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Arte e Ideas

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Juan Pablo Villalobos y los eufemismos de ser mexicano

El escritor jalisciense residente en Barcelona presenta su nueva novela en la FIL Guadalajara y celebra el boom de las adaptaciones fílmicas desde la literatura porque, se sincera: los escritores “no podemos sobrevivir sólo de los derechos de autor” que dejan los libros.

El pasado anda atrás de nosotros “es la novela de la vuelta a casa”, dice el autor alteño en la FIL Guadalajara.foto: cortesía fil NABIL QUINTERO

Está de espaldas, pero con toda certeza aquel de la melena afro es Juan Pablo Villalobos. Es inconfundible. Conserva esa cabellera desde hace al menos cuatro años.

En la pandemia, Villalobos se dejó crecer la cabellera más de lo habitual, se cortó la barba y el bigote. Y por eso se le puede distinguir aun estando de espaldas. Y además de la cabellera, el autor mexicano posee un estilo narrativo con esa misma posibilidad de intrincaciones. En su obra retuerce la ficción, la lleva al absurdo, o, como él mismo ha explicado en distintas oportunidades en el marco de la FIL Guadalajara 2024, fábula, explora el límite de la verosimilitud.

Nació en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1973, pero radica en Barcelona desde 2003, y está en el encuentro editorial más importante en nuestra lengua, en su estado natal, por dos razones: para presentar su novela “El pasado anda atrás de nosotros” (Anagrama, 2024), y también como parte de la delegación de España como país Invitado de Honor de la edición, puesto que el país ibérico decidió trasladar desde la península no solamente a decenas de plumas españolas sino a autores y autoras mexicanas residentes en aquella geografía.

Desde el primer fin de semana en la feria, Villalobos dijo sobre la obra en cuestión: “Es la novela de la vuelta a casa. Tiene que ver con el tema de quién cuida a los padres. Sucede en familias como la mía que cada uno va teniendo sus propias vidas profesionales, familiares, etcétera; a cada uno nos va llevando la vida por diferentes lugares, nos va alejando más o menos de la casa paterna y materna, pero se tiene que volver. Me interesa lo que sucede cuando se invierten los roles, es decir, cuando los padres ya no cuidan a los hijos, cómo se resuelve el asunto de la responsabilidad, pero surgen nuevas culpas, nuevas deudas. Cuando tú pensabas que eso ya se había acabado, todo vuelve a pasar (...) Es como una comedia de enredos o directamente una comedia de errores, una serie de confusiones y malentendidos que surgen de que la comunicación familiar está por debajo de su propia capacidad comunicativa”.

El libro inicia de la siguiente manera: “Esto es una novela; cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia: así es como funciona la ficción”.

La familia mexicana y la española

Villalobos ofrece una serie de entrevistas en la terraza del pabellón de Océano, de la que forma parte el sello Anagrama. Para El Economista, declara:

“La familia mexicana se distingue de otras familias en otros lugares del mundo por ser más unida, más protectora, lo cual es… iba a decir que es una mentira, pero prefiero decir que es una verdad a medias, ¿no? Porque hay elementos dentro de las familias que son muy perversos: reglamentos, leyes no escritas que se tienen que respetar, violencias, diferentes grados de abusos que son un hecho. Ahora, sí creo que hay un tono distinto de la familia mexicana respecto de la familia española. Creo que la familia española, y estoy haciendo una generalización quizás injusta, pero yo diría que la familia española suele ser más cruda, más directa. Hay una especie de atmósfera en la familia española de conflicto más abierto. En ella no existe la hipocresía que hay en la familia mexicana, la de aparentar que todo está bien”.

En México, amplía, “uno de los grandes objetivos de toda madre, padre, tía, abuelo, etcétera, es presumir que su familia es feliz, en la que hay armonía, donde todo el mundo se lleva bien. Y tú sabes que es mentira. En España esas formas no se guardan. Siempre he militado mucho en contra de la hipocresía y de este ejercicio que hacemos en México de eufemismos, para no nombrar las cosas como lo que son. Pero viendo esa otra realidad, de cómo funciona un lenguaje mucho más directo y confrontativo, me parece que también es bastante terrible. A veces me parecen realidades salvajes”.

Aproximaciones entre eufemismo y fábula

“Yo tiendo a la fabulación. Parto de una circunstancia autobiográfica, creo una situación inicial narrativa, y a partir de ahí, absolutamente todo lo que sucede es ficción. Tiendo a la exageración porque me gusta la comedia, entonces, tiendo a la hipérbole, al humor negro, lo cual me lleva a explorar el límite de la verosimilitud de eso que estoy contando”.

