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Atletas invernales mexicanos: destacar sin ser prioridad
El caso del patinador artístico Donovan Carrillo demuestra que la tenacidad y fondeo propio son la vía de un mexicano para destacar en los Juegos Olímpicos de Invierno, ya que en nuestro país no existe infraestructura ni condiciones para lograrlo.
La sonrisa de Donovan Carrillo sobre la pista de patinaje de Beijing 2022 se transmite a más de 120 millones de mexicanos que lo ven como un diamante sobre un campo de rocas. No es para menos, es el primer representante nacional en llegar a unas finales de esta disciplina en unos Juegos Olímpicos de Invierno y lo ha conseguido a pesar de un sistema que le ofrece escasos apoyos.
“Para las autoridades mexicanas, los deportes de invierno no son prioridad porque no tenemos lugares donde se puedan desarrollar o practicar la mayoría de sus disciplinas, eso hace que se prioricen otros sentidos, que se mantengan más a los deportes de verano y de otra índole, como los que son Panamericanos o Centroamericanos, como el squash, ráquetbol o el boliche. Los deportes de invierno, si bien existen las federaciones y cada vez se practica más hockey o patinaje, no tenemos las montañas dónde practicar, entonces ahí es donde se pierde la prioridad”, analiza Juan Manuel Rotter, exatleta, empresario y especialista en deporte amateur.
Para la actual edición de los Juegos Olímpicos de Invierno, México ha enviado una delegación de cuatro atletas: Donovan Carrillo, en el patinaje artístico; Rodolfo Dickson, en slalon gigante; Jonathan Soto, en esquí de fondo; y Sarah Schleper, en slalon gigante. Junto con la participación en Pyeongchang 2018, donde también fueron cuatro representantes, son las más grandes delegaciones nacionales en el siglo XXI, ya que en 2002 solo hubo tres, en 2010 y 2014 solo uno y en 2006 ninguno.
El hecho de participar es una odisea para los atletas, algunos con gastos fuertes que llegan a superar los 50,000 dólares durante su ciclo de preparación, como reveló el esquiador Jonathan Soto a este diario previo a su debut en Beijing 2022. Los deportes invernales no son una prioridad para México y los esporádicos personajes que aparecen cada cuatro años dependen más de su propia autogestión metodológica y financiera.
—¿Cuáles han sido los avances más importantes en materia de deportes olímpicos de invierno en el país?
—“En cuanto a avances como tal, no hay gran cosa. No se ha generado un marcado interés en la población por este tipo de deportes. Si para los Olímpicos de verano se dificulta, ahora para los de Invierno con mayor razón. Aparte, México ha mantenido una cuota de participación muy baja: 2.5 atletas por edición en las que ha participado, sin considerar las ediciones de 1988, con 11 representantes, y de 1992, con 20; casos raros. Tampoco se ha construido infraestructura, porque no existen las condiciones, salvo pistas de patinaje artístico y que suelen ser particulares”, señala Juan Ramón Piña, periodista deportivo y académico universitario que cubrió cuatro Juegos Olímpicos entre 1996 y 2016.
Aunque México empezó a participar en los Juegos Olímpicos de Invierno en la edición de Sankt Moritz (Suiza) en 1928, sus avances en materia estructural no tienen muchos años. Por ejemplo, apenas en 2010 se creó la Liga Mexicana Élite de Hockey sobre Hielo (LMEH) y en 2017 se fundó la Federación Mexicana de Curling, así como en 2018, la Federación Mexicana de Esquí. No obstante, en el portal web del Comité Olímpico Mexicano (COM) solo aparece como reconocida la Federación Mexicana de Patinaje sobre Hielo y Deportes de Invierno.
Deportes como el hockey y el patinaje han tenido mayor accesibilidad porque sus instalaciones son artificiales y ha habido un mayor desarrollo de las mismas en entidades como Jalisco, Nuevo León y la Ciudad de México, pero otras como el esquí requieren de condiciones naturales que solo están disponibles en el país en lapsos cortos.
