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Huracanes y terremoto tiran 15.7% los bonos de catástrofe
La última semana ha sido intensa en desastres naturales. Al huracán Harvey, que castigó al estado de Texas, le siguieron Irma, José y Katia y por si fuera poco, México ha sufrido el mayor terremoto del país en 85 años.
La última semana ha sido intensa en desastres naturales. Al huracán Harvey, que castigó al estado de Texas, le siguieron el Irma, que después de recorrer el Caribe ha asolado Florida, el José y el Katia. Por si fuera poco, México ha sufrido un terremoto de 8.2 grados, el mayor del país en 85 años, al que han seguido más de 700 réplicas.
La conjunción de todos estos siniestros ha provocado la mayor caída de la historia del índice de los bonos catástrofe, el Swiss Re Cat Bond Total Return, que se desplomó el pasado viernes un 15.7 por ciento.
Las catástrofes naturales suponen grandes desembolsos para las aseguradoras, por lo que han desarrollado unos instrumentos, denominados bonos catástrofe, que ofrecen una elevada rentabilidad mientras no se produzca una catástrofe prefijada dentro de un periodo de tiempo.
El mercado de bonos catástrofe mueve unos 90,000 millones de dólares (unos 75,000 millones de euros) y prácticamente la mitad de las emisiones están relacionadas con riesgos en Florida. Estos productos se desarrollaron a mediados de los noventa, después de que el huracán Andrew azotara en 1992 la costa de Florida, destruyera bienes asegurados por valor de 15,500 millones de dólares (de un total de pérdidas de unos 30,000 millones) y se llevara consigo 11 aseguradoras.
En cuanto a los riesgos que cubren, los hay genéricos, vinculados a distintas catástrofes internacionales, pero también mucho más específicos. En este sentido hay emisiones que cubren tifones en Japón, terremotos en Europa o catástrofes en el estado de Texas o Massachusetts. Si el desastre natural no se produce, el bonista cobra el cupón, que puede llegar a superar el 12%, aunque la mayoría se encuentran entre el 2% y el 8 por ciento.
Por el contrario, si tiene lugar el desastre, el inversor pierde parte o incluso toda su inversión, ya que, en función de su magnitud, el capital pasa parcial o totalmente a la compañía de seguros, que sirve para pagar las indemnizaciones.
Rentabilidades anuales positivas desde 2003
El mercado de bonos había superado el huracán Harvey sin grandes pérdidas. De hecho, el índice de global de bonos catástrofe que puso en marcha Swiss Re en enero del 2002 se ha mantenido muy estable y ha dado rentabilidades positivas todos los años desde el 2003. Y eso que desde entonces se han producido desastres naturales de la envergadura de los huracanes Katrina, Ike o Sandy y el terremoto y posterior tsunami de Japón.
Aunque las pérdidas suelen ser menos frecuentes que en otro tipo de activos, cuando se producen pueden ser muy elevadas. Por ejemplo, el terremoto de México de la semana pasada podría provocar la pérdida total del mayor bono catástrofe emitido por el Banco Mundial (360 millones de dólares), en representación de México, según un comunicado de la gestora suiza Plenum Investments, recogido por Bloomberg.
Julius Baer estima que los últimos desastres podrían causar una pérdida temporal del 25% del valor de una cartera típica de estos bonos, y que, bien gestionada, podría recuperarse en dos o tres años. En este sentido, el banco privado suizo recomienda una adecuada diversificación.
El inversor particular puede acceder a estos productos a través de fondos de inversión, que en algunos casos, además de en bonos catástrofe, también invierten en otros seguros vinculados a valores negociables (ILS, por sus siglas en inglés) e, incluso, en transacciones privadas entre reaseguradoras e inversores individuales no cotizadas. Entre sus ventajas, los expertos destacan que estos bonos no están correlacionadas con factores macroeconómicos ni con otros mercados.
Entre las gestoras que cuentan con fondos de bonos catástrofe registrados en España se encuentran Schroders, GAM, AXA Investment Managers y Lombard Odier Funds.
erp