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Covid, inflación y política acorralan demanda interna

Contagios, menor poder adquisitivo e incertidumbre por las políticas poco ortodoxas de la 4T confluyeron en una caída de 1.8% del gasto en capital físico y de 0.8% en el gasto de las familias.

El repunte de los contagios de Covid-19, de la inflación y la incertidumbre política lastraron la demanda doméstica en junio pasado, según se vio a través del efecto en sus dos principales componentes: el consumo privado y la inversión fija.

El consumo de las familias descendió 0.8% a tasa mensual desestacionalizada, con lo que puso fin a una racha de tres meses de alzas, afectado principalmente por la caída en el consumo de bienes nacionales (-2%) e importados (-0.9%), que no pudo ser compensada por el alza en el consumo de servicios (+0.7%), de acuerdo con datos reportados ayer por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

“Lo anterior pone en evidencia la desaceleración en la recuperación de la demanda interna, ante la nueva ola de contagios”, destacó el Banco Base en un análisis.

En su comparación anual, la variable fue 19.1% mayor respecto de junio del 2020, sin embargo, es 4.3% menor con relación al mismo mes del 2019, previo a la pandemia, cuando en mayo, la baja bianual había sido de 2.5 por ciento.

“Pensamos que también hay un impacto importante del deterioro en torno a la pandemia, con los casos diarios comenzando a acelerarse y con algunas restricciones hacia finales del periodo”, consideró Juan Carlos Alderete, director de Análisis Económico del Grupo Financiero Banorte.

Otro factor que frenó la reactivación del consumo fue la inflación, que en junio tuvo su mayor avance del trimestre, con un crecimiento mensual de 0.53 (versus 0.2% de mayo y 0.33% de abril), lo que la ubicó en 5.88% interanual.

Se trató del cuarto mes consecutivo en el que la medición de incremento de precios se ubicó por fuera del rango de objetivo de inflación del Banco de México (3% más/menos 1 por ciento).

“Seguimos preocupados por el efecto adverso derivado del alza en precios, incluso a pesar de la entrada en vigor de precios máximos para el gas LP”, afirmó Juan Carlos Alderete.

Inversión fija, presionada

Paralelamente, la inversión fija bruta retrocedió 1.8% en el sexto mes del año en lo que fue su mayor retroceso mensual desde septiembre del 2020.

A su interior, mostró caídas en cinco de sus seis componentes, siendo la mayor la de inversión en construcción residencial (-4.4%), seguida de inversión en equipo de transporte nacional (-3%) e inversión en construcción no residencial (-2.8 por ciento).

En su comparación anual, el indicador global fue 16.9% mayor al de junio del año pasado, pero 11.4% inferior al del mismo mes del 2019. Durante el primer semestre, la ganancia acumulada es de 11.1%, pero en la comparación bianual, la caída es de 12.2 por ciento.

“El dato revela que la inversión ha seguido enfrentándose a un ambiente adverso en el que la incertidumbre política, económica y sanitaria se perfilan como las principales barreras para su crecimiento”, comentó Marcos Arias, analista de Grupo Financiero Monex.

De acuerdo con el Banco Base, hacia adelante se espera que la inversión permanezca débil tanto por la incertidumbre derivada de la pandemia global, que a pesar de un avance significativo en la vacunación aún sigue siendo el mayor riesgo para el crecimiento económico, así como por la incertidumbre política-económica interna.

“Respecto a esto último, los especialistas del sector privado coinciden en que este es uno de los principales factores que frenan el crecimiento económico de México (según la última encuesta del Banco de México), pues el estado de derecho se ha vuelto más vulnerable ante las nuevas políticas no ortodoxas del gobierno”.

octavio.amador@eleconomista.mx

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