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Nuevos empleos se registraron en la informalidad
Entre mayo y junio, la tasa de informalidad tuvo un ligero repunte y rompió con una racha de tres trimestres con descensos. El empleo formal, por su parte, reportó sólo destrucción de empleos en el periodo reportado.
El mercado laboral tuvo una creación de empleo baja en el segundo trimestre del año. En el balance, sólo 29,864 personas se incorporaron a la población ocupada, todos en la economía informalidad, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
En el período abril-junio, la informalidad fue el principal impulsor de la generación de puestos de trabajo con 85,235 plazas, mientras que el empleo formal tuvo una reducción de 55,371 puestos de trabajo, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
“El problema de la informalidad no es fácil de resolver y persiste en nuestro país, por lo que se requiere promover de manera más rigurosa la promoción de la seguridad social universal y el pago de impuestos”, señala Héctor Márquez Pitol, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (AMECH).
La creación de puestos de trabajo centrada en el sector informal llevó a la tasa de informalidad de 55.0 a 55.1% respecto del primer trimestre del año y rompió con la racha de tres trimestres continuos con descensos.
Según una encuesta aplicada a socios de la AMECH, el 32% de las empresas consultadas afirmó que las altas tasas de impuestos son las que generan informalidad; un 25% lo atribuyó a las cuotas de seguridad social.
“Las fallas del mercado no cambiarán si es rentable ser una unidad económica informal, porque nadie te está verificando y además, no es rentable crecer en volumen, en tamaño, hacerte visible, porque te vuelves sujeto de extorsión”, expone Sofía Ramírez, directora general de la organización México ¿Cómo Vamos?
Desde el 2015, la tasa de informalidad ha disminuido, pero el avance es insuficiente y se vincula más con el dinamismo del mercado laboral que como una respuesta a políticas públicas focalizadas. En los últimos ocho años, ésta se ha reducido sólo 2.5 puntos porcentuales.
“El estado no debe sólo transferir el peso de la calidad de vida de los trabajadores a las empresas, sino coadyuvar a un crecimiento real de las pequeñas empresas y una mejor calidad de los servicios universales de educación y salud. No creo que podamos desvincular la calidad del empleo con la calidad de los servicios básicos, va todo por la misma vía”, expresa Sofía Ramírez.
Jornadas extensas a la baja; subocupación, al alza
En un comportamiento positivo, la población que trabaja más de 48 horas por semana (por arriba del límite legal) disminuyó en 776,115 personas, aunque aún abarca a 15 millones de trabajadores.
Sin embargo, la subocupación se fortaleció entre abril y junio con 442,468 personas sumándose a esta condición, la cual abarca a los trabajadores que tienen la necesidad de laborar más horas de las que el mercado de trabajo les ofrece.
Como resultado de esto, la tasa de subocupación avanzó de 7.2 a 8.0% de la población ocupada, esto significa que 4.6 millones de ocupados se encuentran en esta condición.
Otro indicador que reflejó un deterioro en la calidad laboral en el segundo trimestre del año fue el crecimiento de los trabajadores subordinados sin prestaciones, población que se incrementó en 250,120 personas, para llegar a 13.4 millones de empleados. Esto equivale al 33.6% de todo el empleo subordinado.
“La calidad del empleo tienen que ver con los derechos laborales, con la libertad de transitar de un empleo a otro, pero también con el entorno en el que se desarrollan las personas, si las personas pagan su salud de sus bolsillos. El empleo formal se promueve desde las unidades económicas formales y eso implica mayor seguridad pública. Y la calidad de vida de los trabajadores se puede transformar a través de mejores servicios de salud y educación sin ponerle la etiqueta de formal o informal, por ahí debemos empezar”, opina Sofía Ramírez.