Se le pregunta si reconoce algunas proximidades entre esa estructura de fabulación con la que se define y el siempre presente eufemismo mexicano.

“El relato es una puesta en escena del lenguaje. Y a veces esa puesta en escena puede ser muy brutal y directa, como en ‘No voy a pedirle a nadie que me crea;, o a veces puede ser muy eufemística, como en ‘La invasión del pueblo del espíritu’, y también irónica, como en ‘Fiesta en la madriguera’. Para mí, la escritura se trata de esa búsqueda”.

Para Villalobos hay dos tipos de escritores según su manera de narrar y la dirección de la historia. “Desde cierto punto de vista narrativo, podríamos pensar que hay escritores que trabajan con la redundancia, con la aliteración, es decir, con esta idea como obsesiva. Y luego habrá escritores de la dispersión, que tienen muchas digresiones en sus libros, que suelen irse por las ramas. Yo estaría mucho más cerca de este tipo de escritor disperso, quizás porque es lo que más me gusta como lector. Me gusta el cambio, que las cosas se muevan”.

La literatura y el audiovisual

Dos títulos del autor alteño han sido adaptados recientemente al cine. El primero fue “No voy a pedirle a nadie que me crea”, novela publicada por Anagrama en 2016 y cuya adaptación fílmica, dirigida por Fernando Frías de la Parra, se estrenó vía Netflix en noviembre de 2023. Pocos meses después, en mayo pasado, esa misma plataforma estrenó la adaptación fílmica de "Fiesta en la madriguera", dirigida por Manolo Caro.

Resulta inevitable preguntar su postura sobre el boom de las adaptaciones al audiovisual de grandes obras de la literatura en nuestra lengua, justo en una edición de la FIL donde es evidente la presencia de Netflix con una por demás fotografiada instalación sobre el lanzamiento de la adaptación a serie de la novela “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez.

“Hay diferentes aristas sobre el tema. Una tiene que ver más con la parte creativa. Me interesa el formato audiovisual en general, es decir, el cine o la televisión, por ejemplo, y por lo tanto siempre estuve abierto a la posibilidad de hacer adaptaciones. Hay escritores a los que nos les gusta, se niegan, o escritores que aceptan y luego se la pasan quejándose de que no les gustó el resultado”, responde. “Pero a mí me interesa mucho el traslado de lo literario a lo cinematográfico, saber qué se pierde y qué se gana en una adaptación, porque tengo muy claro que esa historia se convierte en una cosa completamente distinta”.

Otro de los rasgos a considerar a la hora de apoyar o rechazar las adaptaciones literarias al cine, comenta, “tiene que ver con las cuestiones administrativas o económicas. Hay que decir la verdad: a los escritores este boom les conviene mucho. Es decir, el mundo editorial en lengua española es bastante precario. No hay mucho dinero. A ver, habrá unos cuantos escritores muy best sellers, muy famosos, que se ganan la vida sólo con los libros. El resto de autores, como yo, vive de talleres, de dar clases. No podemos sobrevivir sólo de los derechos de autor. Entonces, la posibilidad de que de pronto exista una adaptación cinematográfica significa más dinero que difícilmente pueda pagar la industria editorial. Y hay que hablar también de eso. Necesitamos ese dinero”.

Un pequeño extracto de “El pasado anda atrás de nosotros”

“Si el bar hubiera cerrado más temprano, a una hora decente, como se decía antes, y si sirvieran cervezas industriales, y no artesanales, que emborrachaban más rápido, el vaso de la paciencia no se habría colmado y no habríamos llegado a estos extremos. Pero la culpa era mía: tendría que haberme quedado en casa de mis papás limitándome a hacer lo que se suponía que había venido a hacer a México; había venido a cuidarlos, a estar con ellos, ¿por qué había aceptado la invitación de Everardo?, ¿por qué había dejado que mi hermana me convenciera? Llevábamos más de treinta años sin vernos y no había ninguna razón para el reencuentro, era obvio que todo iba a terminar mal, quizá en el fondo yo lo supiera y había estado deseando que ocurriera”.

Tres títulos para conocer a Juan Pablo Villalobos

  • “El pasado anda atrás de nosotros” Anagrama 2024
  • “No voy a pedirle a nadie que me crea” Anagrama 2016

Premio Herralde de Novela Con adaptación fílmica.

  • “Fiesta en la madriguera” Anagrama 2010 Tiene adaptación fílmica.

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