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La salud mental ?de quienes se dedican a curar, el libro
Los lectores podrán asomarse a sus debilidades y virtudes, fobias y gustos; también a la agudeza, sensibilidad y al torpe desatino de sus vidas.
1. Una hermosa mañana, despierta la experimentada psiquiatra pensando que todo en su vida está bien. Tan convencida se siente entonces de su buena fortuna que cuando un colega médico le pide, de manera muy especial, que atienda a una doctora amiga con problemas conyugales, ella no cree necesario meditar su respuesta y acepta de inmediato.
Sin embargo, pocos días después, a la experimentada psiquiatra le tocará vivir una persecución implacable en su contra. La nueva paciente la acosará recurrentemente con llamadas y mensajes anónimos a cualquier hora del día y de la noche, estrechando así una agobiante red de intimidación y propuestas sexuales equívocas. Nadie, ni nada, puede detener a esta doctora obsesionada, no sólo con suplantar la identidad física de su psiquiatra, sino con apropiarse también de toda su vida y hasta de lo que pudiera quedar de aquel antiguo bienestar de una hermosa mañana.
2. Los médicos patólogos son capaces de ver e interpretar a través de las lentes de sus microscopios las características y el comportamiento de las células que conforman los tejidos y los órganos de las personas enfermas. Ellos dictaminan al paciente que tiene cáncer y también reportan las buenas noticias para que alguien vuelva a respirar despreocupadamente. Los patólogos están entrenados para abrir cadáveres y examinar sus secretos hasta alcanzar diagnósticos definitivos. Pero no todos, en particular los hombres, poseen la sensibilidad necesaria para acercarse a los distintos orgasmos femeninos usando versos deslumbrantes y precisos. Uno de ellos ha escrito un poema en el que se pregunta cómo harán las arañas para tender siempre sus hilos justo a la altura de sus ojos cuando le hacen creer que ha encontrado el amor en cosas que se ven
3. Al observar, bajo el chorro de la regadera, el agua y el jabón tiñiéndose de rojo con la sangre aguda bajo sus pies, la joven aprendiz de médico, dentro de una ambulancia, ha sido testigo, por vez primera, de cómo los humanos solemos transitar en segundos de la agonía sangrienta hasta la muerte implacable. Aquel día inaugural y decisivo, ella ayudó a salvar una vida que parecía ahogarse en sangre grave. Pero luego, poco después, tuvo también que aprender a resignarse en el momento en que la sangre esdrújula fue acentuando la pérdida irreversible de otra vida que ella desesperadamente trató de salvar.
La experimentada psiquiatra, el patólogo llegado de Venus y la joven socorrista que se ducha viendo la sangre de otros escurrir de su cuerpo, después de haber jugado a salvar vidas en el mundo real , son sólo tres de los distintos personajes que, entre la confesión y la ficción, habitan y dan vitalidad y realismo a los 24 cuentos que conforman el libro La salud mental de quienes se dedican a curar.
Herlinda Dabbah, doctora en Lingüística y responsable de la editorial Palabras y Plumas, escribe en el prefacio: El personal de medicina, enfermería, odontología, psiquiatría, psicología, de áreas técnicas y otras relacionadas con la salud son considerados como seres peculiares , percibidos por la gente común como seres turbadores e inquietantes; al mismo tiempo que nos intimidan nos causan admiración, fascinación o rechazo, ya que pisan firme terrenos ajenos al nuestro .
Por ello es que las narraciones de experiencias personales, e incluso reveladoras, sobre lo que significa dedicarse a curar el dolor y la enfermedad, representan un hecho singular. Es algo que no sucede a menudo. Pero, menos común resulta que la intimidad del mundo médico, celosamente resguardada, se ponga al alcance del público general.
Existe, por lo general, una barrera infranqueable de comunicación entre quienes abusan de un discurso médico técnico y poco empático y los enfermos y familiares que quedan a merced de términos, datos y juicios en apariencia incomprensibles e intimidatorios.
Este es un libro para que los lectores puedan asomarse a las debilidades y las virtudes, las fobias y los gustos, así como a la agudeza intelectual, la sensibilidad y el torpe desatino de quienes se han atrevido a compartir algo de sus vidas y profesión, con fragilidad y fortaleza a la vez.
rozanes@prodigy.net.mx