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Empresas deben reinventarse ante retos ecológicos

Los especialistas coincidieron en que el sector empresarial no puede darse el lujo de desatender el llamado y tendrá que adoptar medidas mitigantes por competitividad e incluso por gestión reputacional.

Recientemente en París, Francia, 195 países marcaron la trayectoria para intentar mantener el aumento de la temperatura en este siglo muy por debajo de los 2 grados centígrados, una meta que requiere compromisos precisos, sectorizados con la participación de los empresarios, quienes deberán asumir un enfoque proactivo hacia el carbono.

Las medidas para frenar el avance de las emisiones de gases de efecto invernadero constituyen un gran desafío para las empresas, pues deben identificar cuál será su nuevo reto, que puede ser desde generación de información en cuanto a CO2, metas de reducción, innovación y desarrollo, entre otros, de acuerdo con Jesús González, socio líder de Asesoría en Sostenibilidad, Gestión de Riesgos y Gobierno Corporativo de KPMG en México.

Unos tendrán que adoptar medidas mitigantes por obligación regulatoria, otros por competitividad (ahorros) y otros por gestión reputacional.

El acuerdo universal, discutido y aprobado en la ciudad francesa durante la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP21), tiene por objetivo principal mantener el aumento de la temperatura en el siglo XXI, muy por debajo de los 2 grados centígrados, e impulsar los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura incluso más, por debajo de 1.5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales.

Por ley, México tiene la meta de reducir 25% las emisiones de gases de efecto invernadero en el 2030, manteniendo los niveles de producción e incorporando metodologías que minimicen la generación de dióxido de carbono.

Para lograrlo, la Ley General de Cambio Climático obliga a las empresas que generan más de 25,000 toneladas de CO2 a realizar un inventario de sus emisiones de gases de efecto invernadero y, posteriormente, a subirlo al Registro Nacional de Emisiones (Rene). Esta norma contempla una serie de multas y sanciones para las organizaciones que no se apeguen a sus obligaciones.

Jesús González observa que las empresas deberían asumir un enfoque proactivo hacia el carbono y el cambio climático a nivel directivo, desde la estrategia y en su operación.

En la esfera estratégica sugiere implementar un escenario en el que se planee comprender de qué manera es posible que los compromisos de reducción de CO2 a nivel nacional afecten el negocio en forma de regulación, multas e incentivos.

En los casos donde todavía no esté regulado el precio del carbono, anticipar el impacto al constituir un precio interno en la planeación y administración de riesgos. Asimismo, comprender de qué manera pueden afectar los efectos del cambio climático a las futuras ganancias y valor de los accionistas, así como darles garantías a los accionistas de que su negocio esté bien preparado para florecer en un mundo de 2° C .

Sugiere asimismo investigar oportunidades para emitir bonos verdes que incrementen el capital de inversión en la reducción de carbono.

Desde el plano operativo, el socio estratégico de KPMG México propone a las empresas garantizar que el negocio comprenda y esté preparado para los posibles efectos del cambio climático en la cadena de suministro.

Es importante para el especialista que las corporaciones garanticen que estén vigentes los sistemas y procesos correctos para afrontar los rigurosos requisitos de emisión de informes sobre carbono. Proteger a marca y reputación desarrollando y comunicando una postura clara y consistente acerca del cambio climático, así como también demostrando lo que se está haciendo para reducir las emisiones.

Asimismo es trascendente que las empresas comprendan cómo pueden afectar a su organización los compromisos de reducción de carbono hechos por las naciones en las que se opera y que identifiquen posibles ahorros derivados de una gestión de energía renovable, que ayuda a reducir combustibles fósiles, generando ahorros y beneficios al medio ambiente.

Existen grandes retos y nuevos riesgos, pero también nuevas oportunidades. Aquellos que comprendan el nuevo esquema de operación empresarial/regulatorio tendrán mejor oportunidad de aprovechar y permanecer en este innovador, retador y dinámico ambiente de negocio local y global , concluye Jesús González.

En entrevista, el director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental ?(Cemda), Gustavo Alanís, indicó que lastimosamente , el acuerdo no prevé sanciones para aquellos países que no cumplan con las metas adoptadas.

Al ser compromisos voluntarios, alegó, aún queda largo camino por recorrer. Países como México, que son altamente vulnerables a los efectos del cambio climático, no pueden darse el lujo de ?desatender el llamado.

El titular de la Secretaría de Medio ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Rafael Pacchiano, reiteradamente advierte que las pérdidas por fenómenos relacionados al cambio climático llegar a representar del orden de 6 a 7% del Producto Interno Bruto (PIB) y las acciones que puede tomar el gobierno para combatirlo se colocan en 4 por ciento.

A decir del experto en derecho ambiental, Gustavo Alanís, la responsabilidad de mitigar los gases efecto invernadero es compartida y demanda compromisos sectorizados a nivel personal, social y corporativo.

También es deber del gobierno promover la participación corresponsable de la sociedad en su conjunto, que implica a empresarios, sociedad civil organizada, científicos, académicos, etcétera. Ellos demandan tener una hoja de ruta que marque claramente las acciones a realizar, así como los tiempos y plazos para reducir las emisiones de carbono.

ana.langner@eleconomista.mx

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