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Pepx Romero besó cerca de 30 piezas arqueológicas durante una hora
El director general del INAH desestimó que haya habido falla alguna en la seguridad. “Podríamos pensar que tal vez sea el museo más seguro que existe en el país”, declaró. Lo preocupante es el contacto constante lo que preocupa, sumó el director del recinto.
El performance del denominado artista Pepx Romero besando y lamiendo piezas arqueológicas del acervo del Museo Nacional de Antropología sucedió la mañana del pasado 31 de marzo. Tuvo contacto con 30 piezas en cinco salas del recinto a lo largo de una hora de recorrido e iba acompañado por tres personas más, quienes se encargaron de registrar el acto en video. No hubo solicitud alguna para el registro audiovisual ante las autoridades del recinto y, por lo tanto, no hubo autorización para la ejecución del performance. Ninguna obra resultó dañada.
Esto fue parte de lo reportado la noche de este miércoles por autoridades de la Secretaría de Cultura federal, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del propio Museo Nacional de Antropología (MNA) a lo largo de este miércoles.
Diego Prieto Hernández, director del INAH, declaró que legalmente no hubo delito, pero sí una violación al protocolo de comportamiento dentro del museo, por lo que el área jurídica del INAH está buscando al artista para exhortarlo a que cubra los derechos por el uso de imagen o en su caso la retire de todas las vías de difusión.
“El acervo que tiene el INAH en sus museos no está comprometido”, aseguró el funcionario. “Acercarse a una pieza a una distancia tan cercana no es correcto, pero en cualquier museo del mundo es posible. No pensamos que haya habido absolutamente ninguna falla en los sistemas. Tenemos sistemas que mundialmente obedecen a las normas máximas de seguridad. Podríamos pensar que tal vez sea el museo más seguro que existe en el país”, complementó.
Piezas sin cristal
Por su parte, Antonio Saborit, director del MNA, declaró que actualmente en las salas del recinto se exponen cerca de 8,000 objetos, por lo que, dijo, “es muy difícil el cerco uno a uno, como se antojaría” y expresó que el museo, desde su origen, asumió el desafío de mostrar muchas de sus colecciones sin vidrio “a sabiendas de que esto podía suceder, pero también de que podía confiar en la buena fe en los visitantes”.
Ahora bien, señaló que el gran problema del deterioro paulatino de las piezas es el contacto manual tan constante que sucede en el recinto.
Actualmente, el museo cuenta con 111 guardias de seguridad, dijo, pero únicamente cuatro custodios especializados. Asimismo, Saborit estimó que hay más de 150 cámaras de seguridad de última generación operando al interior.
“Si se hubieran planteado otro ejercicio, uno de daño objetivo, explícito, sobre los objetos, puedo asegurar que (las personas implicadas) no hubieran llegado muy lejos”, garantizó y concluyó: “Nos toca ser más estrictos con los visitantes sin que paguen justos por pecadores”.
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“El hecho real es que no hubo daño al patrimonio sino una falta, y que haya faltas es un poco difícil evitarlo”,
Diego Prieto, director del INAH
“Es la acumulación de toqueteo lo que llena las piezas de grasa, misma que limpiamos periódicamente. El daño que se hace con el tacto, con la palma de nuestras manos, es superior al que pudo haber infligido este personaje”
Antonio Saborit, director del MNA
Algunos datos del VAP
- 34 millones de pesos, el presupuesto anual para vigilancia en el MNA
- 111 personas de seguridad integran el museo, solamente hay cuatro custodios
- 8,000 piezas más o menos se exhiben en las salas del recinto