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AT&T y Telcel ofertan 65 millones de dólares por 3 bloques de espectro de una licitación frustrada 

Los elevados costos por explotar bandas radioeléctricas en México terminaron por deslucir una licitación de 41 bloques de espectro para mejorar las comunicaciones de los usuarios, pues sólo dos empresas pudieron comprar tres bloques de frecuencias que les permitirán ofrecer mejores servicios de Internet y telefonía móviles a sus consumidores.

Entre el 9 y el 23 de marzo de este año, el IFT refrendó la titularidad de Telcel y AT&T sobre 15 títulos de concesión en la banda de PCS. Foto: EE Archivo.

Las empresas AT&T Comunicaciones Digitales, S. de R.L. de C.V. (AT&T) y Radiomóvil Dipsa, S.A. de C.V. (Telcel) ofertaron un total de 1,350 millones 852,000 pesos para explotar tres bloques de espectro que les permitirán mejorar la calidad y cobertura de sus redes celulares 4G-LTE en los mercados de la Ciudad de México y regiones muy particulares del resto de la República Mexicana.

En detalle, la empresa AT&T se interesó por un bloque en la banda de 800 MHz, con cobertura en los estados de Baja California y Baja California Sur; en Sonora y Sinaloa, y en Chihuahua, Durango, Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas. Por este bloque, la compañía ofertó 374 millones de pesos. El otro bloque que AT&T adquirió, también se ubica en los 800 MHz y ofrece cobertura en plazas muy lucrativas para esa operadora, como son las ciudades de México, Puebla, León, Guadalajara, Cancún, Veracruz y Mérida. Debido al mercado que representa ese bloque en especial, aquí AT&T pujó con 706 millones 852,000 pesos para hacerse con ese espectro.

La empresa Telcel sólo se interesó por un bloque de la banda de los 2.5 GHz, con cobertura en diversos municipios y otras áreas locales de esa banda y que en el pasado fue un espectro concesionado a empresas que no pudieron explotarlas en servicios de telefonía e Internet móviles, y por lo que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) inició un proceso de recuperación de señales para su puesta en una nueva licitación, como ahora es el caso.

Telcel pagó por esas frecuencias, conocidas como el bloque C1 dentro de la Licitación IFT-10, un total de 270 millones de pesos y son estas algunas de las frecuencias que le hacían falta a Telcel para poder configurar definitivamente una red celular sobre la banda de los 2.5 GHz, entre las más idóneas para servicios 4G-LTE por su poder de capacidad y cobertura en zonas densamente pobladas.

No hubo ofertas por bloques de espectro regionales y nacionales en las bandas de 1.7/2.1 GHz (AWS) y de 1900 MHz (PCS), que también estuvieron en concurso.

El IFT está ahora analizando y pronto hará oficial su posición respecto si ratifica o rechaza las ofertas de los interesados. De validar las ofertas, entonces el regulador entregará en los siguientes días la notificación formal a Telcel y AT&T de participantes ganadores de la subasta IFT-10 y el Estado mexicano ingresará cerca de 1,351 millones de pesos a sus cuentas, sólo por concepto de contraprestación; unos 65.5 millones de dólares por esos tres bloques de bandas.

De esta manera, se ha cumplido lo que la industria y el mismo regulador sectorial temían: que debido a la política del gobierno mexicano respecto al cobro por uso y explotación de bandas que se impone en la Ley de Derechos, los operadores se desaniman a comprar más bandas para robustecer redes y para pensar en nuevas redes celulares.

La industria acusa de insensible a la Secretaría de Hacienda y a la Cámara de Diputados, las parte directamente involucradas en tasar y fijar los pagos anuales de derechos por el uso de bandas radioeléctricas en México.

El 22 de septiembre El Economista adelantó que sólo las empresas Telcel y AT&T habían conseguido completar los requisitos necesarios para comprar bandas en la Licitación IFT-10, principalmente en lo que respecta a criterios económicos, pues existen otros operadores de menor músculo financiero que se interesaban en bandas de 1.9 GHz a concurso, pero que no pudieron ser adjudicadas a nadie.

El IFT aprobó el 8 de septiembre pasado que se entregara una constancia de participación a AT&T y otra a Telcel para que esas compañías puedan competir por uno o más lotes de frecuencias locales, regionales o nacionales que sean de su interés en cuatro bandas radioeléctricas: en los 800 MHz, en los 1.7/2.1 GHz (AWS), en 1.9 GHz (PCS) y en los 2.5 GHz.

La licitación IFT-10, que ofrecía 41 bloques de diversas bandas a concurso, tuvo el objetivo de ampliar la cobertura hacia nuevas localidades del país, ubicadas principalmente en el sureste y para que más mexicanos tengan conectividad, así como aumentar la calidad de estos servicios en las áreas ya cubiertas.

El IFT concursaba entonces 38 bloques en la banda de 800 MHz, divididos entre un gran bloque regional ubicado sobre los estados del norte de México y otros 37 bloques repartidos entre estados y municipios del resto del país, aquí a través de las llamadas Áreas Básicas de Servicio (ABS) que se crearon en tiempos de la extinta Cofetel. 

Después se encuentran los bloques nacionales, de 10 MHz cada uno, en las bandas de PCS y AWS; y posteriormente, diversos segmentos de 60 MHz que pertenecen a la banda de los 2.5 Gigahercios que cubren áreas geográficas más definidas en alrededor de 23 estados de la República.

El IFT ha platicado que para impulsar la conectividad en localidades que todavía no cuentan con servicios móviles, se establecieron entonces obligaciones de cobertura para los bloques que corresponden a las bandas AWS, PCS, 2.5 GHz y en la mayoría de los bloques de la banda de 800 MHz ubicados en las regiones celulares 5 a 9, esto conforme México ha quedado dividido en materia de telecomunicaciones.

Ahora, para el cierre del 2021 y comienzos del 2022 se advierte la nueva licitación de bandas y primera oficialmente para servicios 5G. 

Se trata de frecuencias en los 600 MHz (el segundo dividendo digital) y de los 3500 MHZ (3.5 GHz).

La primera se compone de un paquete de 70 MHz de frecuencias para concursar y la otra ofertaría hasta 150 MHz de señales, también para 5G.

 

 

Periodista de negocios para El Economista, con especialidad en telecomunicaciones e infraestructura. Es licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM, con estudios posteriores en el ITESM Campus Ciudad de México, el ITAM y la Universidad Panamericana. Fue colaborador en Grupo Radio Centro, Televisa, El Financiero y Alto Nivel, entre otros. Ha sido moderador en los congresos internacionales de Futurecom y NexTV Latam; y también citado en el “Estudio sobre telecomunicaciones y radiodifusión en México, 2017” de la OCDE, y en distintos informes sobre espectro radioeléctrico de la GSMA y de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (Asiet).

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