Buscar
Capital Humano

Lectura 4:00 min

Permisos de paternidad: Derecho desaprovechado en México

México enfrenta el reto no sólo de promover que los hombres tomen los días de paternidad que ofrece la LFT, sino también de avanzar hacia permisos que se parezcan más a las licencias de maternidad. Es decir, que sean obligatorios, de mayor duración y pagados por las instituciones de seguridad social, no por los empleadores.

Foto: EspecialShutterstock

¿Sabías que en México los padres tienen derecho a un permiso de paternidad? Es probable que no, pues, a nivel anecdótico pocos lo aprovechan. Como ejemplo, hace algunos días Samuel García, gobernador de Nuevo León, declaró en un video subido a redes sociales por su esposa que, ante la llegada de su hija, “no he dejado de jalar un solo día... no que otros”.

Con esta expresión, parecería sugerir que los padres que toman estos días son flojos o irresponsables, lo que refuerza los estereotipos de género sobre la responsabilidad que cargan las mujeres cuando se trata de cuidar bebés. El gobernador desaprovechó la oportunidad de sentar un precedente para el estado y para el país, que en cambio podría influir para una distribución más equitativa de las tareas de cuidados. Estas desigualdades eventualmente se trasladan también al mercado laboral.

No hay un recurso más escaso que el tiempo. Por eso, conforme las mujeres absorben una mayor proporción de las tareas no remuneradas, sus planes de carrera cambian. Mientras que 51% de las madres pausaron su carrera por razones personales, esta proporción se reduce a 20% para los padres. Esta desigualdad entre madres y padres puede explicar otras brechas de género en el mercado laboral como la brecha de ingresos por género y la baja presencia de mujeres en puestos de liderazgo.

¿Dónde empiezan estas desigualdades ¿Cómo cambiarían si se otorgan permisos de paternidad y los hombres hacen uso de este derecho laboral?

El problema de origen está en la Ley Federal del Trabajo. La legislación laboral refleja los sesgos de género y, a su vez, contribuye a perpetuarlos. Las madres que trabajan en la formalidad tienen derecho a una licencia de maternidad de 84 días, misma que paga la institución de seguridad social donde esté asegurada. Por otro lado, los padres pueden –más no es obligatorio– aprovechar un permiso de paternidad de 5 días, cuyo pago corre a cargo del empleador. Esto desincentiva a los empleadores a otorgar dichos permisos, además de representar una desventaja para las mujeres al momento de la contratación. ¿Puede esto denotar que las madres viven la responsabilidad de la maternidad como una obligación y los padres como una elección?

A esto se le suma que los permisos y licencias de paternidad y maternidad no reflejan la realidad del mercado laboral. De acuerdo con los datos de la ENOE, la participación de las mujeres en el mercado laboral ha aumentado paulatinamente, y hoy cuatro de cada 10 mujeres en edad de trabajar participan en la economía. Sin embargo, la encrucijada de desempeñar un doble rol de profesionistas y cuidadoras dificulta su permanencia en un mercado laboral que no se ha adaptado a estos cambios. 

A pesar de que los permisos de paternidad se incorporaron a la Ley Federal del Trabajo en 2012, su implementación y uso aún no es generalizado. Comentarios como los del gobernador Samuel García reflejan que la cultura laboral castiga a los padres que los toman. La idea estereotipada del hombre proveedor no se concilia con la idea de que se tomen el tiempo para tener un rol más activo de cuidados o que compartan las responsabilidades del hogar.

El primer paso es promover que los hombres tomen los días de paternidad que ofrece la legislación actual. Pero esto no es suficiente: es necesario avanzar hacia permisos de paternidad que se parezcan más a las licencias de maternidad. Es decir, que sean obligatorios, de mayor duración y pagados por las instituciones de seguridad social, no por los empleadores. Esto permitiría que, al menos en el punto de partida, las mujeres tengan más tiempo disponible para dedicarlo a otras actividades.

Con igualdad de condiciones desde la legislación, mujeres y hombres pueden participar en el mercado laboral con un piso parejo. Si se ofrecen los mismos días por maternidad que por paternidad, y bajo las mismas condiciones, los incentivos para contratar a una madre o un padre no cambian. Si la probabilidad de que hombres y mujeres se ausenten por un periodo largo si deciden maternar o paternar es la misma, las empresas podrán atraer y retener al mejor talento, independientemente del sexo. Mujeres, hombres, hogares y empresas, todas y todos ganamos.  

*La autora es investigadora de Mujer en la Economía del IMCO (@reginagaav)

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas