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¿Dulce o truco? Dulcerías se preparan para el Día de Muertos
La temporada alta por la venta de calaveritas de azúcar es del primero de octubre hasta el primero de noviembre, pero este año los negocios no ven un incremento en ventas.
Se acerca una de las fechas más importantes y tradicionales de México, el Día de Muertos, en el que, además de las flores de cempasúchil, el papel picado y la comida tradicional, no pueden faltar los dulces, como paletas, confitería y las calaveritas de azúcar o chocolate, del cual, los negocios se prepararon desde inicios de octubre.
De acuerdo con Data México, durante el segundo trimestre de 2024, se registró que el Producto Interno Bruto en la elaboración de azúcares, chocolates, dulces y similares fue de 6.58 billones de pesos.
En el centro de Tlalnepantla, uno de los negocios que se preparó con anticipación fue el de María (nombre ficticio, porque prefirió mantenerse en anonimato), quien se dedica desde hace 10 años a la venta de dulces, y por la temporada, también a la venta de calaveras y artículos para las ofrendas.
Menciona que surtió con tiempo para el Día de Muertos, debido a que sus clientes inician las compras desde el primero de octubre.
¿Qué dulces se venden más?
En la zona donde se ubica María, hay varias dulcerías que optan por colocar calaveritas de dulce fuera del establecimiento, para llegar a más clientes, y los precios van desde los 15 hasta los 300 pesos.
De acuerdo con los comerciantes de la zona, los dulces que más se venden son las calaveritas de chocolate y azúcar, ya sea para las ofrendas o para regalar. Asimismo, la compra promedio en los puestos ambulantes es de 300 pesos.
Pero, en el caso de María, tener un local fijo le permite ofrecer más allá de las calaveras tradicionales, porque también vende figuras de chocolate con personajes de películas de terror y personajes más tradicionales, como vampiros y momias.
Dice que la variedad de productos le permite tener una diversidad de ventas, pues hay quienes compran desde 15 pesos hasta quienes gastan 1,000 pesos, porque en ocasiones ha tenido pedidos de empresas.
Se llevan más la calavera de chocolate y de azúcar. Prácticamente lo que se ocupa en la ofrenda, papel picado y lo que corresponda”, menciona.
Sin embargo, en las dulcerías que están ubicadas en las colonias, tienen un panorama distinto, debido a que han notado una disminución de las ventas, a pesar de ser una temporada alta.
“No ha aumentado la venta desde la pandemia, hemos estado sufriendo porque ya no es lo que era antes, toda la gente se iba preparando un mes antes y ahora la verdad es que no”, comenta Graciela (nombre ficticio), dueña de una dulcería, ubicado en el municipio de Atizapán de Zaragoza.
La inseguridad y el aumento de precios afecta a los comerciantes
Aunque los negocios se han recuperado por la pandemia, la dulcería de Graciela aún se mantiene con bajas ventas, a pesar de encontrarse en la avenida principal.
“Antes, las escuelas venían a preguntarnos si podían pasar los niños para que les diéramos dulces, lo que era kinder y primero de primaria, pero ahora ya no”.
Graciela asume que la pandemia y la inseguridad han sido factores para que sus clientes dejen de comprar dulces, incluso, recuerda que antes compraban piñatas para celebrar el Día de Muertos, pero este año, no ha vendido ninguna.
A pesar de que las calaveras de dulce y la confitería no han disminuido en ventas, Graciela explica que el aumento de los precios de los caramelos en estos últimos años ha sido del 90%, por lo cual, las familias se llevan menos productos.
En tanto, la compra promedio de sus clientes en estas fechas es de 500 pesos, lo que equivale a cuatro a cinco bolsas de dulces, pero relata que con esa misma cantidad, antes se podían llevar más productos.
Comenta que una alternativa para las familias es comprar dulces surtidos, que van desde los 60 pesos el kilo, pero muchos de estos puestos están en la informalidad y por lo tanto, se pierde la calidad.
Por ello, aunque son una opción para mantener las ventas en las dulcerías, Graciela argumenta que muchos de los dulces y chocolates que se venden por kilo no están en las mejores condiciones; están deformados por el sol o, en el peor de los casos, caducados.
A mi no me gusta porque son dulces que vienen como blancos, si son chocolates vienen apelmazados y la verdad no me gusta, no quiero ese tipo de dulces para mis clientes”.