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Federer revela una vida plena lejos del tenis

El multicampeón aseguró en una entrevista que el deporte es parte de su vida, pero no su identidad total, dando cabida a pensar en su retiro.
 

Foto:Reuters

La vida de Roger Federer ha cambiado completamente de 1998 a 2022. Son 24 años en los que el tenista suizo ha luchado para convertirse en uno de los máximos ganadores de Grand Slams (20, solo por detrás de los 21 de Novak Djokovic y 22 de Rafael Nadal en singles varonil), pero a fechas recientes, sus peleas han sido más por mantenerse en pie dentro de la cancha debido a las adversidades de las lesiones y la veteranía.

En 1998, cuando Federer era un adolescente de 17 años, por primera vez había conseguido meterse al ranking de la ATP y también estaba haciendo su debut sobre las canchas principales de Wimbledon, donde con el paso del tiempo se convertiría en leyenda al ser el máximo ganador con ocho coronas.

Ahora las cosas son completamente distintas: estuvo ausente de Wimbledon 2022 debido a que lleva un año fuera de actividad por continuar la rehabilitación de su rodilla derecha y también, a partir del 11 de julio, desapareció del ranking de la ATP por primera vez desde que había ingresado en 1997.

Este contexto y en particular los 12 meses alejados de las canchas han hecho que las nuevas conversaciones sobre Roger Federer giren en torno a un solo tema: su retiro. El suizo está a punto de cumplir 41 años y sigue inestable físicamente, lo que hace pensar en la posibilidad de decir adiós definitivamente al tenis, algo que, según su propia voz, no sería tan catastrófico porque ha aprendido a apreciar otro tipo de aspectos en su vida.

“Me encanta ganar, pero si ya no eres competitivo, entonces es mejor parar. No creo que necesite el tenis, soy feliz con las pequeñas cosas, como cuando mi hijo hace algo bien o cuando mi hija obtiene una buena calificación en el colegio”, dijo Federer en una entrevista con el medio neerlandés Algemeen Dagblad, que describe la charla en un tono relajado y maduro por parte del tenista.

“El tenis es parte de mi vida, pero no toda mi identidad. Quiero ser y seguir siendo exitoso, poner toda mi energía en los negocios, aunque en ocasiones doy mucho más de lo que debería, pero esto también se puede llevar a cabo fuera del deporte. Sé que una carrera profesional no puede durar para siempre y eso está bien, lo acepto”.

Durante sus 24 años como profesional, Federer ha ganado 20 Grand Slams, pero en total son 103 títulos de singles dentro de la ATP, registrando la segunda mayor cantidad de la Era Open. Gracias a eso, su legado dentro de las canchas asciende a 130.59 millones de dólares, aunque fuera de ellas ha logrado todavía más gracias a sus patrocinios con marcas como Rolex, Nike, Gillete y Wilson.

Con dichas cifras a su alrededor, el suizo ha tomado la separación del tenis como algo natural y sin presiones, aprovechando el tiempo libre para compartir mayores experiencias con la familia y sus amigos, algo que el alto rendimiento le impidió por más de dos décadas.

“Un año fuera del circuito me dio la oportunidad de ordenar de manera selectiva mis viajes y devolver algo a la gente. Muchos amigos siempre venían a verme, ahora soy yo el que he podido ir y visitarles. El viaje del tenis a veces es excesivo, sobre todo si tienes que organizarlo con niños. Es bonito descansar ahora de todo eso, también para ellos, aunque echan de menos viajar”.

Un escenario en el que particularmente se extrañó a Federer en estos 12 meses lejos de las canchas fue en Wimbledon, donde ha sido el rey del singles varonil; la afición británica espera con ansias su regreso a ‘la catedral’, aunque el tenista todavía no tiene un futuro claro al respecto.

“Fue una sensación muy extraña el hecho de no disputar Wimbledon este año, verlo por televisión, al final, soy una persona que ha estado allí desde 1998. Pero estuve viajando todo este tiempo y eso también fue agradable, pude experimentar un poco más de paz y estar más días consecutivos en un mismo lugar”.

Hasta el momento, lo único que ha trascendido es que el suizo sigue con su proceso de recuperación y que tiene previsto disputar la Laver Cup, que enfrentará a un combinado de Europa contra el del Resto del Mundo, en Londres, entre el 23 y el 25 de septiembre. También tiene en su calendario el torneo ATP 500 de Basilea, del 24 al 30 de octubre, aunque su futuro en el circuito sigue lleno de dudas.

Pero sus declaraciones apuntan hacia otro destino que no sea las canchas: “Puedo decir que estoy muy feliz en casa, honestamente. Es una gran ventaja que ahora pueda hacer una plan un martes por la mañana para dentro de tres semanas. Ahora puedo hacer esa serie de cosas sin que la realidad me supere. A veces extrañamos viajar por el mundo, por supuesto, también extraño el deporte, pero lo siento así: la vida en casa, una vida normal, también es buena”.

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