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Arte e Ideas

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“La cultura no puede ser un florero nacionalista”

Enrique Márquez reflexiona sobre el papel de la cultura y los movimientos culturales en la era post-Covid.

¿Qué papel puede jugar la cultura mexicana en la era post-Covid y en este momento de reinvención del mundo?, se pregunta Enrique Márquez para hablar de ‘La Conversación’, un programa semanal online impulsado desde la Dirección Ejecutiva de Diplomacia Cultural de la Secretaría de Relaciones Exteriores que se propone conversar con los actores más relevantes de lo que él denomina la nueva inteligencia social, conformada por artistas, creadores, líderes sociales, feministas, universitarios, poetas, científicos, que  “tienen en este momento la responsabilidad de construir desde la cultura el espacio de reflexión y decisión sobre el mundo que queremos, como ocurrió en el periodo de Entreguerras en el siglo XX”.

La semana pasada cerró con un panorama controvertido y complejo en el ámbito cultural: la extinción de los fideicomisos públicos para cultura, ciencia y tecnología, con visibles movilizaciones de instituciones científicas, culturales y académicas como no habían ocurrido en décadas en México; El Colegio de México, por ejemplo, que en su 80° aniversario reclamó al presidente de la nación “condiciones adecuadas para la investigación”; el anuncio del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de una gira por Europa en 2021, con destino final en Madrid, para dialogar con el pueblo español, rechazando la idea de que España y la Iglesia católica pidan perdón “por las atrocidades de la Conquista”, como ha planteado el presidente Andrés Manuel López Obrador. “Ya basta de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales”, dice una carta del 5 de octubre firmada por el subcomandante Moisés.

En lógica opuesta, la esposa del primer mandatario, Beatriz Gutiérrez Müller, llevó sendas cartas al Papa Francisco y al presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, firmadas por López Obrador; al primero le propone nuevamente un acto de petición de perdón a los pueblos originarios y la reivindicación de Miguel Hidalgo y José María Morelos; al segundo le pide en préstamo el Códice Florentino y el Códice Bolonia, en resguardo de bibliotecas italianas, para traerlos a México en 2021 a una exposición, y se compromete a su devolución al término de las conmemoraciones.

La realidad que desnudó el Covid-19

En ese contexto, de ánimos crispados, Enrique Márquez, intenta arrojar luz y reflexiona sobre el papel del diálogo y la cultura en un mundo puesto en jaque por una pandemia que ha matado a más de un millón de personas y ha desnudado el modelo económico y político global.

“Nuestra crisis no es solamente el covid, nuestra crisis es económica, social, ecológica y cultural. El modelo desarrollista está en jaque. La ciencia y la tecnología del ‘progreso’ está en crisis. Es decir ese modelo que el mundo decidió hace por lo menos 40 años, de manera consensuada o no, de sacrificar el bienestar por la ganancia salvaje. Esa es la causa profunda del derrumbe institucional, caracterizado por funcionarios ineficaces que no tienen una liga emocional ni con su trabajo ni con su país, hablo en general, del mundo, y por eso vimos a una burocracia impreparada tratando de hacerle frente a la crisis sanitaria, con el colapso de los sistemas de salud, y por otro lado el deterioro ecológico está directamente relacionado con la velocidad como se propagó la pandemia, y esto no lo digo yo, lo dicen los científicos que están reflexionando sobre el covid, dice el historiador.

“Nos parece a nosotros, como Diplomacia Cultural, que debemos impulsar proyectos y programas que tiendan a recuperar esta capacidad, en México y en el mundo, de cuestionarnos sobre lo que ocurre y sobre lo que queremos que ocurra. El mundo está pidiendo un futuro diferente y cómo lo vamos a construir, ¿sin debate?, en un país que no debate, donde se ejerce mezquinamente una crítica malsana y no una reflexión de fondo, donde las minucias ceden el espacio a los grandes temas”.

“En este momento, frente al estado de indefensión e incertidumbre que nos ha dejado el Covid-19 tendríamos que estarnos preguntando qué lugar tienen las instituciones responsables del desarrollo científico, la práctica científica en relación con la sociedad, qué importancia le estamos dando a las universidades y a la educación, cuánto hemos invertido en cultura alimentaria, qué ha ocurrido con la cultura como parte de este proceso, no como un florero nacionalista que vamos a exhibir por aquí y por allá”, asegura Márquez.

