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¿Qué se necesita para eliminar la discriminación urbana en América Latina?
En la región, existen más de 184 millones de personas en situación de pobreza, muchas veces excluidas de los centros urbanos lo que genera otros problemas
América Latina se ha caracterizado por ser una región donde la desigualdad se percibe día con día y donde los más vulnerables cada vez más son discriminados, segregados y fragmentados de los espacios urbanos.
En un análisis elaborado por Maria Elena Acosta Maldonado, consultora Técnica en la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la especialista refiere que cerca de 30% de la población adulta en América Latina (alrededor de 184 millones de personas) vive en situación de pobreza y una de cuatro personas que viven en el área urbana, lo hacen en asentamientos urbanos.
Para la especialista del BID, el nivel de desigualdad en la región se hace presente en tres dinámicas: discriminación, segregación y fragmentación urbana.
"A pesar de los esfuerzos por mejorar las condiciones de vida en nuestra región, tres dinámicas interrelacionadas siguen estando presentes en nuestras ciudades: discriminación, segregación y fragmentación. Esta trilogía naturaliza un problema endémico de ALC (América Latina y el Caribe): la desigualdad", indica Acosta Maldonado.
Cuando se obstaculiza el derecho a la ciudad
Acosta Maldonado acota que la discriminación a la ciudad se materializa cuando una persona no puede disfrutar de su derecho a la ciudad en igualdad de condiciones, ni tiene las mismas oportunidades, más allá de sus capacidades y potencialidades.
"La discriminación se expresa de forma física y normativa cuando una persona no puede acceder a los servicios y sistemas urbanos, bien sea por su raza, etnia, orientación sexual, estatus migratorio, discapacidad, edad, nivel de instrucción, residencia, etcétera", acota.
Asimismo, la especialista refiere una discriminación simbólica, es decir, con actitudes y prácticas de rechazo que viven todos los días. "La discriminación urbana tiende a ser interseccional cuando dos o más formas de discriminación se combinan, suceden simultáneamente, y se interrelacionan. La discriminación urbana es una práctica de discriminación múltiple que aumenta la vulnerabilidad e intensifica su impacto".
Segregar a los más vulnerables
La especialista refiere que la segregación urbana es la concentración de un grupo social en una zona específica de la ciudad, lo que forma áreas socialmente homogéneas o excluyentes por sus condiciones sociales, económicas y culturales.
En este sentido, Acosta Maldonado detalla que existen dos tipos de segregación. En primer lugar, está la socioeconómica, que es la referente al nivel de ingreso, instrucción, tecnología y medios de vida; por el otro lado, está la sociocultural, que tiene que ver con el idioma, religión y etnia.
"Ambas generan desequilibrios espaciales y amplían las brechas, así como la estratificación y jerarquización social y económica".
Para la especialista la población es quien ocupa la ciudad y construye su propio hábitat y si bien la población de bajos y altos ingresos se ubica en la periferia de la ciudad, lejos de los centros urbanos, es notable la diferencia en la calidad y el acceso a infraestructura y servicios, en la organización y formas de relacionarse, y sobre todo en los motivos por los que deciden vivir en la periferia urbana.
Acosta Maldonado hace un llamado a comprender y medir las múltiples segregaciones en las ciudades bajo el contexto de temporalidad e historia, con el fin de conocer el impacto de quién es segregado y las razones de quien ejerce dicha segregación.
La ruptura física y simbólica
Otro de los factores que enlista la especialista tiene que ver con la fragmentación urbana, la que define como la ruptura física (mediante urbanizaciones cerradas, diferencias en equipamientos y servicios) y simbólica (resistencias, comportamientos, actitudes y prácticas), lo que es consecuencia de las sociedades desiguales.
"Estas prácticas, muy comunes en la región, generan desintegración de la trama urbana, problemas de accesibilidad, desarticulación funcional de las actividades urbanas, difusa identidad y desarraigo", puntualiza Acosta Maldonado.
Asimismo, añade que la fragmentación urbana se manifiesta mediante la creación de espacios que producen distancia social, económica, espacial y simbólica de una ciudad.
"La fragmentación urbana produce dificultad para el funcionamiento de la ciudad y fomenta las desigualdades en el acceso a recursos entre los barrios donde habita la población de mayores ingresos y aquellos habitados por los sectores pobres", destaca.
Acosta Maldonado refiere que existen estudios del mismo BID que ponen de manifiesto que la desigualdad urbana supera aspectos económicos y físicos, pues impacta en códigos culturales y simbólicos.
Para la especialista es necesario actuar para poder mitigar el tema de la desigualdad urbana:
- Reconocer que no es suficiente estudiar a los sujetos de discriminación y segregación de lado pobre y ciudad fragmentada. "Es vital entender los comportamientos, actitudes y prácticas de quienes ejercen la discriminación y la segregación del lado de la ciudad en mejores condiciones".
- Se necesita actuar en lo material y subjetivo, en el inconsciente aprendido. "Sólo así se lograrán superar las contradicciones surgidas de la concentración urbana".
La consultora del BID acotó que es vital un llamado a la acción para eliminar la discriminación, segregación y fragmentación urbana en las ciudades de América Latina, por lo que hace énfasis en que los tomadores de decisiones, así como los habitantes, promuevan políticas públicas y acciones encaminadas a tener tolerancia cero con estos problemas de desigualdad.
"Es por ello necesario liberar a las ciudades de los estereotipos existentes, rompiendo las barreras mentales aprendidas, impulsando el cambio en la normativa y reconociendo una diversidad que transversalice toda acción, proyecto y política en la región", puntualiza.