“Es un trabajo directo de las federaciones con los atletas y entrenadores. No tienen muchos recursos porque difícilmente reciben apoyos de parte de la Conade, porque hay otros deportes que están priorizados, que son los de verano, en donde México tiene posibilidades reales de medalla, entonces los de invierno no tienen todo el soporte multidisciplinario, no solo metodológico, sino psicológico, nutricional, fisiológico, fisioterapéutico, normalmente es un trabajo directo con el entrenador y con las posibilidades del propio atleta y a lo mejor hasta de la familia. Si falta profesionalización en los deportes de verano, imagínate en los de invierno, porque difícilmente les llegan recursos y México no tiene esa capacidad para estar a la vanguardia de lo que hacen otros países, como los escandinavos, que son potencia a nivel mundial”, opina Rotter.
“Donovan ha hecho el milagro porque patinando bajo las condiciones de México, con falta de apoyo, recursos, infraestructura y horarios especiales es imposible. Lo que está haciendo es histórico, no es nada más que se mencione como un headline en los noticieros, en realidad el trabajo que viene detrás es enorme y es algo que se debe recalcar”, agrega Marisol Paiz, patinadora artística mexicana activa entre 1994 y 2004 y que actualmente es entrenadora certificada por la PSA (Professional Skaters Association).
Desde la óptica de Paiz, que ha sido entrenadora de patinaje desde 2001, los patinadores son el reflejo de esa carencia de infraestructura nacional en cuanto a deportes de invierno: “Una de las situaciones que tenemos en México es que todos los patinadores entrenamos prácticamente en la sesión pública, eso quiere decir que tenemos que saltar y girar alrededor de la gente que va a patinar recreativamente y eso impide el avance, no tenemos tampoco muchos maestros certificados porque jamás se le ha dado mucho apoyo a nuestro deporte”.
La patinadora y analista de Juegos Olímpicos de Invierno desde 2006 explica que un patinador puede invertir hasta 160,000 pesos en un año solo en un par de patines y vestuarios internacionales, los cuales llegan a valer hasta 100,000 pesos por el tema de pedrería. Aunque la Federación Mexicana de Patinaje sobre Hielo y Deportes de Invierno los apoya con los gastos en sus viajes, el material y el acompañamiento de especialistas como coreógrafo, entrenador y acondicionador físico van por parte del atleta.
La falta de prioridad de las autoridades respecto a los deportes de invierno se ve impulsada por las carencias geográficas del país para mantener un buen ritmo competitivo. Los expertos coinciden en que México podría aumentar su nivel si enviara a sus atletas a entrenar a otros países con condiciones de nieve para deportes como el esquí, pero eso costaría mucho en cuanto a recursos económicos.
“Los biotipos del mexicano no deben ser problema, porque así se ha reflejado en la diversidad de deportes que se practican exitosamente en el país. La geografía es la principal condicionante al encontrarse en el meridiano. Para una mejor representación habría que invertir muchísimo, porque prácticamente habría que enviar a los talentos a vivir y entrenar por años en lugares apropiados. Los países fríos tienen toda una cultura que les permite vivir satisfactoriamente en esas condiciones que nosotros vemos como extremas. Por ejemplo, sus programas de educación física escolar abarcan técnicas de supervivencia en el frío y juegos de hielo; crecen con eso, es su vida”, describe Juan Ramón Piña.
A pesar de estos argumentos en contra, la exitosa participación de Donovan Carrillo en Beijing 2022 abre el horizonte para nuevas posibilidades.
“Esperaría que al ver que tenemos buen patinaje en México empiecen a surgir diferentes tipos de apoyo a nivel gubernamental, que se otorgue un presupuesto a los deportes invernales, que se creen más pistas de hielo y que también empiecen a salir patrocinadores, porque si en el deporte en general en México vemos que hay poco patrocinio, en el deporte invernal no hay nada, estamos totalmente abandonados. Espero que este gran éxito de Donovan abra un poco más las puertas y la mente de los patrocinadores para que puedan apoyar a muchos atletas invernales, que haya apoyo del gobierno y becas”, remata Marisol Paiz.
kg