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Regalos corporativos: ¿Qué se debe considerar para evitar conflictos de interés?
Prohibir los obsequios de parte de clientes no es siempre la solución, pero establecer políticas claras puede ayudar a los empleados a identificar cuándo se pueden recibir sin que esto influya en la ética en torno a su trabajo.
“Esta época se caracteriza por dar regalos, y los obsequios no deben ser satanizados, no es malo, siempre y cuando al interior de la empresa se cumpla con ciertos lineamientos”, afirma Fernando Senties, director general de AMITAI. Las políticas de regalos corporativos son útiles para evitar riesgos de integridad en las empresas y conservar la reputación.
Especialistas en ética y compliance coinciden en que las políticas internas para regular la recepción y entrega de obsequios son importantes para que los trabajadores tengan un comportamiento adecuado y se prevengan situaciones como conflictos de interés o sobornos.
“Cuando le metemos el ingrediente de un beneficio que va más allá de un gesto de atención o cordialidad, ese componente económico del obsequio puede distorsionar la sana relación. Ese juego daña a las empresas y a la sociedad, porque ya no compras el producto porque es la mejor opción, sino lo compras porque te dieron un buen reloj o una comida costosa, y para el próximo pedido hay una expectativa”, apunta Luis Enrique Graham, socio de Litigación, Arbitraje y Laboral de Hogan Lovells.
Antes de diseñar una política interna sobre los obsequios corporativos, el especialista recomienda contar con un objetivo claro, esto les permitirá a los colaboradores comprender el por qué se tienen reglas específicas, y contar con una persona para orientar a los empleados, idealmente es un rol de oficial de cumplimiento.
En la experiencia de Fernando Senties, algunas prácticas que tienen las empresas para regular los regalos corporativos es permitir obsequios con un límite en su valor económico o sólo aceptar obsequios exclusivamente promocionales.
“El objetivo es evitar que los regalos de navidad se perciban como sobornos, porque el soborno lo que hace es poner a los empleados, especialmente los receptores, en una situación de conflicto de interés donde pueden sentirse en deuda”, apunta el especialista.
Algunas políticas internas de grandes compañías en México consultadas por El Economista tienen puntos como:
- Sólo aceptar obsequios relacionados con la actividad que se desempeña
- El valor del regalo debe ser razonable y se tiene que considerar el puesto y la relación con la persona que entrega el presente
- No deben ser recibidos con frecuencia
- Se rechazan cuando la persona que los otorga tiene la intención de influir en alguna decisión
- No se permite la recepción de dinero
- Los obsequios sólo se pueden recibir en la oficina
- Está prohibido aceptar regalos mientras se desarrolla una negociación comercial
Además de las reglas específicas, Luis Enrique Graham puntualiza que las empresas deben capacitar a sus empleados y difundirlas, éste es un aspecto clave para el cumplimiento. “Tiene que haber capacitación, entrenamiento y refuerzo de los procedimientos, hay infinidad de zonas grises donde es conveniente que haya formación”.
Consejos prácticos para los trabajadores
La firma española BH Compliance considera que una política de regalos exitosa contempla al menos seis puntos: objetivo, a quiénes será aplicable, definición de obsequios y montos, difusión de las reglas y capacitación, contexto legal local, monitoreo de los lineamientos.
Aunque las políticas internas en esta materia permiten no rebasar la línea entre la gratitud o una mala intención, la firma recomienda a los trabajadores cuestionarse lo siguiente cuando reciben un presente:
- ¿Te sientes cómodo al recibir el obsequio?
- ¿En qué contexto recibes el regalo?
- ¿Te entregan el obsequio sólo o acompañado de más personas?
- ¿Tu cargo tiene incidencia en una decisión que favorezca al remitente?
- ¿El regalo es sólo para ti o están dando obsequios a más personas de la empresa?
“Mi recomendación siempre a los empleados es que si no estás seguro sobre cómo actuar, mejor recházalo, es mejor decirle a una persona ‘lo siento, pero no lo puedo recibir’ que por aceptarlo, aun cuando no lo querías, esperabas o deseabas, te sientas posteriormente con una deuda y eso nuble tu capacidad de actuar en el mejor interés de la empresa”, afirma Fernando Senties.