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Cómo aprovechar la conducta financiera entre géneros

Hombres y mujeres analizan información financiera de forma diferente

Hombres y mujeres analizan información financiera de forma diferente

“La superioridad consiste en aprovechar las lecciones de la experiencia”. Tucídides.

En la literatura científica, se ha abordado con frecuencia el tema de las diferencias en la conducta y el proceso de decisión entre hombres y mujeres. Reconocer la igualdad de derechos no implica dejar de reconocer que, en muchos sentidos, hombres y mujeres analizamos la información y tomamos decisiones con base en procesos mentales diferentes.

Ninguno es mejor que otro. En ambos casos, las decisiones están sujetas a sesgos que distorsionan o matizan la percepción y nos alejan de las decisiones óptimas, por ejemplo, para nuestra estabilidad financiera.

Para abordar los aspectos que inciden en las decisiones financieras de las mujeres y proponer vías que propicien mejores prácticas, se publicó en el Reino Unido el libro Sheconomics que fue preparado por Karen Pine, profesora de psicología de la Universidad de Hertfordshire y Simonne Gnessen, escritora y asesora financiera.

El libro parte de reconocer las particularidades de las decisiones financieras que toman las mujeres en ese país. Con base en información de la Encuesta Anual del Panel de Consumidores de Servicios Financieros, de la Autoridad de Servicios Financieros y del sitio CreditExpert.co.uk, encuentran que las mujeres en el Reino Unido:

  • Tienen en promedio menos información financiera que los hombres.
  • Se sienten menos confiadas en temas financieros.
  • Son más cautelosas y tradicionales en cuanto a su actitud hacia productos financieros.
  • Se preocupan más por sus deudas (una de cada tres mujeres, contra uno de cada 10 hombres), ello no significa que los hombres no se endeuden, sino que se preocupan menos por los problemas que esto tiene aparejados.

Estos patrones no sólo aplican a ese país. Los mexicanos (y mexicanas) también comparten esas conductas. Pine y Gnessen hacen varias recomendaciones, de las cuales destaco las siguientes porque son aplicables sin distinción de género:

  • Si siente que no comprende los temas financieros, revise 10 minutos al día algún sitio web que provea de explicaciones simples sobre el tema. Poco a poco se sentirá más seguro y familiarizado con los conceptos y entenderá que -pese a que los expertos tratamos de verlo así - los temas financieros no son en lo esencial tan complejos.
  • Si siente que no se está preocupando suficiente por el futuro, haga una estimación rápida de cuánto tiene ahorrado para el retiro y para cuánto le alcanzaría. Le propongo el siguiente ejercicio: el total de lo que tiene para su retiro (en su afore o en un fondo privado), divídalo entre 180. Ésa sería (en un cálculo muy burdo) la cantidad que tendría para gastar al mes si se retirara hoy y sobreviviera tan sólo 15 años a su retiro. Dígame si no se siente suficientemente alarmada(o) para prever su retiro de forma más decidida. En caso de que no tenga un ahorro para el retiro independiente de su pareja, es momento de empezar a preverlo.
  • Le angustia su deuda pero no la enfrenta con decisión, haga un desglose pormenorizado de todo lo que debe y priorice la deuda para fijarse un horizonte de pago. Si paga primero la de más alto costo, estará avanzando en construir finanzas personales más sanas. Las debilidades de un género se complementan con las fortalezas del otro. Por ejemplo, la capacidad de planeación de las mujeres puede ayudar a las familias a crear mejores hábitos financieros. Esta semana cumplo un año de escribir esta columna. Gracias a El Economista y, sobre todo, a quienes amablemente la leen. Espero que en algo abone a mejorar los hábitos y el futuro financiero de ustedes y sus familias.

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