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Persistencia, el aprendizaje del Abierto de Los Cabos en verano
El ATC vive su última celebración en esta época del año, ya que a partir de 2024 se disputará en febrero. Las lecciones que les deja esta temporalidad van desde la contratación de jugadores hasta sobrevivir a crisis externas.
La edición 2023 del Abierto de Los Cabos (ATC), a celebrarse del 31 de julio al 5 de agosto, está perfumada con un aire de nostalgia a raíz de que representa su despedida del verano, pues desde su origen en 2016 se llevó a cabo entre los meses de julio y agosto pero a partir de la temporada 2024 la ATP decidió darle un nuevo espacio en el calendario en febrero.
En total son siete ediciones en las que este torneo, de nivel 250, se ha consolidado en verano, un periodo que es popularmente conocido por sus vacaciones y que incita a viajes a la playa y entretenimiento. Esos ingredientes permitieron a Los Cabos impulsar su marca pero, al mismo tiempo, sellar aprendizajes.
“Sin duda es un evento que nos ha puesto a prueba a todos los organizadores y a todos los que trabajamos en Mextenis (compañía organizadora), derivado de que ha tenido muchas adversidades y retos desde su primera edición”, describe a El Economista, José Antonio Fernández, director del Abierto de Los Cabos.
El aprendizaje más grande desde la perspectiva de Fernández es el saber cómo lidiar con crisis externas a partir de fenómenos meteorológicos y de salud pública, que golpearon al menos tres de las siete ediciones en verano y que, incluso, obligaron a la cancelación de una en 2020, a raíz de la detonación del covid-19.
“El primer año (2016) nos cayó una lluvia que provocó la cancelación de la primera jornada del cuadro principal. Para el segundo año (2017) cayó un ciclón que nos deshizo toda el área comercial y después vino la pandemia, que nos quitó una edición (2020) y en 2021 la pudimos hacer pero a puerta cerrada”, rememora el directivo.
El Abierto de Los Cabos hizo su debut en 2016 gracias al aval que recibió Mextenis, la compañía que también organiza el Abierto de Acapulco desde hace tres décadas, para sostener un segundo evento de la ATP en territorio mexicano. La plaza de Los Cabos es de nivel 250, el cuarto en jerarquía dentro de los torneos de tenis.
De acuerdo con el recuento de su director, el torneo fue capaz de recibir a 12,000 aficionados en esa edición inaugural de 2016 y en 2022 dio un salto a 29,000, poco más del doble. En cuanto a derrama económica, el brinco fue de 79 millones de pesos a 109 y la expectativa es que en 2023 se vuelvan a superar los 100 millones.
“Definiría nuestra etapa de siete años en verano como un desafío, el cual nos llega de orgullo teniendo buenos resultados. Empezamos en 2016 con 12,300 personas y en 2022 tuvimos 29,000, eso habla del crecimiento, de lo que hemos aprendido, de la cantidad de gente que ha venido, de la difusión y medios que ya cubren un evento de estas características, los jugadores, los patrocinadores, todo el crecimiento ha sido notable y los números hablan por sí solos”.
Feliciano López, Nicolás Almagro y Sam Querrey fueron las primeras figuras en participar en el Abierto de Los Cabos hace ya siete años, con el título quedando en manos del croata Ivo Karlovic. Pero un salto de calidad marcado se dio a partir de 2022 con la contratación de Daniil Medvedev, el primer tenista que llegó a ser número 1 del mundo en pisar el torneo sudcaliforniano.
En 2023, con la reputación que se ha ganado el torneo y por supuesto con el respaldo de Mextenis, destaca José Antonio Fernández, se pudo continuar la inercia para contratar jugadores de alto prestigio en el ranking mundial, como Stefanos Tsitsipas, Karen Khachanov y Cameron Norrie, aunque finalmente Khachanov tuvo que bajarse por lesión.
“A lo largo de esta historia nosotros íbamos a buscar a los jugadores y ahora los jugadores y los agentes son los que nos buscan. Ya es un torneo muy bien posicionado, muy reconocido entre el círculo de la ATP y eso lo valoran tanto los jugadores como los agentes. La gente sabe perfectamente bien la calidad de la empresa que lo organiza, el destino, el hotel, el venue, entonces, se vuelve un poco más accesible traer este tipo de cuadros”.
Medvedev y Norrie son los más recientes campeones del ATC, pero esta edición los reflectores del cuadro principal los acapara el griego Tsitsipas, quien visita por primera ocasión a Los Cabos con un palmarés de nueve títulos, incluyendo dos de Masters 1000.
“Todo lo que ha venido alrededor de este año nos ha hecho más fuertes, ha sacado lo mejor de nosotros y a pesar de todo esto los resultados han sido maravillosos y cada vez mejores”, reflexiona Fernández, quien dentro de lo conseguido en las siete ediciones del verano también pone énfasis en la niñez.
Al ser un periodo de vacaciones principalmente para estudiantes, el Abierto de Los Cabos ha podido contar con la presencia de “una muy representativa cifra” de niños en sus siete años de vida, dando como resultados favorables el impulso a una nueva generación de aficionados y practicantes del tenis e incluso para cerrar patrocinios.
“De lo más importante del legado que hemos dejado en verano es el alcance que le hemos dado a los niños, porque al estar en época de vacaciones se han dado cita a este evento. A lo largo de estos años, cada vez vienen más niños y esto ha ayudado a fomentar el deporte y a crecer la afición (...) Puedo decir que a raíz de la cantidad de niños tuvimos como patrocinadores a Disney, el Kids Day que ahora hicimos en la noche y hemos sido obligados a crecer cada vez más este producto con relación a los niños”, concluye el director del torneo.