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La química del amor y el desamor

Enamorarse es una sensación retribuyente, pero después del rompimiento amoroso hay cambios endocrinos como la liberación de cortisol, la hormona del estrés que, al mantenerse elevado por varios días, puede ocasionar incrementos en la presión arterial, insomnio, gastritis, espasmos musculares y una disminución de las defensas.

Cuando alguien está bajo los efectos del enamoramiento, pasa por una situación de euforia que altera su sistema nervioso central cerebral al aumentar los niveles de dopamina

Cuando las parejas terminan una relación generalmente pueden describirlo como el momento en el que “nos rompieron el corazón”, esta apreciación en realidad no es del todo errónea y el doctor José Alonso Fernández Guasti, del Departamento de Farmacobiología del Cinvestav Sede Sur, nos ayuda a entender.

Aunque por mucho tiempo se nos ha vendido la idea del amor romántico a través de las películas, cuentos, novelas literarias, canciones y mucha publicidad, donde incluso se le ha dedicado un día al amor, precisamente este 14 de febrero que celebramos el Día de San Valentín, esta forma idealizada no siempre responde a la realidad.

En él se crean expectativas e inculcan patrones de comportamiento, formas de pensar, ideas preconcebidas y aprendidas, pero las personas somos complejas y contrastantes, llega un momento donde el amor romántico ya no es suficiente y entonces es cuando el desamor puede tocar a la puerta.

El especialista explica que cuando alguien está bajo los efectos del enamoramiento, pasa por una situación de euforia que altera su sistema nervioso central cerebral al aumentar los niveles de dopamina. En general, se trata de una sensación retribuyente, la cual causa placer a los individuos que lo experimentan y está mediado por un sistema de recompensa a nivel cerebral, por eso, los científicos dicen que se asemeja al consumo de una droga.

La complejidad del desamor

Decir que enamorarse da lugar a respuestas solo biológicas, como la perpetuación de la especie, es acotar este sentimiento, pues aquí se involucran emociones como la motivación de la persona a buscar una pareja con la finalidad de sentirse querida, valorada, deseada o respetada, de hacer equipo. 

Aun así es importante conocer esta respuesta bioquímica y sobre todo entenderla para poder ser compasivos con uno mismo.

Salma Rivera, colaboradora del Cinvestav, nos ayuda a elaborar la explicación científica: El enamoramiento es un proceso bioquímico cuyo inicio se da en la corteza cerebral, pasa al sistema límbico (encargado de mediar las emociones) para llegar a su cumbre en el sistema endocrino, donde las hormonas segregadas producen intensas respuestas.

Además, en el cerebro ocurren cambios, tanto en los neurotransmisores serotonina, dopamina, oxitocina y vasopresina, como en el aumento de liberación de adrenalina que estimula la frecuencia cardiaca y disminuye el tránsito gastrointestinal.

Por otra parte, cuando llega el desamor también desencadena reacciones bioquímicas a nivel cerebral. Hoy se sugiere que es en la amígdala cerebral donde ocurren cambios importantes después del rompimiento amoroso, pues esta área forma parte de lo que se llama cerebro emocional, dado que una de sus funciones es la de generar el miedo, la angustia, el cariño, la alegría y la excitación. 

Incluso, a través de la resonancia magnética se ha comprobado que la corteza cingulada anterior del cerebro, encargada de activar el dolor físico, es estimulada. Es decir, existe un comportamiento similar al que genera un dolor de alta intensidad, como romperse una pierna.

Algunos autores han postulado que durante el enamoramiento se producen muchos neurotransmisores en la amígdala y, cuando la persona sufre una separación amorosa, estos experimentan un desequilibrio.  

Después del rompimiento amoroso también hay cambios endocrinos como la liberación de cortisol, la hormona del estrés que, al mantenerse elevada por varios días, puede ocasionar incrementos en la presión arterial, insomnio, gastritis, espasmos musculares y una disminución de las defensas. 

El desamor también incluye la disminución en los niveles de dopamina, lo que a su vez provoca síntomas asociados con la depresión como pérdida de la capacidad para experimentar placer, desesperanza, disminución de peso, trastornos de sueño y dolores físicos.

Por último, es importante señalar que el desamor además de afectar en gran medida al cerebro también es capaz de romper el corazón, no sólo en sentido figurado. Se trata de la miocardiopatía de Takotsubo, una lesión transitoria del músculo del corazón que puede presentarse en personas saludables después de una exposición a una situación de intenso estrés. En general, los pacientes con esta afección mejoran en un plazo de entre siete a 30 días, pero en pocos casos puede ser tan grave como para llevar al paciente a la muerte, concluye el especialista.

nelly.toche@eleconomista.mx

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