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Evalúa a tus colaboradores y candidatos con juegos de detectives
No perderán su empleo si no resuelven los acertijos en menos de una hora, sólo quedarán atrapados con un asesino o un fantasma.
La habitación 555 del viejo hotel no ha sido revisada. ¿Cómo pudo la policía dejar ese cuarto sin registrar si ahí vive el principal sospechoso de los crímenes? Son casi las 6 de la tarde y el huésped llega todos los días, puntual, a las 7 de la noche. Tenemos una hora para revisar todo antes de que nos sorprenda dentro y ocurra lo peor.
La mucama abre la cerradura, antes de que terminemos de preguntar por la sangre en la pared sale deprisa por el pasillo con la llave del cuarto en mano. La puerta se cierra detrás nuestro y es imposible reabrirla. En los próximos 60 minutos descubriremos la verdad, y no sólo acerca de los asesinatos, sino sobre nosotros mismos.
En realidad, es exagerado decir esto último. Para ser más sensatos, es sólo que este tipo de retos exponen ciertas competencias y limitaciones, lo cual está siendo aprovechado por jefes, empleadores y reclutadores para analizar a su personal. Los cuartos de escape, un juego vivencial, ha saltado de su objetivo de entretenimiento al corporativo.
En Escape60′, una franquicia brasileña recién llegada a México, 40% de los jugadores que asiste lo hacen para divertirse. El resto, 60% de sus clientes, acude porque la compañía para la que trabajan –o a la que aspiran entrar— los ha llevado para fomentar la integración de los equipos o para seleccionar al mejor candidato a un puesto.
De los videojuegos a la vida real
Los cuartos de escape son salas en las que los jugadores estarán encerrados por una hora. Para salir deberán descifrar una serie de acertijos, encontrar objetos, hallar la combinación de candados y cazar las pistas que salen a su paso.
Cada habitación tiene una historia detrás y los participantes son los protagonistas, explica Rubén Becerril, gerente comercial de Escape60′. En ese establecimiento los desafíos son resueltos con estrategia mental, a diferencia de otros, afirma: “el de nosotros no es un juego de terror, es intelectual”.
Este tipo de cuartos fueron creados por el japonés Takao Kato, quien se inspiró en los videojuegos que tienen la misma dinámica, solo que de manera virtual. La primera sala la abrió en 2007 y poco a poco este tipo de negocios se ha ido extendiendo a otros países.
Desde 2015, en Brasil, Escape60′ ha instalado grupos de salas en 16 puntos del país. De entonces a la fecha, las han visitado más de 1 millón de personas. Apenas en marzo pasado la franquicia llegó a México, a la colonia Roma de la capital.
Todos contra el tiempo
“Encontré una carta”, dice alguien y la lee para los demás. Es la confesión del asesino. Unos escuchan el testimonio sin dejar de trasegar cajones y valijas, otros se acercan para mirar el documento. Nombres, números, frases, todo puede ser una pista.
Los hallazgos aislados en algún momento deberán conectarse, opina otro. Indicios falsos consumen el tiempo y acertijos matemáticos lo devoran. Quedan pocos minutos. “¿Cómo que este candado no abría?”, se oye un reclamo estresado.
Aquí se trata de salir antes de que el feminicida llegue y eso angustia. A unos metros, otro equipo se pone en el uniforme de un narcotraficante preso en el penal del Altiplano, quien será enviado a la justicia de Estados Unidos. “A la mafia del poder” no le conviene que sea extraditado, así que le ayudará a escapar. Tiene también una hora para encontrar la salida.
Debajo de la celda y de la habitación 555 un grupo terrorista ataca el metro. Consiguió separar uno de los vagones y ahora está varado a mitad de las vías, en completa oscuridad. Los pasajeros deben escapar en menos de una hora porque el siguiente tren se acerca, sin poder detenerse, y chocará contra ellos.
Aquí nadie se esconde
No es posible, esto sólo pasa en las películas. Queda un minuto para la hora y tenemos la llave, pero no sabemos cómo usarla. El asesino ya se acerca. “¿Y si…?” ¡La idea del joven fotógrafo, el mismo que se rehusaba a entrar, funciona! Estamos fuera, a salvo.
En los cuartos de escape “la personalidad de la gente sale a relucir”, sostiene Ricardo Padilla, el gerente general de la franquicia en México. “Habrá uno que quiera resolver todos los problemas solo sin escuchar al equipo y otro que se echará para atrás y dejará que los demás hagan todo”, agrega.
Las dinámicas dentro de las salas hacen notar habilidades como la resolución de conflictos o la mediación cuando hay opiniones diferentes, agrega Rubén Becerril. También de manejo del estrés cuando pasa el tiempo y no resuelven la pista y creen que no podrán salir del cuarto.
Los juegos le dan la posibilidad a las empresas de trabajar aspectos específicos de sus equipos, comenta. Algunas sólo buscan la experiencia lúdica y vivencial para que sus colaboradores ejerciten la integración o entiendan conceptos como liderazgo, comunicación asertiva y otras estrategias que resultan abstractas desde un aula.
Otras los utilizan para evaluar a sus empleados o a los candidatos a un puesto. Desde una cabina de circuito cerrado, el responsable de Recursos Humanos, el jefe o un psicólogo de Escape60′ observa el desempeño del grupo y el comportamiento de cada uno. Al final puede que le pasen un reporte a los empleados o sólo lo tenga el directivo de la compañía.
En Brasil, Nestlé tuvo por muchos años una sala de escape en sus instalaciones para el proceso de selección. “Era un primer filtro, trabajar en equipo con los demás aspirantes, para identificar al líder, al observador y otros papeles que solemos jugar en una organización”, cuenta Ricardo Padilla.
Escape60′ tiene 6 salas: Pánico en el metro, Operación rescate, Escape Kitchen, Altiplano-La Fuga y El quinto partido. Hasta ahora, este último es el único cuarto que nadie ha resuelto, se trata de que la selección mexicana de futbol calificó al quinto partido del mundial, pero el equipo al que descalificó encerró a los mexicanos en los vestidores.
Todos los juegos, excepto El quinto partido, fueron diseñados por los especialistas de la empresa brasileña: psicólogos, sociólogos y antropólogos. Aunque la sala SOS se trata de un fantasma que quiere vengarse de sus excompañeros de preparatoria, “no buscamos el terror, sino la destreza mental”, subraya Rubén Becerril.