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Atletas políticos, la alternativa ante el hartazgo del sistema

Luchadores, futbolistas y otros deportistas se postulan con más frecuencia a cargos políticos en México. Es una tendencia que beneficia a los partidos al reducir gastos en construcción de imagen, pero también tienen en contra su escasa trayectoria en este rubro.

TOPSHOT-DIVING-WORLD-2019AFP, AFP

Manuel Leal Peña, mejor conocido en el argot mexicano como Tinieblas, fue un luchador que brilló en la década de los 70 con un impacto más allá del cuadrilátero. En la cultura pop, apareciendo en nueve películas y hasta en un cómic. Pero su legado podría convertirse en algo más serio este 2021 si su hijo, Tinieblas Jr (su nombre real aún no es dominio público), gana la alcaldía de Venustiano Carranza en la Ciudad de México.

Ser político “es un puerta de salida a todas las ideas que tenía para mejorar la vida de la gente de los barrios”, indicó el enmascarado durante su presentación con el partido Redes Sociales Progresistas (RSP), con el que competirá para ser alcalde en la jornada electoral más grande en la historia de México, según el Instituto Nacional Electoral (INE), en donde están en juego 500 cargos federales y 19,915 locales.

Al igual que Tinieblas Jr., también han sido postulados a cargos públicos atletas y ex atletas como Rommel Pacheco, Paola Espinosa (ambos clavadistas activos), Juan Manuel Márquez (boxeo) y Adolfo ‘Bofo’ Bautista (futbol), entre otros, mientras que unos más como Blue Demon Jr. o el entrenador de futbol José Luis Sánchez Solá, ‘Chelís’, se quedaron como precandidatos

Ver a atletas y gente de la farándula en las boletas electorales es una tendencia cada vez más alta en México porque le conviene a los partidos para ahorrar tiempo y dinero, pero también porque la sociedad se encuentra en un estado de hartazgo contra el sistema, explican a El Economista expertos en marketing político y sociología.

PRI, PAN, Morena, futbol, pancracio, trampolines de 10 metros. Todos se mezclan con tal de ganar un puesto público, ya sea desde una diputación local hasta una gubernatura, pero, ¿Cuáles son los pros y contras de tener atletas en la política mexicana?

A favor: ahorro para partidos y naturaleza altruista

La relación atletas y política tiene un interés fuerte para ambas partes, explica David Dorantes, consultor en comunicación política egresado del Tecnológico de Monterrey (ITESM):

“Es una necesidad de ambas partes, de los deportistas por ganar espacios en políticas públicas, en la mayoría de los casos, con una sana intención para beneficiar al sector deportista y sembrar el deporte en sus comunidades. El interés de la política es porque cada vez los espacios están siendo más complicados para conquistar el voto y para que un candidato tenga una buena posición a la hora de arrancar la campaña debe estar muy bien posicionado desde por lo menos dos años antes. Es algo en lo que ya no les están dando los tiempos y entonces buscan a figuras públicas como artistas, cómicos y deportistas”.

Este último argumento beneficia a los partidos políticos no solo en reducir tiempos, sino también costos, destaca el analista, ya que al tener los atletas una imagen sana, con disciplina y sin vicios, no hace faltar invertir en ellos en su construcción de condición física, que es una de las reglas de proyección en marketing político.

“Sí, es un ahorro no solo en su imagen física, sino porque ya no tienen que invertir en un buen posicionamiento porque ellos ya llegan con eso de manera casi natural. Son conocidos y los partidos no tendrían que tocar esas vertientes, resulta muy redituable porque se ahorra tiempo, dinero y esfuerzo”.

Dorantes, quien ha asesorada campañas políticas en Colombia, Panamá, Estados Unidos y México, agrega otros atributos de los atletas involucrados en política: su disciplina para trabajar, a la que están acostumbrados por su trayectoria deportiva, y, en el caso específico de las mujeres, su disposición para prepararse más académicamente.

“Las deportistas son las que más se han preocupado por aprender por lo menos lo básico de marketing y ciencias políticas, y en el caso de los hombres con los que me ha tocado trabajar, no (...) Son características muy personales, no podemos dejárselo solo a los deportistas, hay políticos de carrera que no se han actualizado y están haciendo el ridículo ahora”.

En contra: desconocimiento y desacuerdos internos

Entre los factores en contra, señala el analista, se encuentra el hecho de que varios deportistas son reclutados por los partidos sin tener una afiliación política larga, generando recelo en quienes sí se han formado en los colores de alguna institución.

Además, según la experiencia de Dorantes, algunos atletas tienen complicaciones para trabajar en equipo dentro del entorno político, siendo reflejo de que, en el deporte nacional, las disciplinas individuales han sido más destacas a lo largo de la historia.

Habría que ver la naturaleza de los deportistas, la gran mayoría de los deportes en México destacan por ser disciplinas en solitario, no en equipo, y en la política es mucho trabajo en equipo”.

A pesar de que la tendencia de usar atletas en las candidaturas mexicanas empezó desde los Juegos Olímpicos de 1968, no tienen una alta estadística que refleje su éxito al ganar los puestos públicos, explica el egresado del ITESM, quien también funge como coach político.

Otro factor en contra de ahora en adelante, resalta, es la mala gestión que están ejerciendo algunos atletas que ya ganaron un puesto público, como Cuauhtémoc Blanco, señalado por temas de inseguridad en su gubernatura en Morelos.

“En este momento estamos lejos de repetir un fenómeno (político) como el de Cuauhtémoc. Desgraciadamente, no dimensionó que su mal ejercicio no solo iba a enrarecer la política de Morelos. El electorado en ese estado ya ve mal a los deportistas entrando a la política y eso le quita la posibilidad a otros. Esto sí trasciende a nivel nacional, porque aunque el electorado se olvide de su mal ejercicio, los oponentes se lo van a recordar en una campaña y en otra y en otra a los próximos atletas candidatos, y eso mismo sucederá a nivel nacional”.

Una sociedad harta: ¿por qué los mexicanos confían más en un atleta?

El sociólogo Polibio de Arcadia (seudónimo), egresado de la UNAM y ex miembro de Amnistía Internacional, explica que una de las causas más fuertes por la que la sociedad mexicana acepta a los deportistas y gente de la farándula en la política es porque se vive un estado de “hartazgo de ver los mismos rostros, lo que hizo que en los últimos años baje la plusvalía partidista”.

El académico compara a la sociedad mexicana actual con “niños huérfanos” con respecto al tema político, pues está llena de “desilusión y desesperanza” por lo que han hecho los partidos políticos y “está cayendo en la anomia”, un estado social de aislamiento ante la incongruencia de las normas sociales.

Recalca que la gente vota por los deportistas porque se sienten identificados con ídolos que poseen dinero, carros y fama: “Atributos políticos no tienen, solo tienen esa fama que les precede metiendo goles o por el número de máscaras y cabelleras que obtienen”.

Para el experto en ciencias sociales, no está mal que los deportistas participen por un cargo público siempre y cuando estén preparados y tengan propuestas; como ejemplo pone al ajedrecista ruso Gari Kasparov, cuya ideología política está en contra de la dictadura de Vladimir Putin, pero que no pudo aspirar a un puesto político por boicots de dicho régimen.

No obstante, no ve a ningún deportista con esa convicción política en nuestro país: “En México, lamentablemente, no veo a ningún atleta en este momento con las características para que en un futuro no muy lejano tenga las cualidades intelectuales para ser una verdadera opción”.

fredi.figueroa@eleconomista.mx

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