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Arte e Ideas

Lectura 3:00 min

Por el dolor de las víctimas

Fausta padece de "la teta asustada", una enfermedad que se transmite por la leche materna de mujeres maltratadas durante la época del terrorismo en el Perú.

La teta asustada, ganadora del Oso de Oro del Festival de Berlín en el 2009, es una película que duele y ese dolor se expande como una enfermedad que es afín a todo un territorio que ha sufrido, Latinoamérica, y que se ha debatido entre el despojo, la violación, el hurto y la rapiña o la posibilidad de la libertad y la factibilidad de los sueños.

La cinta de Claudia Llosa capta la atención desde el primer minuto: comienza con una dulce canción cantada en quechua, la canta una mujer anciana que tiene pocas fuerzas y se encuentra a punto de morir. Inicia sin traducción, pero cuando ésta comienza es una amarga bofetada: el canto dulce es un relato, una narración real de la violación de la mujer que canta, el momento en que los militares en la época de las dictaduras en Perú, asesinan a su marido y la obligan a comer su pene flácido.

Esa mujer es la madre de Fausta, nombre simbólico para nuestra Latinoamérica engañada, y Fausta (Magali Soler) es una joven limeña asustada, incapaz de expresarse, temerosa de la soledad y sobre todo de la bestia amenazadora: el hombre.

Se cree que Fausta tiene la teta asustada porque su madre se la trasmitió en la leche. Lo que sí le transmitió su madre es el miedo a los hombres pero también el miedo a lo desconocido, miedo a la libertad.

El miedo la hace odiar y aborrecer al macho. La muchacha lo dice cantado:

Sólo el asco aleja a los asquerosos . Sólo una infección lechosa en las paredes de su vagina la mantendrá a salvo de esa criatura: Fausta se coloca

una papa en la vagina que le produce la infección.

Sin demasiados recursos económicos, ni propuestas estéticas deslumbrantes, ni actores profesionales, Claudia Llosa toma una historia sencilla y construye un símbolo doble: la papa, de gran connotación en Perú, y la mujer violada, para hablarnos de una condición humana que es en sí misma insoportable y que define en lo micro aquel drama que se representa

en toda Latinoamérica.

Es, pues, "La teta asustada" una arriesgada propuesta cinematográfica que indaga en diversos temas, en busca, quizá, de la probabilidad de alivio para una región del mundo, Latinoamérica, en donde lo maravilloso y lo real son las dos caras de la misma moneda, y donde pareciera que preferimos evadir a enfrentar. Llosa, no.

Llosa se atreve, y en Perú y en Latinoamérica eso no es poca cosa.

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