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El pasado complica, atormenta, pesa...
El rival de Saúl Álvarez vivió las glorias de su padre... y también los peores momentos, el de los vicios, las drogas. Un perfil del hijo de la leyenda y cómo trata de construir su historia.
El box lo aprendió en casa. Julio César Chávez le colocaba los guantes a sus hijos, Julio y Omar, para jugar, y ellos adoptaron el deporte como una forma de ganarse la vida, a pesar de que su papá no deseaba que fueran boxeadores. Julio César Chávez Jr. a los 17 años tenía como deseo convertirse en uno de los más grandes pugilistas. Su historia comenzó en el 2004, pero el camino no ha sido fácil.
Mientras JC Chávez Júnior atiende a los medios de comunicación en el Centro Ceremonial Otomí, su padre se limita a observarlo, sentado a un costado del ring, junto a su nieta, Julia. El expugilista siempre ha estado al pendiente de la carrera de su hijo. Beristáin acota que Julio César (papá) se empeña en que los hijos hagan las cosas como él quiere, pero Julio (hijo) responde que sólo es su hijo, que no es igual que él y tiene razón .
El año pasado, su papá uno de los más grandes deportistas que ha dado México le pidió que se retirara del boxeo tras abandonar un campamento en Big Bear Lake, California, previo al combate ante Badou Jack. Estaba decepcionado de su disciplina y apatía. La pelea no se realizó por una lesión en el talón izquierdo de Júnior.
Para el combate contra Saúl Álvarez, se dio a conocer que Freddie Roach rechazó entrenar a Julio por su indisciplina. Su ahora entrenador, Ignacio Beristáin, indica que lo de Julio no es indisciplina, nadie lo orienta en lo que tiene que hacer (...) Lo que le sucede al chico es que, en su vida privada, ha tenido problemas familiares y duelen. Entonces, ha tenido algunos cambios de mentalidad y hay que respetarlo .
En casa, Chávez Jr. vivió los problemas de su papá relacionados con el alcoholismo y adicción a la cocaína, por aproximadamente 17 años, periodo en el que Julio César declaró que perdió el amor por el boxeo.
El expugilista trataba de guiar a sus hijos, pero cuando pisaba el gimnasio sus consejos u observaciones eran con gritos, insultos y agresiones. El próximo sábado subirá al ring para enfrentar a Saúl Álvarez.
Julio César Chávez describe que Julito es difícil por su carácter.
Es bipolar, cambia de parecer como cambia de calzones , pero reconoce la entrega que tuvo el pugilista durante el periodo de preparación para el combate contra el Canelo.
Creo que Julio ha madurado como persona y en lo boxístico también, porque se dio cuenta de que estaba echando a perder su carrera y lo más importante es que se ha preparado a conciencia , afirma.
En el historial del pugilista originario de Culiacán, Sinaloa, acumula dos positivos en pruebas antidopaje, por furosemide (2009) y mariguana (2012). La pelea del 2009 contra Troy Rowland fue dada como no disputada . Por sanciones pagó 1 millón de dólares y estuvo inactivo 16 meses, por ambos casos.
Dos semanas antes de que enfrentara a Marco Antonio Rubio (2012), fue detenido por conducir ebrio en Los Ángeles, California. Además, no tenía licencia vigente. En el combate ante Marco Reyes (2015), no dio el peso pactado. Para el combate contra Saúl Álvarez podría pagar 1 millón de dólares por libra extra, el duelo se pactó en 164.5 libras.
Julito no entró al boxeo, como lo hacen la mayoría de los peleadores, por necesidad; es un deporte que siempre estuvo en su entorno. Tener el apellido Chávez no ha sido sencillo, ya que lo ha beneficiado y a la vez, perjudicado. Reconoce que le ha generado muchas críticas.
El boxeador de 31 años busca reivindicarse y declara que una vez más tiene hambre de triunfo, que ha dejado actitudes que pusieron en riesgo su carrera.
Asimismo, destaca que durante la preparación para la pelea contra Saúl Álvarez su cuerpo le ha respondido bien y su condición física es buena.
Ignacio Beristáin ha sido minucioso en la preparación e indica: Dos meses no son suficientes para cambiar a un peleador, pero sí para motivarlo . Ángel Heredia, preparador físico, comenta que hay hábitos de Julio que no se pueden cambiar, pero hay que saber trabajar con eso .
Heredia describe que Julio César es muy tragón y buscó hacerle un menú variado y atractivo. En relación con los horarios de entrenamiento, comenta que Chávez Carrasco duerme tarde, y explica: A mí se me hace ilógico que un atleta duerma dos o tres horas y lo levantes temprano para entrenar, porque a la larga lo voy a lastimar. Yo prefiero que duerma un poco más, pero esté recuperado .
A las 10 de la mañana realizaban una sesión de entrenamiento y la segunda era alrededor de la 6 de la tarde. Ignacio añade que Julio quiere destruir a Saúl, pero ese pique no es del todo favorable, porque yo manejo las cosas más tranquilas, pensando en una táctica para poder ganar. Salir a romperse la cara es una moneda al aire .
Uno de los deseos de Julio César es demostrar que no sólo heredó un apellido. Para David Faitelson, periodista deportivo, el punto a favor de Julio es que tiene una sed, un deseo de demostrar que la crítica se ha equivocado con él y de que puede brindarnos la noche boxística que jamás nos ha brindo en su carrera .
Además, destaca la inteligencia y condiciones del pugilista.
Si Julio César no tuviera el apellido Chávez, ¿sería un boxeador más? Ignacio Beristáin menciona que sería un peleador común. David Faitelson acota que con la actitud que ha mostrado, sí. El apellido Chávez le ha abierto puertas. Ventajas que no ha sabido aprovechar, desde su debut como profesional ha estado en la televisión .
El pugilista sinaloense busca retomar su carrera y para David el próximo sábado se juega su presente y futuro como boxeador.
No hay marcha atrás para él. Una derrota prácticamente lo orillaría al retiro o lo va a sacar del boxeo de grandes ligas .
Julio César Chávez no pudo impedir que su hijo practicara el boxeo de forma profesional, pero impuso una condición: ganar sus primeras 10 peleas y una derrota significaría el retiro. Julio cumplió con la cuota.