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¿Qué podemos aprender de los niños emprendedores?
Al ver un niño emprender aprendemos que los límites no existen, que somos nosotros mismos quienes nos los imponemos.
Es común escuchar a los adultos hablar de lo mucho que aprenden de los niños, y es cierto. Los niños son nuestros grandes maestros, y los niños emprendedores no son una excepción. Al ver un niño emprender aprendemos que los límites no existen, que somos nosotros mismos quienes nos los imponemos, lo vemos ofrecer sus productos con toda naturalidad y nos inspiramos a hacer lo mismo.
Ese poder de persuasión natural que tienen los niños nos hace sonreír y otorgarles lo que piden y nos da grandes lecciones de ventas.
Los niños emprendedores son perseverantes, tenaces y no se rinden, una gran lección para nosotros, los adultos, quienes nos desanimamos ante la adversidad y abandonamos nuestros sueños.
Las enseñanzas de los niños emprendedores son muchas, pero la lección más importante la obtenemos cuando, al verlos, somos capaces de volver a nuestra infancia y recordar a ese niño que fuimos, lleno de sueños, de ilusiones y de esperanzas.
De los niños emprendedores aprendemos muchas lecciones, pero no necesitamos verlos a ellos, basta con recordar al niño que fuimos, retomar su risa, su capacidad de observar y asombrarse ante todo, su positivismo ante la adversidad, su capacidad de soñar, crear y buscar soluciones.
Ese niño emprendedor sigue ahí y cada fin de año es una oportunidad para recordarlo, tomar su fuerza y prepararnos para lo nuevo, es una oportunidad para dejar atrás aquello que salió mal, aprender de nuestros errores y mirar hacia enfrente con ilusión y esperanza, creyendo -como alguna vez lo hicimos- que todo es posible.