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Capital Humano

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Casos de explotación laboral crecieron exponencialmente de la mano de la pandemia

La vulnerabilidad que produjo la emergencia sanitaria por la Covid-19 impulsó el crecimiento de los casos de trata laboral. La maquila, la construcción, la minería no sindicalizada, la agricultura y el trabajo del hogar son las ocupaciones con más trata de personas, según Polaris.

Quizá queremos o necesitamos mirar hacia adelante y dejar atrás lo ocurrido en la pandemia, pero antes hay que saber qué ha pasado. Y según un informe del gobierno federal, que la Cámara de Diputados recibió hace unos días, la covid-19 quintuplicó el porcentaje de víctimas de trata con fines de explotación laboral en México, al pasar de 6% de los casos totales en 2019 a 32% en 2020.

El distanciamiento social dejó aisladas a millones de personas y eso tuvo diferentes repercusiones, pero a las víctimas de trata les impidió pedir ayuda. La crisis económica afectó a casi toda la población, pero también aumentó la de violencia de los tratantes, “al no obtener ganancias causadas por las interrupciones en el mercado laboral”. Es decir, la caótica situación mermó sus ingresos y se desquitaron con sus víctimas.

El Informe 2019-2020 de la Comisión Intersecretarial para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de Estos Delitos fue publicado en la Gaceta Parlamentaria recién el 18 de octubre. El organismo, cuyo presidente suplente es Alejandro Encinas Rodríguez, no ha entregado el reporte para 2021.

“México es considerado país de origen, tráfico y destino de posibles víctimas de trata de personas”, reconoce la Comisión Intersecretarial, encabezada por la Secretaría de Gobernación (SG).

La maquila, la construcción, la minería no sindicalizada, la agricultura y el trabajo del hogar son las ocupaciones con mayor incidencia de explotación laboral o trabajos forzados en México, según el Diagnóstico Trata de Personas con Fines Laborales de la organización Polaris.

“Los megaproyectos (de infraestructura, de minería, de turismo) y las zonas económicas especiales (la frontera norte y el Bajío, por ejemplo) también atraen a trabajadores migrantes de zonas rurales y empobrecidas”, señala el estudio de Polaris.

“Hay contextos que hacen posible el crimen de la trata: fallas de los sistemas sociales, vulnerabilidades preexistentes o existentes que se manipulan y desequilibrios de poder. Las industrias con pocas protecciones sociales tienen más vulnerabilidad a la trata, es un correlación inversa”, dice en entrevista, Andrea Rojas, directora de la Iniciativa Estratégica contra la Trata Laboral en Polaris.

“Por el contrario, países con fuertes protecciones sociales, beneficios de desempleo, permisos pagados, seguridad social y demás, tienen menos posibilidades que exploten a su población”, agrega la abogada con amplia experiencia en temas de migración, personas refugiadas y derechos humanos laborales.

La equivocada definición de trata

Aún queda mucho por hacer para que México sea un país libre de trata, reconoce la Comisión Intersecretarial en el informe. Dicho organismo, integrado por nueve secretarías de Estado y seis instituciones federales, plantea la urgencia de una reforma legal para precisar qué es trata de personas y sus diferentes modalidades, pues la actual definición de explotación laboral es incorrecta, dice.

Andrea Rojas, así como otras activistas expertas, está de acuerdo con esto último. “La definición de la trata en México no calza totalmente con la definición internacional”.

En el año 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el Protocolo contra la trata de personas, con la primera definición internacionalmente acordada: “La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas mediante la amenaza o el uso de la fuerza u otras formas de coacción, el secuestro, el fraude, el engaño, el abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o de la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación”.

La explotación, detalla, puede ser en forma de prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, trabajos o servicios forzados, la esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.

En 2012 México creó la ley contra la trata de personas, la cual no menciona específicamente qué se entiende por ese delito, pero en el artículo 10 indica que “toda acción u omisión dolosa de una o varias personas para captar, enganchar, transportar, transferir, retener, entregar, recibir o alojar a una o varias personas con fines de explotación se le impondrá de 5 a 15 años de prisión y de un mil a veinte mil días multa”.

Y en la fracción III del artículo 21 indica que la remuneración de un salario por debajo de lo legalmente establecido también es explotación laboral. Pero, según la Comisión Intersecretarial, esa parte “castiga acciones no punibles por una mala definición de la explotación laboral”.

Agrega que existen “problemas en la tipificación”, los cuales obstaculizan la procuración e impartición de justicia. Ante este contexto, “urge una reforma legal que genere mejores políticas públicas para ser implementadas en los tres órdenes de gobierno”.

Las vulnerabilidades, el alimento de la trata

En el informe, las autoridades reportan una disminución del 27% en la identificación de posibles víctimas. En 2019 conocieron los casos de 377 personas y en 2020 apenas identificaron a 170. Pero eso no significa una baja en el delito, sino que la pandemia impidió que fueran detectadas, explica el documento.

Aunque la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual sigue siendo la principal modalidad de trata, en 2020 redujo su incidencia mientras la explotación laboral aumentó en México.

La trata con fines sexuales pasó de 65% del total de los casos en 2019 a 53% en 2020, las mujeres y las niñas son las principales víctimas. Los casos de explotación laboral subieron de 6% a 32% en el mismo tiempo, y los hombres son la mayoría; entre las mujeres que han sido víctimas, hay muchos más casos de niñas de entre 7 y 12 años de edad.

El informe indica que el medio del que más se valieron para captar a personas fue el “aprovechamiento de una situación de vulnerabilidad”, como el desempleo y el hambre. Esto ocurrió en el 75% de los casos en 2020 y en 32% en 2019. El ascenso es claro en el año de la mayor crisis.

“En toda relación laboral habrá un poco de desequilibrio de poder, pero cuando se maximiza y hay una manipulación, la situación es peligrosa”, dice Andrea Rojas.

Las ofertas de empleo falsas “juegan un rol determinante en las situaciones de captación de víctimas de trata. Todos necesitamos trabajo, por eso cuando uno llega a entender bien la trata ya ni siquiera distingues si es laboral o sexual como fin, porque todas parten de esta vulnerabilidad”, dice la abogada.

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