Lectura 4:00 min
Da confianza a tus colaboradores, no promuevas el miedo
Por el Covid-19, los empleados sienten mayor temor por su empleo y reducciones salariales
Por el Covid-19, los empleados sienten mayor temor por su empleo y reducciones salariales
La angustia, temor y estrés, son emociones que han predominado en los empleados desde que inició la pandemia del Covid-19, por la reducción de personal o el cierre de empresas. Tan solo en México, 1 millón 10,857 micro, pequeñas y medianas empresas cerraron por la crisis sanitaria, revela el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Si a esto se suma el estrés que genera el tener que estar físicamente en la empresa porque la actividad no es posible a través de home office, donde predomina el riesgo de contagiarse del virus, los empleados se sumergen en mayor angustia, lo que puede mermar su productividad y dañar su salud tanto física como emocional. Por ello, los líderes deben trabajar en crear una organización que no genere miedo.
De acuerdo con Amy Edmondson, autora del libro “La organización sin miedo”, la mayoría de las organizaciones hablan de la seguridad psicológica, pero no la proporcionan, lo que desalienta a las personas y las inhibe de participar. Si hay un momento donde más deben promover esto es ahora y hasta que termine la crisis de la pandemia.
“Los esfuerzos para crear una organización completamente abierta y sin miedo llevarán tiempo, y es posible que nunca llegue a alcanzar plenamente ese objetivo”, expone en su libro.
Pero mantener seguras a las personas sobre sus empleos y ser claros en la comunicación, no es lo único que garantiza que una empresa sea libre de miedo (aunque en estos momentos es vital), sino que se trata de dar confianza de expresarse libremente sin temor a recibir represalias, críticas o no ser tomados en cuenta.
La otra crisis
Antes de la pandemia, una crisis que se vivía en muchas organizaciones era el miedo que sentían los empleados por exponer lo que pensaban o aportar sobre ideas y proyectos, ya que serán juzgados o sancionados; sin embargo, los líderes no eran conscientes de esto.
“En una cultura organizacional sin miedo, las personas se sienten éticamente obligadas a hablar, compartir conocimientos e ideas y ofrecer una retroalimentación constructiva. Esto acelera el aprendizaje y el intercambio de conocimientos entre los empleados”, señala Edmondson.
Destaca que acoger las ideas, reconocer y recompensar a las personas por compartir opiniones, así como señalar errores, permite a las organizaciones tener culturas sin miedo, y al mismo tiempo, crecer como empresa, ya que si el miedo predomina, el pensamiento y el aprendizaje se perjudican y la gente se mantiene callada.
“El miedo obstaculiza el flujo de información que las organizaciones necesitan para competir”.
Ambientes sin miedo
Para crear una cultura de confianza y seguridad, las empresas deben dejar de basarse en las jerarquías y antigüedad, es decir, donde se tenga la idea de que no se puede desafiar a los líderes. Lo importante es tener la posibilidad de expresarse de forma abierta y respetuosa.
“El silencio significa jugar a no perder. Hablar anima a jugar para ganar. Ganar requiere un aprendizaje constante, pero para aprender continuamente, los empleados no deben tener reservas sobre el intercambio de ideas, la retroalimentación y el desacuerdo”.
Asimismo, se debe promover el intercambio de ideas, recompensar los aportes, crear debates constructivos, buscar la retroalimentación y utilizar los contratiempos o errores como oportunidades de aprendizaje y crecimiento. De igual manera, hay que agradecer la participación de las personas.
Además, se debe hablar con claridad sobre las decisiones de la empresa y buscar acuerdos con los empleados, por ejemplo, si se hará recorte de personal o salarial por el Covid-19.
“Los empleados psicológicamente seguros se comprometen, hablan, corren riesgos e invierten en el logro de los objetivos de la empresa”, finaliza Edmondson.