Farrell, el mánager con el don de ser como un padre

john Farrell, mánager de Red Sox, es la imagen idónea de un padre que proyecta su pasión por el beisbol a hijos biológicos y pupilos. Con los primeros, cabe imaginarlo como muchos papás estadounidenses que cargan el equipamiento para acudir a practicar con sus hijos al campo más cercano en el vecindario.

Para fortuna de John, de 51 años, Jeremy, Shane y Luke, todos seleccionados en el draft de la MLB, heredaron el mismo gusto de quien jugara ocho temporadas como pitcher con Cleveland, Angels y Tigers.

Con sus peloteros tiene esa personalidad para dirigir jóvenes y veteranos de jerarquía. Lo mismo para hacer valer su autoridad con el plantel, que para evitar que éstos se metan en problemas ante el llamado controversial de un umpire.

Farrell es querido por una fanaticada tan entusiasta como la de Red Sox, franquicia que lucha por su séptimo título de la Gran Carpa en la World Series 2013 en contra de St. Louis.

De aquel papá en Toronto Blue Jays que tuvo discreto andar en dos temporadas, en las que se no se le apreciaba cómodo, con adusto lenguaje corporal; hoy se le ve satisfecho, con más oportunidades de externar una sonrisa liberadora.

Pero para tener el reconocimiento que disfruta en la actualidad debió sobreponerse a tribulaciones en la vida que retaron su fortaleza como padre ante el infortunio de sus descendientes.

A Luke, hijo menor, le detectaron un tumor en el cuello en el 2009 y que reaparecería dos años después, situación que lo ponía en riesgo de una parálisis. El mal fue removido con éxito.

Ya en la distancia de aquellos instantes, Farrell desahoga con relajamiento lo que fue esa etapa en la que emite su orgullo por Luke. De hecho, los Farrell fueron motivo de un artículo referente al Día del Padre, en el que aparecen John, su esposa, Sue; Luke y Shane, en Fenway Park.

GRAN MOTIVADOR

John Farrell pactó con Boston el 21 de octubre del 2012. A un año de ser piloto y ser el quinto manejador que en su primera campaña lleva al equipo a la World Series, David Ortiz realza la favorable actitud que le inyectó al grupo y la unión que generó, tras una densa atmósfera con su predecesor, Bobby Valentine.

Es un tipo que motiva y respeta a los jugadores. Nos da confianza , dice el dominicano. El don de Farrell ya es algo más que natural.

rgs