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Museo del Chopo será tomado por creadoras feministas
Desde Chile hasta México, las artistas feministas pioneras hasta las creadoras gráficas actuales, la Cátedra Rosario Castellanos organiza el programa “Toma feminista del Chopo”.
A partir de este miércoles y hasta el 24 de noviembre, el Museo Universitario del Chopo está tomado por feministas.
La Cátedra Rosario Castellanos de Arte y Género de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hará de los espacios físicos del recinto, pero sobre todo de los virtuales, epicentro del programa de actividades “Toma feminista del Chopo”, un encuentro donde artistas, activistas, curadoras e investigadoras, desde Chile hasta México, dialogan sobre las artes y el activismo de género en nuestro continente.
De esa manera, se llevará a cabo una muestra de videoarte feminista latinoamericano llamada El ojo oportuno, seguida de la exposición ¡Vándalas! Gráfica feminista callejera chilena y del coloquio “Activismo feminista de disidencia sexual”, así como el taller de cine transfeminista “Desenfocando el género”.
La lista de invitadas en cada una de las actividades, un lujo. La muestra de videoarte tendrá los trabajos de artistas visuales como Rita Moreira (Brasil), Pola Weiss (México), María Luisa Bemberg (Argentina), Lorena Wolffer (México) o Verónica Kensse (Chile). El coloquio tendrá invitadas como la investigadora argentina María Laura Rosa, quien además ofrecerá una clase magistral; la artista feminista Mónica Mayer, la historiadora y crítica de arte Karen Cordero, la artista visual Cerrucha, la colectiva mexicana Estudiantes Organizadas de la FAD y la colectiva chilena LASTESIS, enfocada en difundir la teoría feminista a través del performance, entre otras.
También tomará parte la artista visual y activista Julia Antivilo, quien además es directora de la Cátedra Rosario Castellanos de Arte y Género, con quien El Economista conversa a propósito de esta “toma”.
“En este contexto es sumamente importante visibilizar todas las luchas feministas a lo largo de América Latina y su presencia no solamente hoy en día sino como una lucha de muchos años. De ahí que mostremos el trabajo de las pioneras. También hay que hacer una relación entre los feminismos con la disidencia sexual, porque han sido dos movimientos que históricamente han estado abogando, si bien con sus diferencias, como luchas hermanadas, así como lo es la lucha chilena con la movilización feminista en México, misma que ha sido muy criticada por ocupar el espacio público y por intervenir monumentos”, comparte Antivilo.
Opina que las ciudades latinoamericanas están vivas y deben mantenerse vivas a través de la función de sus monumentos y sus calles. Las reacciones de rechazo por la intervención de esculturas y muros públicos, priorizando la piedra por encima de las cifras cada vez más alarmantes de feminicidios en el país —11 asesinatos de mujeres al día, de acuerdo con el último reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública—, apunta, resultan contradictorias.
“Las manifestaciones e intervenciones de los monumentos es un llamado de atención, no es una falta de respeto a los símbolos, sino que es un clamor; es un: aquí estamos, nos están matando, ayúdennos. Creo que en la ciudad en sí, y no solamente aquí en México, la intervención social es fundamental, es otra forma de hacer historia, un registro visual de los cambios, de las necesidades de los movimientos. La ciudad debe ser factible de cambiar, de verla de otra forma”, argumenta.
Para la artista visual y activista el desprestigio de los movimientos feministas desde el gobierno y desde la sociedad civil es un indicador del machismo arraigado que hay que buscar cambiar desde programas como el de “Toma feminista del Chopo”.
“El feminismo propone un cambio realmente revolucionario a nivel personal y cultural, sumamente radical, que por eso causa todas esas resistencias. Creo que genera miedo, porque la gente está acostumbrada a que no le muevan nada, que no le cuestionen. Además, hay un desconocimiento de los conceptos, de las propuestas, de la historia de los movimientos en sí y lo que verdaderamente buscan. No lo conocemos porque ni siquiera se aborda en los sistemas de educación. Ahí no existe. Son formas de ver la historia que denotan un androcentrismo tremendo desde la compartición del conocimiento. Y mientras no se derribe todo eso, la sociedad va a seguir pensando que el feminismo es una cosa de locas”.
De ahí la importancia de plantear los temas desde la academia, concluye Julia Antivilo, para trabajar en el cambio de mentalidad desde los feminismos, las disidencias sexuales y para cuestionar las violencias de género.