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Economía

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Políticas cambiaria y laboral encarecen el consumo en Argentina

Una comparación internacional muestra que los precios son más altos en Argentina que en los países vecinos. Pero mientras el margen bruto también es mucho mayor, la ganancia neta es mucho más baja.

El año pasado el diario argentino El Cronista difundió el informe ¿Por qué Argentina está tan cara en dólares? . Allí, el artículo daba testimonio de los fuertes sobreprecios a los que están expuestos los consumidores argentinos a través del Ejercicio Falabella : un cotejo de precios de una muestra de bienes en las tiendas online de la cadena en Argentina, Chile, Perú y Colombia. El ejercicio revelaba que, en promedio, los argentinos pagaban por esos productos cerca del doble de lo que pagaban sus vecinos.

La firma chilena permite otro abordaje interesante a los problemas de la economía argentina. Al cotizar en bolsa, ofrece información financiera pormenorizada, incluyendo el desglose de los resultados de sus distintas operaciones nacionales. Estas planillas revelan algunos datos esclarecedores sobre la marcha de los negocios en Argentina.

Concretamente, la filial argentina del Grupo Falabella presenta por lejos el mayor ratio Margen Bruto/Ventas de las cuatro operaciones nacionales bajo análisis. Sin embargo, al evaluar el margen EBITDA/Ventas, la filial argentina queda relegada también cómodamente al último lugar del ranking.

El elevado margen bruto de la rama local sugiere que en Argentina se remarca bastante más que en los países vecinos, lo que ayudaría a explicar los fuertes sobreprecios a los que estan expuestos los consumidores.

De todos modos, ese mayor mark-up se termina escurriendo entre los diversos entresijos del costo argentino . Los altos costos laborales (salariales y extra-salariales), financieros, logísticos y regulatorios, más una mucho mayor carga impositiva explicarían por qué la rentabilidad de la filial argentina termina siendo tan magra.

El ejercicio Falabella no sólo permite cuantificar y comprender las razones de los sobreprecios que padecen los consumidores.

Los mismos factores que explican ese spread excesivo también engordan los costos que enfrentan los productores de transables y que los condenan a un fuerte déficit de competitividad (del cual el retraso cambiario es tan sólo uno de sus varios componentes).

Por su parte, esta comparación de balances regionales de una empresa de retail aporta otro resultado amargo y no trivial: el escenario de negocios para los no transables también es bastante hostil, lo que explica el escaso dinamismo de la inversión y el empleo en estos sectores.

Cabe recordar que entre 1996 y 1998, la Convertibilidad cobijó una última fase expansiva previa a su colapso. Si bien el retraso cambiario ya mortificaba a los productores de transables, los no transables disfrutaron de una etapa de bonanza que propició una fuerte expansión postrera del empleo formal.

La actual coyuntura presenta similitudes y diferencias con ese antecedente. El retraso cambiario abruma a los productores de transables tanto como entonces. La diferencia es que hoy los no transables también lucen agobiados por el alto costo argentino y no les está yendo mucho mejor.

El corolario es inquietante: los sectores de servicios no transables que debieran ser los principales responsables de generar empleo en los próximos años, carecen de rentabilidad y por ende se resisten a invertir y crecer. No es un dato auspicioso para una gestión macrista cuya sustentabilidad política a mediano plazo dependerá, en buena medida, del grado de dinamismo que presente el empleo privado durante el 2018 y el 2019.

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