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El 85% de las personas trabajadoras indígenas labora en la informalidad
Un informe de la OIT destaca que la población indígena gana 33 pesos por cada 100 pesos que le pagan a alguien no indígena. Y la situación es peor para las mujeres indígenas, pues ellas reciben en promedio sólo 26 de cada 100 pesos que se le pagaría a una persona no indígena.
Una de las múltiples consecuencias “de la marginalización histórica de los pueblos indígenas” son sus condiciones laborales, reconoce la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En estudio difundido hace unos días indica que el 85% de esa población se encuentra en la informalidad. Eso significa que no tienen acceso a muchos otros derechos, por lo que su situación de pobreza se perpetúa.
El informe Panorama laboral de los pueblos indígenas en América Latina: La protección social como ruta hacia una recuperación inclusiva frente a la pandemia de covid-19 señala además que las personas pertenecientes a estas comunidades ganan sólo el 33% de lo que perciben quienes no tienen esa identidad.
La gente de Abya Yala (nombre ancestral del continente americano) “no ha participado de los beneficios de los avances económicos como sus homólogos no indígenas”, dice la OIT en el reporte. Aunque muchos de esos avances se han logrado a costa de los recursos de dichos pueblos.
Su “sobrerrepresentación en la informalidad y entre las poblaciones rurales, los obstáculos que enfrentan para el acceso a la tierra y los recursos naturales, así como a la educación”, comprueban lo anterior.
En México, viven 23.2 millones de personas mayores de tres años que se autoidentifican como indígenas, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esa cantidad equivale al 19% de la población total de ese rango de edad.
Para el 4% el principal problema que enfrenta por su identidad étnica es la falta de empleo, según la última Encuesta Nacional de Discriminación (Enadis). Esa porción se traduce en casi 1 millón de personas.
En todo el mundo, son más de 476 millones de personas indígenas, según la OIT. Y en América Latina y el Caribe “son más de 54.8 millones de mujeres y hombres indígenas, representando el 8.5% del total de la población”.
¿En qué trabajan las personas indígenas?
Según el informe de la OIT, la pobreza indígena es más alta en zonas rurales (53%) que en las urbanas (20%). En las áreas rurales los salarios son menores, así también los ingresos de las personas que trabajan de manera independiente y la cobertura de los sistemas de seguridad y asistencia social.
Un reciente estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) coloca a las ciudades más grandes del país como las mejores para trabajar. En esas urbes la gente encuentra más oportunidad de empleo, mejores salarios y hay más posibilidad de que sus jornadas no excedan las 8 horas diarias, entre otros aspectos. Es por eso que muchas familias se ven en la necesidad de migrar hacia las ciudades, lo que implica no sólo dejar su territorio, sino toda una forma de vida.
Ya sea en sus lugares de origen o donde migren, la población indígena se emplea principalmente en los sectores agrícola; servicios de mercado, que abarca el comercio; en el transporte; el alojamiento y comida; los servicios comerciales y administrativos, fabricación y construcción.
Una tercera parte trabaja en la agricultura. Pero el hecho de trabajar en el campo no quiere decir que lo hagan en el propio. En México, una buena parte de las jornaleras y los jornaleros viajan desde estados del sur hacia el norte, donde la economía y la producción agrícola es mejor.
“Los trabajadores indígenas tienden a ser más autoempleados y trabajadores familiares no remunerados que el resto de la población”. Mientras el 37% trabaja para alguien más, el 61% de la población no indígena de la región depende laboralmente de un centro de trabajo, destaca la OIT.
Otro dato que confirma esta publicación es que “el trabajo familiar no remunerado es especialmente alto entre las mujeres y en zonas rurales: 29% de las mujeres indígenas y 29% de los indígenas que viven en zonas rurales, realizan este tipo de trabajo, en comparación con 9% de los hombres indígenas y 6% de la población indígena viviendo en zonas urbanas”.
Esos datos son a nivel regional. Pero para México la situación es mucho más pronunciada, según la Enadis, el 46% de las mujeres que hablan una lengua indígena se dedica al trabajo del hogar y de cuidados no remunerado.
Laborar principalmente por cuenta propia o de manera no remunerada da como resultado que casi nueve de cada 10 personas trabajadoras indígenas estén en la informalidad.
La OIT señala otra gran desigualdad. El 60% de trabajadoras y trabajadores indígenas residentes en una zona urbana y 58% de quienes laboran en un área rural ganan 33 pesos por cada 100 pesos que gana una persona no indígena. La brecha salarial se ensancha si es una mujer indígena, porque entonces sólo ganará 26 pesos por cada 100 pesos.