"Y las repuestas a estas interrogantes están viniendo por distintos caminos, como en parvada: lo científicos, los investigadores, las universidades, a los que no necesariamente estamos favoreciendo; los artistas, los filósofos, las cineastas, que están es un estado de inconformidad latente; el feminismo internacional como movimiento cultural por excelencia que tiene causas muy poderosas para estar presente, eso es lo que yo llamo la nueva inteligencia social; no está en los partidos ni en los movimientos políticos, no está en los sindicatos, no está en los colectivos a los que llamábamos las ONG, que parecen del siglo XIX, frente a este nuevo esquema.”, sostiene.

Señala que las víctimas del Covid-19 en su mayoría son los menos favorecidos, son las víctimas del abandono del Estado; las otras víctimas son las de la barbarie, las de la cultura del arma de fuego, si sumas las víctimas de la violencia con las del covid el saldo moral y el saldo político es atroz, por eso es comprensible que estos movimientos que critican, que se están posicionando con cierta debilidad, aparezcan en este momento.

El poeta e historiador señala que estos movimientos culturales, en todo el mundo,  nos están enviado un mensaje y una invitación al diálogo y al debate: “Lo que menos estamos discutiendo en este momento es la cultura, no la cultura como ese viejo armatoste nacionalista legitimador del Estado sino esa serie de procesos cotidianos que definen a un país en distintos niveles y desde distintas perspectivas. La cultura mexicana no es solo la cultura popular, sino el pensamiento crítico que podemos desarrollar los mexicanos para tener una presencia en el mundo, son las nuevas expresiones artísticas y culturales que no estamos promoviendo con suficiencia fuera de México”.

Y añade “La cultura no es un ente monolítico, sino pluricultural que se nutre de las expresiones creativas que se están desarrollando en todas las regiones del país, no solo porque tenemos comunidades originarias muy creativas y de gran tradición sino porque tenemos en todas las regiones creadores, colectivos institutos, que están haciendo cosas muy interesantes en el terreno del arte y la literatura, y lo más creativo, lo más revolucionario están surgiendo de la periferia al centro”, asegura.

“Más allá de que las tendencias del Estado cultural mexicano siguen siendo centralistas, la fuerza creativa de las regiones sigue planteando las novedades y una nueva presencia de la literatura mexicana en el mundo, el caso de Fernanda Melchor, por ejemplo una joven escritora que no ha recibido en México el reconocimiento institucional que merece, asegura el escritor.

Rememora que después de la Segunda Guerra Mundial, de nueva cuenta la principal preocupación vuelve a ser cultural. “La institución por excelencia que se origina con mayor grado de legitimidad y necesidad es la UNESCO, y en sus principios fundadores está que la cultura debe ser un agente de paz y de unión y que el diálogo intercultural debe marcar la vida social internacional”.

“Pero la UNESCO no pasa por su mejor momento -dice- para dar respuesta a la crisis que están atravesando los artistas en todo el mundo por la insuficiente respuesta de los Estados, en términos de presupuestos y atención, a sus comunidades de creadores. Entonces no tenemos una directriz de por dónde el mundo puede caminar para rehabilitar a la cultura como un agente transformador”.

La reaparición del EZLN

Márquez ubica la reaparición del EZLN la semana pasada como parte de estos movimientos culturales emergentes. “El EZLN, que durante 26 años ha estado muy vinculado a los grandes movimientos internacionales, a los actores de la parvada, está planteando una novedad de acción internacional, que el próximo año -cuando se celebren los 700 años de la caída de Tenochtitlan, los 500 años de la Conquista y los 200 años de la consumación de la Independencia- tiene suficiente caldo de cultivo y tienen muchos lazos con distintas organizaciones internacionales, entonces es muy probable que tengamos un protagonismo mexicano en el mundo, que será muy sugerente y muy indicativo, entonces creo que la nueva inteligencia social estaría muy cercana a iniciativas como la del EZLN, sin que esto quiera decir que sus contenidos estén ampliamente consensuados. Pero hoy queda claro que el EZLN representa un movimiento cultural, con una propuesta alternativa las conmemoraciones del 2021”, concluye.

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