas, pero no de las tuberías como es la creencia generalizada, también se pierde en las fugas silenciosas en el interior de los hogares, por ejemplo, el punto numero uno de fuga en una casa, está en el mecanismo de flujo de agua y rellenado del WC, este debería ser revisado cada 6 meses de manera permanente, pero no hay un esfuerzo generalizado ni conciencia de ello. Otro punto de consumo masivo está en la regadera que  puede estar consumiendo en el orden de 20 litros por minuto cuando hay regaderas que consumen 4 o 5 litros por minuto.

Con ello, vemos que la solución no sólo está en los organismos públicos que tendrán que modificar los mecanismos de distribución, gran parte de la respuesta está en la ciudadanía. “El 60% del problema está en nosotros y 40% en las autoridades, ya que nunca habrá infraestructura que alcance si seguimos consumiendo el agua de manera inconsciente”.

El especialista señaló que para hacer conciencia necesitamos una especie de guía sobre los puntos de consumo del agua, pero hoy estamos en el peor de los escenarios, frente a una pandemia y con la ausencia de interés por parte del gobierno, sociedad civil y ciudadanos.

Concluyó que el subsidio seguirá funcionando porque el agua es un derecho humano y se debe garantizar, el problema es que cada vez tendremos organismos con mayores problemas financieros y sin la capacidad de enfrentar los problemas que se van presentando, “lo que veremos cada vez más, son casas con problemas de servicio todos los días. Este es un problema silencioso que está creciendo y si no ponemos manos a la obra será incontrolable en el corto plazo”.

nelly.toche@eleconomista.mx

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